Introducción a la Filosofía de José Ortega y Gasset
El filósofo José Ortega y Gasset (1883-1955) fue una de las figuras más influyentes en la primera mitad del siglo XX, especialmente en España, su país natal. Su vasta obra aborda una diversidad de asuntos a través de teorías fundamentales como el raciovitalismo y el perspectivismo, empleando un estilo cautivador e ingenioso.
- El raciovitalismo funda el conocimiento en la vida y en el individuo como un todo, influenciado por el historicismo.
- El perspectivismo postula que cada punto de vista es una verdad, aunque parcial, y que estas perspectivas necesitan complementarse entre sí para alcanzar una comprensión más completa de la realidad.
Ortega fue un gran divulgador de la cultura, interesado en los temas más candentes y novedosos de su época. Su preocupación por la política, en el contexto del “problema de España”, lo llevó a identificar una falta de técnica (propia de la Revolución Industrial) y de raciovitalismo. Esta inquietud lo impulsó a participar activamente en la política y a fundar su propio instituto, donde impartió clases.
La Filosofía de la Técnica en Ortega y Gasset
La Técnica: Fundamento de la Existencia Humana
Uno de los temas centrales en la obra de Ortega es el saber técnico y sus aplicaciones. Ortega muestra una profunda preocupación por el hecho de que, históricamente, se haya prestado atención casi exclusivamente a la teoría, relegando la técnica. Denuncia su falta de integración en la universidad, donde la ciencia se había convertido en una serie de abstracciones matemáticas, aparentemente desvinculadas de la práctica.
Para Ortega, la técnica es eminentemente práctica y fundamental: “Sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido nunca”. Entender la técnica es, por tanto, comprendernos a nosotros mismos. Aboga por una reflexión universitaria sobre lo que la técnica representa antropológica, sociológica o éticamente. En su visión, la técnica moderna es la raíz del principal problema del hombre contemporáneo: la desorientación y la pérdida de sentido de la vida, derivadas de la sobreabundancia. Esta situación puede llevar al olvido del esfuerzo, un concepto que conecta con su idea de la rebelión de las masas. En el pasado, las personas se esforzaban por superar las limitaciones; hoy en día, la técnica moderna puede distanciarnos tanto de la realidad que olvidamos nuestra vulnerabilidad y el costo de los progresos diarios. Para evitar esta desorientación, la técnica debe ir acompañada de la ciencia.
En resumen, para Ortega, la técnica, aunque infravalorada en el pasado, es hoy indispensable en nuestra vida diaria y en la ciencia. Proporciona al hombre lo que necesita en su búsqueda del bienestar y le permite ahorrar esfuerzo.
Ventajas y Limitaciones de la Técnica
Como se ha mencionado, la técnica permite la existencia del hombre y lo ha liberado de sus limitaciones naturales. Sus ventajas son múltiples: libera al hombre de su estado natural, otorgándole tiempo libre. En la filosofía de Ortega, este tiempo libre es crucial para el raciovitalismo, ya que el sentido de la vida reside en la creación de un proyecto de vida personal. A diferencia de la visión de Marx, que define al hombre por su producción, Ortega enfatiza la realización personal y la capacidad de modificar el entorno, diseñando nuevos inventos y explorando opciones.
A pesar de su aparente infinitud, la técnica tiene limitaciones impuestas por los propios humanos, ya sean históricas, físicas o morales.
Evolución Histórica de la Técnica
Ortega presenta una evolución de la técnica a través de tres fases principales:
- Técnica del azar: Corresponde a los pueblos primitivos, donde el hombre aún no era consciente del poder de la mente y los descubrimientos eran fruto de la casualidad.
- Técnica del artesano: Aquí, aunque no hay una conciencia total del poder de la técnica, se reconocen habilidades especiales. Sin embargo, aún existen limitaciones humanas que impiden un avance significativo.
- Técnica del técnico: En esta fase, el hombre deja de ser el protagonista y se convierte en un engranaje más del proceso. La técnica supera al humano, quien ya no puede vivir sin ella. Gracias a la tecnología, la técnica parece no tener límites.
Para Ortega, el tecnicismo es la conciencia del ser humano de poder alcanzar un logro técnico aún inexistente. Este tecnicismo moderno difiere del antiguo, que carecía de método. El moderno surge simultáneamente con la física, y tanto Galileo en la física como Ortega en la filosofía vislumbraron el mismo método: el análisis, la formulación de una hipótesis y su posterior corroboración.
La “Pre-cosa” y el Origen de la Técnica
Ortega relaciona la comprensión de las cosas con la técnica. Para entender algo, es necesario conocer su origen y las condiciones que lo hicieron posible; a esto lo denomina la “pre-cosa” (su esencia oculta), a la que se accede “deshaciendo la cosa”. Este método, similar al genealógico de Nietzsche, se aplica a la técnica para investigar su origen y evolución.
Mediante este enfoque, Ortega llega a dos conclusiones clave:
- La “pre-cosa” de la técnica es su capacidad, ya que puede no manifestarse.
- El ejercicio de esta capacidad es la técnica misma, pues el ser humano siempre ha poseído inteligencia, pero solo la ha aplicado cuando ha sido necesaria.
Esta imaginación creadora (pre-técnica) es lo que distingue al ser humano del animal. La técnica, en la filosofía de Ortega, es un concepto de vital importancia, intrínsecamente ligado al sentido de la vida del hombre y a su libertad.
El Ser Humano, la Naturaleza y la Libertad
La Naturaleza Humana y la Circunstancia
Para Ortega, el ser humano es especial: procede de la naturaleza y no puede vivir sin ella, pero al mismo tiempo la trasciende, creando una sobrenaturaleza. A diferencia de otros filósofos, Ortega concibe al hombre como un ser libre por su capacidad de decisión, y en esa libertad reside la esencia misma de la vida.
El ser humano posee una naturaleza, pero también libertad, lo que le impide estar completamente sometido a ella. Esta dualidad es lo que lo define como humano. Ortega se distancia del vitalismo irracionalista de Nietzsche (que ve la razón como un impulso involuntario y la vida como una lucha biológica), del realismo (que postula una realidad radical independiente del hombre) y del idealismo (que sitúa la realidad radical en el sujeto y sus ideas).
El hombre, influenciado por Husserl, es autoconsciente (la conciencia existe por los objetos exteriores y viceversa) y, por ello, actúa guiado por un proyecto racionalmente elegido. Este proyecto lo sitúa por encima de la naturaleza y sus necesidades, lo que Ortega denomina raciovitalismo.
Ampliando el entorno natural de los animales (influencia de Uexküll), el ser humano posee un mundo (influencia de Scheller, que marcó la diferencia entre ambas circunstancias). Es capaz de ir en contra de su naturaleza y superarla, creando un mundo artificial a través de la técnica, por ejemplo, mediante el uso de máquinas. Aunque el hombre no puede escapar de su biología, su inteligencia le permite transformar estas obligaciones biológicas en algo más que una simple realidad natural, dando origen a la cultura, la sociología y la historia.
Así, para Ortega, la naturaleza es la realidad natural en la que el hombre vive, una circunstancia. Pero también son circunstancia la historia, la cultura, etc. Esto es lo que diferencia al humano del animal, como lo expresa la célebre frase: “El hombre no tiene naturaleza, tiene historia” (influencia del historicismo). Cada circunstancia ofrece facilidades al hombre, pero este no es conformista y crea nuevas formas de situarse: “a mayor sea la dificultad, más creativo es el hombre”.
El Proyecto de Vida, el Ocio y la Ética de la Autenticidad
Pero el hombre es un animal especial que no solo busca el “estar”, sino el bienestar. Para esto, la técnica le proporciona objetos imprescindibles que le pueden ahorrar esfuerzos. Esto se observa incluso en cosas elementales como comer: el hombre puede someterse a dietas solo por obtener objetivos que, en apariencia, podrían considerarse banales. La técnica le otorga tiempo libre, en el cual se plantea su proyecto de vida. Aquí se aplica la ética de la autenticidad, que sostiene que la vida consiste en elegir lo que queremos ser y llevarlo a cabo, lo que nos convierte en personas auténticas y, por lo tanto, morales. Las diferencias entre los hombres son fruto de sus distintos proyectos de vida, que se realizan en este tiempo libre, al que Ortega denomina ocio. En el ocio, con la creatividad, el mundo es visto como materia prima y posible máquina.
Estilos Vitales y el Perspectivismo
Ortega identifica dos programas vitales principales:
- El estilo bodhisattva: Busca vivir lo menos posible, y sus necesidades se centran en unirse con la naturaleza. Por ello, no sienten la necesidad de emplear la técnica, aunque posean la inteligencia para ello.
- El estilo gentleman: Sí utiliza la técnica, ya que tiene necesidades más materiales.
Todo esto se enmarca en el concepto de perspectiva, que Ortega describe como “El raro misterio del ser del hombre”. El perspectivismo indica que cada perspectiva es una verdad, pero incompleta, lo que subraya la necesidad de vivir en colectivo para compartir y complementar las diferentes visiones.
Conclusión
En resumen, la filosofía de Ortega y Gasset nos invita a comprender al ser humano como un ente en constante construcción, cuya existencia está intrínsecamente ligada a la técnica y a la libertad de forjar su propio destino. La técnica, lejos de ser un mero instrumento, es el motor que libera al hombre de sus ataduras naturales, proporcionándole el tiempo y los medios para concebir y ejecutar su proyecto de vida. Este proceso, enmarcado en la circunstancia y enriquecido por el perspectivismo, revela la singularidad del hombre como un ser histórico y autoconsciente, capaz de trascender su biología para crear cultura y sentido.