Crítica a la Metafísica Occidental
Friedrich Nietzsche realizó una dura crítica a la metafísica occidental porque esta suponía que el verdadero ser es inmóvil, y que el movimiento y el cambio son solo apariencias. El cristianismo, según Nietzsche, inventó, al igual que Platón, una realidad inmutable. La religión cristiana sostiene que el verdadero ser es Dios, que no puede cambiar porque, de lo contrario, no sería perfecto. Respecto al “yo pienso”, Nietzsche afirmó que el yo es una construcción del pensamiento y no hay nada inmutable que sea causa del pensar. Defendió la postura de Heráclito: la realidad es devenir, cambio, movilidad. A su juicio, todo lo estático, inmutable o inamovible no es ser, sino no ser, es decir, nada.
La metafísica se había fundamentado en la antítesis realidad-apariencia, pero para Nietzsche no existe tal contraposición porque la apariencia lo es todo. Negó la realidad de la “cosa en sí” porque solo existen los fenómenos, es decir, las apariencias. Nietzsche se pregunta por qué los filósofos han elaborado tantas teorías para distinguir entre realidad y apariencia y responde que es porque se han dejado guiar por el instinto de supervivencia y por el resentimiento. Respecto al instinto de supervivencia, los seres humanos han empleado el intelecto, que es un recurso para adaptarse a un medio ambiente adverso. Respecto al resentimiento, los individuos, al no poder soportar la idea de un mundo en perpetuo cambio donde nada se conoce verdaderamente, han inventado estas distinciones.
Crítica a la Teoría del Conocimiento
Nietzsche también realizó una crítica a la teoría del conocimiento occidental. El ser humano cree ver en el concepto una verdad universal e inmutable, pero según Nietzsche, la verdad universal no es más que una creación ilusoria del lenguaje, una mentira con la que designamos las cosas de una forma uniforme y válida para todos. Las palabras son metáforas que expresan las intuiciones que tenemos de las cosas individuales. Sin embargo, las generalizaciones conceptuales pretenden significar unitariamente una multiplicidad de objetos. Según Nietzsche, no existen verdades absolutas e inmutables y nuestro conocimiento ha de limitarse a las metáforas originales. Inauguró el perspectivismo, ya que sostuvo que cada uno interpreta lo que percibe desde perspectivas diferentes.
El Lenguaje y la Crítica a la Ciencia Positiva
Nietzsche afirmó que el lenguaje surge del deseo de los seres humanos de vivir en sociedad y en paz; es un instrumento al servicio de la sociedad y del poder político que la sustenta. Distinguió entre el hombre racional, que se aferra a los conceptos para salvarse, y el hombre intuitivo, que solo utiliza las metáforas originales.
Respecto a la crítica a la ciencia positiva, Nietzsche sostuvo que las verdades científicas se oponen a otras verdades vitales, que no coinciden con los conceptos sino con las intuiciones. Criticó esta creencia porque reducía lo real a explicaciones matemáticas. Si la verdad consiste únicamente en aspectos cuantitativos, el ser humano también podría reducirse a cantidades y podría llegar a expresarse en una fórmula. Nietzsche afirmó que solo conocemos las leyes de la naturaleza por sus efectos, pero no sabemos en qué consisten. Por otro lado, consideró que las ciencias se habían puesto al servicio del poder político, como instrumento para la dominación y control de los individuos.
La Moral Nietzscheana
Respecto al tema de la moral, Nietzsche se pregunta por el sentido y significado de la moral. Para él, es un saber mediante el que se juzga sobre el bien y el mal, pero ¿qué es el bien y qué es el mal? Si se considera su origen histórico, cuando el ser humano comenzó a vivir dentro de una organización social, el fuerte y poderoso era el “bueno”, mientras que el plebeyo y débil era el “malo”. Si consideramos el origen etimológico de estas palabras, “bueno” significa noble y fuerte, mientras que “malo” significa vulgar y cobarde.
Además, Nietzsche distinguió dos morales, opuestas e irreconciliables:
- La moral de los señores: Es la de los hombres superiores y poderosos que aman la vida.
- La moral de los esclavos: Es la de los débiles y oprimidos, resentidos contra los señores y contra la vida.
La Historia de la Moral y la Muerte de Dios
Para Nietzsche, a lo largo de la historia, puede observarse la lucha entre las dos morales. Al comienzo de la organización social solo existía la moral de los señores; con la llegada de Sócrates y Platón, surgió la moral de los hombres débiles y resentidos, que se alzó con la victoria. Ya en la época moderna, Kant promovió la moral de los plebeyos, a quien Nietzsche calificó de “cristiano alevoso” porque juzgó que su ética del deber era una prolongación encubierta de la moral cristiana. Las dos razas morales, según el filósofo, seguían mezcladas en la sociedad de su tiempo. Aseguró, además, que el triunfo de los plebeyos no era definitivo, ya que se anunciaba la aparición de un hombre superior, el Superhombre, que devolvería a la moral sus valores originarios.
Nietzsche situó el origen de la religión en el miedo, la angustia y la necesidad del ser humano, derivadas de su incapacidad para afrontar solo su destino.
La Muerte de Dios
Respecto al tema de Dios, una de las tesis centrales del pensamiento de Nietzsche es su muerte, que consideró condición indispensable para la eliminación del ser inmutable, las verdades objetivas y la moral de los esclavos. Para Nietzsche, la idea de Dios es solo una palabra. Afirmó que lo más grave era que los hombres débiles habían tomado a Dios como excusa para imponer a todos una moral de condiciones y prohibiciones. Para el filósofo, Dios es una amenaza contra la vida porque hace que los seres humanos crean en otras vidas y rehúyan esta, que es la única real.
Las negaciones de Dios hasta el momento han sido inútiles porque en ellas la idea de un ser superior ha sido sustituida por otros conceptos ilusorios.
El Nihilismo
Nietzsche consideró que la cultura occidental había inventado a Dios para dar un sentido a la vida, pero en la civilización occidental moderna, este había dejado de cumplir su función y se imponía el nihilismo, es decir, la ausencia de valores. Este nihilismo tenía un aspecto negativo.
Nihilismo Negativo y Positivo
El nihilismo negativo dirigía al hombre moderno a la pasividad, a la aceptación pesimista de la ausencia de valores y a la falta de sentido de la existencia. Nietzsche nunca admitió este nihilismo porque conducía a la desesperación, pero él nunca quedó libre del pesimismo. También el nihilismo tenía un aspecto positivo, ya que la eliminación de Dios y de todas las invenciones de la cultura occidental despejaba el camino hacia el futuro. Con todo esto, podría surgir el hombre superior.
La Voluntad de Poder
Tras la negación de Dios, Nietzsche estableció que la voluntad de poder es ese principio unificador e inmanente del mundo que nos permite interpretarlo. Distinguió entre la voluntad de existir y la voluntad de poder. La primera es el mero instinto de conservación, y la otra es el impulso para superar todo obstáculo. Para Nietzsche, el ser humano no posee una voluntad libre, sino una voluntad fuerte o débil. El concepto de libertad ha de ser evitado porque ha sido el fundamento de la moral de los esclavos.
El Eterno Retorno y el Superhombre
La idea de eterno retorno se refiere a que la vida se repetirá innumerables veces. Esta doctrina le sirvió a Nietzsche para explicar el anhelo de eternidad que el ser humano encuentra en su interior. Eliminada la fe en Dios, solo queda creer en el eterno retorno. A pesar de los intentos de demostrar la existencia del eterno retorno, se terminó convirtiendo en dogma religioso.
Nietzsche propuso la figura del hombre intuitivo y terrenal como un paso previo. Solo este tipo de hombre es capaz de librarse de las ataduras culturales y sociales para promover la afirmación de la vida en el eterno retorno, aunque su misión principal es la crítica a la cultura occidental, en la que el ser humano ha evolucionado a peor, y no la plenitud final.
Para el advenimiento del Superhombre se han de suceder tres transformaciones del espíritu:
- Transformación en camello: El hombre muestra su fuerza cogiendo pesadas cargas.
- Transformación en león: El hombre se rebela contra la carga y contra su amo.
- Transformación en niño: Simboliza un nuevo comienzo, la inocencia y la creación de valores.
Nietzsche presentó el Superhombre como el modelo de la humanidad futura, superando los errores del pasado.