La Antropología de San Agustín de Hipona
Agustín de Hipona adopta el individualismo platónico, pero rechaza varios postulados: la preexistencia del alma, la pluralidad de las almas en el hombre y que la unión con el cuerpo sea consecuencia de un pecado anterior.
Afirma que el hombre está compuesto de alma (inmortal) y cuerpo (mortal). El alma se caracteriza por:
Características y Potencias del Alma
- Simplicidad y Facultades: El alma es simple, ya que tiene tres facultades eternas: eternidad, verdad y amor. A su imagen, está constituida por tres potencias:
- La Memoria: Por la que se recuerda el pasado y abre el camino de la introspección y de la búsqueda interior. A través del tiempo, el hombre construirá su identidad personal.
- La Inteligencia: Que busca la verdad.
- La Voluntad: Que tiende a la felicidad y va unida al amor. Une dos conceptos: la caridad cristiana y el amor platónico para ser el motor de las acciones del hombre.
- Principio Vital, Espiritual y Racional: Tiene el poder para dominar el cuerpo y ejercer funciones espirituales e intelectivas.
- Capacidad Cognoscitiva: Solo el ser humano posee un alma racional capaz de conocer. Está constituida por una razón inferior (que se ocupa de las cosas sensibles) y una razón superior (que contempla las ideas o verdades eternas, gracias a la iluminación divina).
- Inmortalidad y Temporalidad: Es inmortal, como las verdades eternas, ya que ha sido creada por Dios y, por lo tanto, es temporal, no eterna.
Por todo esto, el alma es una sustancia espiritual, simple e indivisible. Es el principio que da vida al cuerpo, pero es superior a él. El cuerpo recibe estímulos; el alma concentra todas las funciones cognoscitivas. Son dos sustancias distintas. San Agustín mantiene con firmeza la unión de alma y cuerpo, ya que han sido creados por Dios, y niega que el alma haya sido colocada en el cuerpo como castigo, aunque el cuerpo sea la prisión del alma de la que habrá que librarse.
Ética Eudemonista y el Concepto del Mal en San Agustín
Propone una ética de la felicidad, es decir, una ética eudemonista: el fin de la conducta humana es la felicidad, la cual solo puede encontrarse en Dios.
El Pecado Original y la Gracia
Para Agustín de Hipona, los humanos hemos heredado de Adán y Eva la culpa por su desobediencia. Por esto, el mundo padece de males, sobre todo en el corazón humano (egoísmo). La naturaleza humana es receptiva y abierta para recibir la acción de Dios, que se manifiesta en forma de impulso interno y deseo de su propia regeneración. Dios es amor que concurre con la libertad humana para remediar su caída. El hombre no se basta a sí mismo y por esto tiende hacia lo que es superior a él: la unión con Dios.
La voluntad impulsa al alma mediante el amor. Esta voluntad es libre de inclinarse hacia el bien o hacia el mal.
El Mal como Privación y el Libre Albedrío
El concepto de mal como privación: el mal es ausencia del bien, quedando así refutado el dualismo maniqueo. El mal moral consiste también en la privación de un bien en la naturaleza que podría poseer ese bien. El alma se hace esclava del cuerpo, y el mal nace de un mal uso del libre albedrío, ya que el hombre es responsable del mal y no Dios. Se supone que Dios pedirá cuentas al hombre de sus actos, ya que ha sido creado libre.
San Agustín distingue entre los conceptos de:
- Libre Albedrío: Capacidad del ser humano de obrar voluntariamente, orientada hacia el mal a partir del pecado original.
- Libertad: Capacidad para hacer buen uso del libre albedrío, con ayuda de la gracia divina.
El alma humana no puede evitar pecar y no puede salvarse a sí misma si Dios no le concede la gracia que hará libre su voluntad. La auténtica libertad es hacer el bien y no el mal.
La Teología y las Vías de Demostración de Dios según Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás afirma que el objeto del entendimiento es lo metafísico, la esencia, que es superior a lo sensible. Afirma que los sujetos contingentes y finitos revelan este conocimiento de Dios a través de tres vías:
Las Tres Vías del Conocimiento de Dios
- Vía de la Afirmación: Afirmando las perfecciones que han puesto en los seres creados.
- Vía de la Negación: Negando a Dios las imperfecciones y limitaciones de los seres creados.
- Vía de la Eminencia: Recalcando la infinita distancia entre Dios y las criaturas, afirmando las perfecciones en grado sumo.
Tomás de Aquino piensa que la demostración de la existencia de Dios solo puede hacerse a partir de las criaturas, ya que la existencia de Dios no es una verdad de evidencia inmediata para el hombre. Intenta demostrar la existencia de Dios a posteriori, a partir de la existencia real de las cosas, cuya existencia debe explicarse como un efecto de una causa última.
Las Cinco Vías de la Demostración de Dios
Fórmula cinco vías con un esquema igual: El punto de partida es un hecho de la experiencia; todo lo que sucede tiene una causa (principio de causalidad), por lo que tiene que haber una primera causa, y esta causa primera es Dios. Luego, Dios existe.
- Desde el movimiento del mundo hasta el Motor Inmóvil.
- Desde las causas subordinadas hasta la Causa Incausada.
- Desde la contingencia del mundo hasta el Ser Necesario.
- Desde los grados de perfección en las criaturas hasta el Ser Infinitamente Perfecto.
- Desde el orden del mundo hasta la Inteligencia Suprema Ordenadora (todos los seres, incluso los irracionales, tienen un fin).
Por tanto, debe haber una primera causa del universo que constituye un acceso a la esencia de Dios. Dios es inmutable y simple, se identifica con su propia esencia o naturaleza y con la existencia. Dios es perfecto, bondadoso, infinito, omnipresente, eterno y único.
Visión Política y Social de Santo Tomás de Aquino
Se inspira en la política de Aristóteles, que considera que el hombre es un animal social que necesita de la sociedad para desarrollar su naturaleza. La sociedad civil es necesaria para la perfección de la vida humana.
El Fin del Estado y la Ley
El fin del Estado es el bien común. Esto supone tres exigencias al Estado:
- Buscar la paz.
- Procurar el bienestar y la felicidad del ciudadano.
- Fomentar la vida virtuosa, que es el fin del Estado con el objetivo de encaminar a los ciudadanos a su bien máximo, que es la posesión de Dios.
La ley positiva gestiona la convivencia social, ya que debe reflejar la ley natural y, por tanto, la ley eterna. El poder deriva de Dios, es decir, la ley positiva es la ordenación de la razón para el bien común, justa y moral, y es el reflejo de la ley natural que busca el bien y evitar el mal.
El Estado tiene una misión religiosa, que es ordenar las cosas que conducen a la felicidad celestial. El Estado tiene su esfera propia, pero sigue siendo un sirviente de la Iglesia. Esta visión encaja con su visión de la existencia humana, la cual tiene un único fin de carácter sobrenatural: la visión de Dios en la otra vida.
Formas de Gobierno y Tiranía
Respecto a las formas de gobierno, defiende la monarquía, ya que debe cumplir con la obligación derivada del bien común. Afirma que la autoridad que promulga leyes injustas se convierte en tiranía, y que el ciudadano no debe obedecer al tirano, con la garantía de que su derrocamiento no vaya a causar males mayores.