Inteligencia Emocional y Ética: Claves y Teorías

La inteligencia emocional

El estudio de la ética recibió nuevas aportaciones desde la teoría de las inteligencias múltiples, enunciada por Howard Gardner.

La teoría clásica sobre la inteligencia había considerado que la inteligencia era una habilidad general que servía para resolver con eficacia toda clase de problemas. Sin embargo, según Gardner, la inteligencia no es una capacidad homogénea, como la fuerza física, sino que está compuesta por 7 habilidades semiautónomas, que actúan coordinadamente en todos los individuos. Ahora bien, las circunstancias sociales y culturales hacen que cada sujeto desarrolle unas habilidades más que otras.

Las siete clases de inteligencia:

  • Lingüística: Relacionada con nuestra capacidad verbal, con el lenguaje y las palabras.
  • Lógico-matemático: Tiene que ver con el desarrollo abstracto, con la precisión y la organización a través de pautas o consecuencias.
  • Espacial: Capacidad para integrar pensamientos, percibirlos y ordenarlos en el espacio.
  • Musical: Relacionada con las habilidades musicales y ritmos.
  • Kinestésica: Abarca todo lo relacionado con el movimiento corporal y los reflejos.
  • Interpersonal: Capacidad de relacionarse y comunicarse con otras personas.
  • Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo, y a procesos relacionados como la autoconfianza y la motivación.

Las inteligencias interpersonal e intrapersonal están relacionadas con la adquisición de la conciencia moral, puesto que atañen a las relaciones con los demás y al examen introspectivo de nuestros pensamientos.

Con la expresión ‘inteligencia emocional’ se designa la capacidad del ser humano para entender, controlar y modificar los estados emocionales, tanto en la propia persona como en la persona ajena.

Claves: CONCIENCIA, EMPATÍA, MOTIVACIÓN, PERSEVERANCIA, CONTROL DE LOS SENTIMIENTOS Y HABILIDAD SOCIAL

La inteligencia emocional permite controlar las emociones para resolver los conflictos de forma pacífica y fomenta la comprensión de los comportamientos ajenos.

Algunas teorías éticas

Una teoría ética es una teoría filosófica que intenta fundamentar la moral, es decir, justifica su validez y legitimidad. Como toda moral consiste en una serie de preceptos o normas y una serie de valores, la teoría ética deberá justificar precisamente estas normas y valores. Las primeras teorías éticas se pueden agrupar según consideren que la fundamentación de las normas y valores morales o según prioricen la garantía de una situación de igualdad o imparcialidad (justicia).

El origen occidental de ética

Los sofistas en sus múltiples viajes habían contemplado que en ocasiones lo que en una polis estaba bien considerado en otra era muy mal visto, de modo que identificaron la moral como una simple convención. Como consecuencia de ello, negaron la existencia de principios morales con validez universal, pues cada sociedad establecía sus convenciones morales según sus intereses económicos, políticos, culturales… Y estos eran distintos en diferentes lugares.

Entre los sofistas destacó PROTAGORAS DE ABDERA, su esencia fue interpretada como expresión de un pensamiento relativista: igual que es el hombre que considera que es dulce o amargo, grande o pequeño, en función de lo que a él le parecen las cosas, de la misma manera es también el hombre quien establece qué es justo o qué es bueno.

Intelectualismo socrático

En oposición al relativismo encontramos a SÓCRATES, quien presenta la primera teoría ética que defiende la existencia de valores objetivos y universales. Sócrates mantuvo que el objetivo de la filosofía era la búsqueda de las verdaderas definiciones de los conceptos éticos. Estaba convencido de que era capaz de escuchar su propia conciencia interior, dejando a un lado sus intereses egoístas particulares, entonces podría progresar en su conocimiento de aquello que es realmente justo y bueno.

Además, según Sócrates, si una persona quiere completa comprensión acerca del bien, ello tendrá como consecuencia que actúe bien. Así, el conocimiento del bien conlleva su práctica, pues uno descubre que hacer el bien es lo mejor tanto para sí mismo como para los demás. Es por esta razón que Sócrates afirmará que quien actúa mal lo hace por ignorancia.

Desplegar dicho conocimiento es esencial desde el punto de vista socrático para alcanzar la virtud, pues lo que nos mejora moralmente es llevar a cabo acciones buenas precisamente porque sabemos que lo son.

La ética del deber

La primera ética de una formulación de una ética es de Kant. Según este autor, solo una ética de estas características podría ser universal y garantizar la autonomía moral propia de un ser libre y racional.

Según Kant, las teorías hedonistas o eudemonistas no son verdaderas teorías éticas, sino que serían códigos morales, pues nos dicen qué debemos hacer para conseguir aquello que nos proponemos, pero dejan de tener sentido si no aceptamos ese fin. Las éticas anteriores serían para él éticas materiales, porque nos dicen cuál es el fin que debería intentar lograr el ser humano en la vida, y cuál es el camino que debe alcanzar para lograr dicho fin.

Según Kant, si no compartimos la idea de que el objetivo de la vida humana sea el que dictan esas teorías, sencillamente no nos sentiremos obligados a seguir el camino que proponen. Sin embargo, el objetivo de una justicia universal debe involucrarnos a todos. La ética solo debe decirnos cómo actuar para comportarnos correctamente.

Pero la ley o norma no puede ser impuesta desde fuera del sujeto, ni por la naturaleza ni por la autoridad civil. Según Kant, la razón humana debe dictarse la ley a sí misma, pues será válida para todo ser racional.

Tal como Kant propone, iría en contra de una ética de la justicia la instrumentalización de cualquier persona para satisfacer los deseos de otra. Cuando uno actúa siguiendo la ley que emana de la razón, cuando esta se orienta según el imperativo categórico que exige tratar a las personas siempre como un fin en sí mismo, porque entendemos que ese es nuestro deber y no porque esperemos obtener ninguna recompensa, entonces podemos decir que estamos teniendo un comportamiento moral.

Fases del proceso creativo

  1. PREPARACIÓN: Selección e identificación del objetivo sobre el que vamos a trabajar y recopilación de documentación e información relacionada con dicho objetivo.
  2. GENERACIÓN: Etapa en la que nos dedicamos a generar ideas y buscar alternativas sobre el tema que nos interesa de forma consciente.
  3. INCUBACIÓN: Es la fase en la que, aunque aún no se esté trabajando de forma consciente, tiene lugar una elaboración no consciente que puede facilitar que encontremos la solución que buscamos.
  4. ILUMINACIÓN: Instante en el que nos llega la inspiración, a menudo aparece en el momento menos pensado y suele ir acompañado de una sensación de euforia, ya que hemos dado con una respuesta que nos parece genial.
  5. EVALUACIÓN: Verificamos si de verdad esa idea que nos parecía fabulosa lo es o no. Para ello, trabajamos la idea según va cobrando forma y va dando lugar a algo concreto.
  6. ELABORACIÓN: Es un trabajo a fondo para desarrollar la idea hasta que se materialice en el resultado final. Etapa larga que requiere un dominio de los materiales y la técnica que se van a necesitar.

El ser humano, animal simbólico

Ernst Cassirer dijo que el ser humano es un ser simbólico y no simplemente racional. Para él, el ser humano vive en un universo simbólico que es la diferencia específica que lo caracteriza y explica el camino de la civilización. Lo que quiere destacar es que el carácter simbólico forma parte de nuestra esencia, pues con el surgimiento evolutivo de esta capacidad surgió también el lenguaje, el arte, la cultura… y el ser humano transformó su mundo y a sí mismo. La relación que establece con el entorno ya no es meramente biológica o natural, sino que siempre estará mediada por los símbolos y el significado que se le atribuye a todo lo que nos rodea. Desde pequeños comenzamos a través de las palabras un proceso de creación del mundo, cada objeto tiene su propio nombre, de este modo comienza a desarrollar su capacidad simbólica, que está unida a la adquisición del lenguaje. Las más complejas de estas formas simbólicas son el mito, la religión, la ética, la política, el arte y la ciencia. En ellas están presentes los miedos, deseos y expectativas de los seres humanos. La suma de todos estos elementos simbólicos conforma la civilización. Así pues, para entender al ser humano hay que entender su producción simbólica.

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