Filosofía política: fundamentos, teorías y modelos de gobierno

¿Qué es la filosofía política?

En el primer tema al definir filosofía, dijimos que consistía en el ejercicio de la racionalidad teórica y práctica. Teniendo esto en cuenta, definiríamos la filosofía política como la rama de la filosofía que estudia los fundamentos de la vida en la sociedad. Las preguntas de las que se ocupa son: ¿Cuál es el origen de la sociedad? ¿Cómo debe organizarse la vida en la sociedad? ¿Qué es el poder?



El contractualismo

Durante los siglos XVII y XVIII se produce un nuevo replanteamiento de la teoría política. Surgen las llamadas teorías contractualistas de la sociedad, para las que la sociedad será el resultado de un pacto o contrato. Por tanto, surge por conveniencia y no como una manifestación natural de la sociabilidad. La legitimidad del poder del estado será consecuencia de ese pacto. En función de por qué y cómo se establece ese pacto, podemos distinguir 3 propuestas contractualistas:

  • Thomas Hobbes y el estado absoluto:
    • Imposibilidad del estado de naturaleza: en este hipotético estado los hombres gozarían de total libertad e igualdad. Pero los individuos son propensos al egoísmo, de modo que este estado será inviable, porque ‘el hombre es un lobo para el hombre’.
    • Contrato que se establece: es necesario un pacto que limite las libertades personales para hacer posible una convivencia pacífica. La ley del más fuerte hace imposible la convivencia, de ahí la necesidad de un pacto. Por lo tanto, pactar es producto de la conveniencia. Se cede libertad y se gana seguridad y paz. Surge en el orden social: El Estado.
    • Implicaciones: el acuerdo debe cumplirse, pero debido a que el hombre es malo por naturaleza, será necesario un poder absoluto que mediante la coerción mantenga la paz. Es necesario un soberano absoluto.
  • Jean-Jacques Rousseau:
    • Imposibilidad del estado de naturaleza: el ser humano en el estado de naturaleza, no posee historia y vive en contacto directo con la naturaleza de la que obtiene todo lo preciso para cubrir sus necesidades. Este ser humano, pre-social, es más emocional que racional. El ser humano en este estado es feliz, bueno y siente repugnancia innata hacia todo aquello que le produzca sufrimiento a los demás. Estamos ante la descripción del ‘Buen Salvaje’. Este estado de la naturaleza se abandona con la aparición de la propiedad privada. Las inevitables desigualdades que nacen de la propia constitución humana se superan desde el sentimiento de piedad o empatía, pero las desigualdades sociales que generará la propiedad privada no serán fácilmente superables para ese ‘buen salvaje’.



Platón y el modelo ideal de polis

Para Platón, el ser humano es social por naturaleza. La sociedad es el resultado natural de esa tendencia. El ser humano es social y necesita de los demás para alcanzar su propia excelencia y no puede ser justo por sí mismo, necesita de la sociedad para poder serlo. Promover la formación de seres humanos virtuosos será la principal función del estado. Este deberá educar a sus ciudadanos para potenciar en ellos su virtud dominante. Surge así la necesidad de vertebrar la sociedad de tal manera que en su conjunto sea también justa. Al proponer una sociedad ideal, Platón señala que a la armonía que deben seguir las partes del alma para llegar a la excelencia, debe corresponderse con una armonía social que se consigue haciendo que cada uno realice la función que le es propia, aquella para la que está mejor dotado por naturaleza. Mediante la observación de los niños y la educación, se asignan diferentes funciones a los ciudadanos de la polis. Los gobernantes serán los filósofos y deberán llevar una vida irreprochable. El gobierno ideal es aquel que está regido por un filósofo (monarquía) o un grupo de filósofos (aristocracia). Tanto el bien común como la justicia social son consecuencia de cumplir cada uno la función que le es propia.



Santo Tomás de Aquino: Ley natural-Ley positiva

Santo Tomás está de acuerdo con Aristóteles en que el hombre es un ser social por naturaleza y el estado ha de procurar el bien común de los individuos. Las principales diferencias provendrán del intento tomista de armonizar razón y fe. Los conceptos de ley eterna, ley natural y ley positiva son los ejes sobre los que Santo Tomás llevará a cabo esta armonización. La ley eterna es la ordenación que Dios imprime al mundo en su conjunto con motivo de la creación. La ley natural es la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios, por ella conocemos lo que es preciso hacer y evitar. Santo Tomás identifica ley natural con ley moral. La ley positiva son las leyes humanas que rigen la vida en sociedad. Las leyes humanas deben respetar la ley natural, por lo que quedan supeditadas a ellas. Aunque Santo Tomás defenderá la separación entre Iglesia y estado, este no podrá legislar leyes positivas de manera contraria a la ley natural. Los ciudadanos deberán acatar y obedecer todas las leyes positivas que respeten esa subordinación a la ley natural. Sin embargo, podrán negarse en conciencia a cumplir aquellas que no respeten aquella subordinación (‘Lex injusta non est Lex’).



El convencionalismo de los sofistas

La primera concepción de un modelo político articulado de modo sistemático lo encontramos dentro del pensamiento occidental en los sofistas. Para estos, las normas y las leyes que regulan la vida social son convencionales. No es posible determinar si son buenas o malas, se aceptan por otros motivos como que lo decida la mayoría, porque es lo que más interesa en un momento dado, etc. La convención o acuerdo es el criterio único y último para determinar la idoneidad de una ley. Las consecuencias de este pensamiento son: relativismo en todos los planos (epistemológico, moral, cultural y político), negación de la existencia de leyes universales y la imposibilidad de entender qué es lo justo o lo injusto.



El realismo político de Maquiavelo

Maquiavelo, filósofo y escritor italiano, considerado el fundador de la ciencia política moderna. El pensamiento político de Maquiavelo se resume en su obra ‘El Príncipe’, publicada en 1532 aunque fue escrita en 1513. Maquiavelo defiende la república como forma ideal de gobierno, pero reconoce que en la realidad, se necesita de forma provisional la figura de un príncipe para alcanzar la reunificación italiana. Maquiavelo inaugura el llamado realismo político, considerando que la política es una ciencia y debe desligarse de cualquier consideración religiosa o ética. Para Maquiavelo, ‘todo vale’ con tal de alcanzar los fines que el gobernante se haya propuesto. En el ejercicio del poder entran 3 factores: fines y medios, papel del estado y la figura del príncipe. Las implicaciones del realismo político son: política y moral quedan desligadas, nueva visión de la vida en sociedad y del estado, el gobernante debe ser un experto conocedor de la naturaleza humana. Maquiavelo ha influido mucho en otros autores como Hobbes y Rousseau.

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