La filosofía de Jürgen Habermas y Friedrich Nietzsche

Jürgen Habermas

Jürgen Habermas es un filósofo y sociólogo alemán reconocido en todo el mundo por sus trabajos en filosofía política, ética y teoría del derecho. Estudió filosofía, historia, psicología, literatura alemana y economía en las universidades de Gotinga, Zürich y Bonn. Entre sus compañeros de estudios, trabó amistad con Karl-Otto Apel, una fructífera relación intelectual que se mantuvo hasta la muerte de este.

Primeros trabajos

En 1953 publicó su primer artículo, una recensión crítica de la obra de Heidegger Introducción a la metafísica, que tituló significativamente «Pensar con Heidegger contra Heidegger», artículo en el que critica a Heidegger por su postura frente al nacionalsocialismo.

Trayectoria académica

De 1954 a 1959 fue ayudante y colaborador de Adorno en la Escuela de Fráncfort. Entre 1964 y 1971 ejerció como catedrático en la Universidad de Fráncfort, convirtiéndose en uno de los principales representantes de la segunda generación de la Escuela y de la Teoría Crítica. En 1968 publicó Conocimiento e interés, libro que le concedió una enorme proyección internacional.

Reconocimientos

En 1986, recibió el Premio Gottfried Wilhelm Leibniz. En 2001 obtuvo el Premio de la Paz que conceden los libreros alemanes y en 2003, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

Principales obras

Entre sus principales obras destacan Historia y crítica de la opinión pública (1962), La lógica de las ciencias sociales (1967), Conocimiento e interés (1968), Ciencia y técnica como ideología (1968), Teoría de la acción comunicativa (1981), Conciencia moral y acción comunicativa (1983) y El discurso filosófico de la modernidad (1985).

Friedrich Nietzsche

Dice Nietzsche en su autobiografía intelectual, Ecce Homo, que quien quiera ser un gran constructor, antes ha de ser un gran destructor y que, para realizar el mayor bien, es necesario realizar el mayor mal. Y estas son las dos caras de su pensamiento intempestivo; la de una parte de su filosofía que incondicionalmente dice “sí” y, de otro lado, aquella que enérgica y demoledoramente dice “no”.

La crítica a la metafísica occidental

Para el autor es entonces indispensable pasar a desenmascarar y destruir toda la tradición metafísica occidental. Una tradición metafísica que Nietzsche dinamita reduciéndola a fábula; la fábula (ilusoria) de un “mundo verdadero” que pasa por ser el error más largo de la humanidad.

El superhombre

El superhombre, por tanto, posee la inocencia de un niño; está más allá del bien y del mal, es «el primer hombre» -un nuevo comienzo en el eterno retorno-, posee el poder de crear valores, vive fiel a la tierra. En resumen, el superhombre no es sino la encarnación de todo el mensaje de Nietzsche. No. es un personaje terrible: es un niño

La muerte de Dios

Así pues, hay que acabar con Dios, con el Crucificado, pues este es el punto arquimédico sobre el que se apoya, legitima y justifica todo el orden metafísico sobre el que se mece una civilización occidental decadente y carcomida por el nihilismo.

La Ilustración y el Positivismo

La idolatría de la Razón en la Ilustración dieciochesca se exacerba en el siglo siguiente con el dominio y omnipresencia de la ciencia. Es el gran siglo del Positivismo, la corriente teórica creada por A. Comte y que, por extensión, da nombre al gran siglo de la ciencia.

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