Filosofía Moral y Ética: Conceptos Clave, Fundamentos y Debates Históricos

La Moral y la Ética

La Acción Moral y la Reflexión Ética

La Moral es el conjunto de costumbres y normas que regulan nuestras acciones (individuales o colectivas), permitiendo clasificarlas como correctas o incorrectas. Es una dimensión esencial del ser humano; no se puede vivir sin moral, ya que nuestras acciones siempre son valoradas moralmente.

La Ética es la reflexión filosófica sobre la moral. Trata de aclarar en qué consiste la moral, sus fundamentos y cómo se aplica tanto en el ámbito privado como público. A diferencia de la moral, no estamos obligados a ocuparnos de la ética, pero su estudio nos ayuda a vivir de forma más consciente y racional.

Los Ingredientes de la Moral

La moral se construye a partir de elementos naturales y adquiridos:

Elementos Procedentes de Nuestra Naturaleza

  • Libertad: Capacidad para elegir entre diferentes opciones. Implica responsabilidad.
  • Voluntad: Facultad de llevar a cabo nuestras decisiones libremente.
  • Temperamento: Manera natural de ser que influye en cómo reaccionamos ante situaciones.

Elementos Adquiridos o Apropiados

  • Hábitos: Tendencias aprendidas a actuar de cierta forma. Se adquieren por repetición.
  • Virtudes y Vicios: Actitudes interiorizadas. Las virtudes nos guían hacia el bien, los vicios hacia el mal.
  • Carácter: Resultado de combinar hábitos, virtudes y decisiones. Es nuestra forma de ser moral.
  • Conciencia Moral: Capacidad de juzgar nuestros actos según principios. Nos permite distinguir lo bueno de lo malo.

Los Referentes de la Moral

Para forjar un buen carácter y una conciencia moral madura, necesitamos referentes que nos ayuden a distinguir entre el bien y el mal. Estos referentes son:

  • Valores: Cualidades positivas de cosas o personas, como la bondad, la belleza o la salud. Tienen polaridad (cada valor tiene un antivalor). Son exclusivos de los seres humanos y alcanzarlos requiere esfuerzo.
  • Normas: Reglas que ordenan la conducta. Existen normas legales, sociales, religiosas y morales. Las normas morales se diferencian porque:
    • Quien las dicta: el propio sujeto.
    • Quien las cumple: el propio sujeto.
    • Quien juzga: la conciencia moral.
  • Principios: Normas generales que inspiran normas concretas y acciones. Ejemplo: “Haz el bien y evita el mal”.
  • Ideales: Metas de vida buena que orientan la conducta humana, como el placer, la felicidad, la justicia y la utilidad.

Relativismo y Universalismo Moral

El Problema Ético

¿Existen valores morales universales o cambian según la cultura y la época?

Relativismo Moral

Doctrina que afirma que los valores morales y juicios varían de una sociedad y época a otra. Nada es bueno o malo de forma absoluta; cada grupo define su moral según sus intereses y contexto.

Los Sofistas (siglo V a.C.)

Decían que las normas morales son convencionales, fruto de acuerdos entre los miembros de una sociedad. Rechazan los valores universales. Protágoras afirmó: “El hombre es la medida de todas las cosas.”

Friedrich Nietzsche

Crítico del relativismo y de la moral tradicional. Diferencia dos tipos de moral:

  1. Moral de los Señores: Basada en la fuerza, el poder y el orgullo. Los poderosos imponen sus valores a los débiles.
  2. Moral de los Esclavos: Reacción de los oprimidos, que valoran la humildad, la compasión y la obediencia. Surge del resentimiento hacia los poderosos.

Nietzsche propone crear nuevos valores, superando los antiguos. El valor supremo para él es la vida, y los valores deben servir para favorecerla.

El Universalismo Moral

El universalismo moral defiende que existen valores morales absolutos, universales e iguales para todos, que sirven como criterio último para juzgar cualquier conducta, sin depender del contexto cultural o personal.

Sócrates y Platón: Intelectualismo Moral

Sócrates afirmaba que para actuar bien, primero hay que conocer qué es el bien, por eso su doctrina se llama intelectualismo moral. Creía que, una vez conocidos los valores objetivos, todos los reconocerán y actuarán conforme a ellos.

Platón sostenía que los valores morales existen de forma objetiva y eterna en un mundo inteligible de entidades perfectas. Estos valores no dependen de la experiencia ni de las opiniones culturales.

Tomás de Aquino: Iusnaturalismo

Su moral se basa en la ley natural, ya que considera que los valores tienen su origen en la naturaleza humana creada por Dios. Todos los seres siguen su naturaleza, pero el ser humano, por ser racional y libre, puede conocer el bien y decidir actuar conforme a él. La ley natural es común a todos los seres humanos y permite identificar el bien moral.

Immanuel Kant: Formalismo Moral

Kant afirma que la moral debe ser universal y no basarse en la experiencia, sino en la razón. Propone el imperativo categórico: actuar solo según máximas que puedan convertirse en ley universal. Es decir, hay que actuar de forma que lo que haces puedas querer que sea una regla válida para todos. La moral debe ser autónoma, libre y racional.

Max Scheler: Ética de los Valores

Rechaza la idea de que la moral dependa solo de la razón. Defiende que el fundamento de la moral son los valores, que existen de forma objetiva y se ordenan jerárquicamente. Los valores se conocen por la intuición emocional, no por la razón. Esta intuición es válida y permite captar lo bueno o malo de las acciones. Según Scheler, las emociones también juegan un papel importante en la moral, junto con la razón.

Éticas Deontológicas

Las éticas deontológicas se centran en el deber como el fundamento de la moralidad. Para estas teorías, una acción es moralmente correcta no por sus consecuencias, sino por el hecho de que cumple con un deber moral objetivo.

A diferencia de las éticas consecuencialistas (como el utilitarismo), las deontológicas no valoran las acciones por los resultados que producen, sino por si se ajustan a principios, reglas o normas morales universales.

Éticas de la Felicidad

Son teorías teleológicas que consideran la felicidad como fin de la conducta moral. Se dividen en:

El Eudemonismo

Para Aristóteles, la felicidad es la autorrealización personal, alcanzar la perfección del ser humano como animal racional. Se logra mediante el ejercicio de virtudes y el uso de la razón, alcanzando el término medio entre excesos.

El Estoicismo

La felicidad se obtiene viviendo en conformidad con la naturaleza y guiándose por la razón. El sabio es autosuficiente y no depende de factores externos. La libertad se logra al aceptar el destino con serenidad.

El Hedonismo y el Utilitarismo

Hedonismo

El hedonismo es una doctrina ética que sostiene que el fin último del ser humano es el placer. Identifica la felicidad con la experiencia placentera y la ausencia de dolor. Esta corriente filosófica tiene raíces en la antigüedad, siendo Epicuro uno de sus principales exponentes.

Epicuro propuso un hedonismo racional y moderado. Para él, la verdadera felicidad no consiste en los placeres intensos o sensuales, sino en la tranquilidad del alma (ataraxia) y la ausencia de dolor corporal (aponía). Según Epicuro, muchas veces se sufre por desear placeres innecesarios, por lo que es fundamental aprender a distinguir entre tipos de placeres.

Clasificó los placeres en tres categorías:

  • Placeres naturales y necesarios: Como comer cuando se tiene hambre o beber agua, indispensables para la supervivencia.
  • Placeres naturales no necesarios: Como los manjares exquisitos o lujos, que aunque agradables, no son imprescindibles.
  • Placeres no naturales ni necesarios: Como la fama, el poder o la riqueza excesiva, que pueden generar más perturbación que bienestar.

Epicuro defendía una vida sobria y reflexiva, donde el sabio sabe elegir aquellos placeres que no traen consecuencias negativas y evita los que conducen al sufrimiento.

Utilitarismo

El utilitarismo es una teoría ética que también identifica el bien con el placer, pero a diferencia del hedonismo individualista, su enfoque es colectivo. La acción moralmente correcta es aquella que produce el mayor bienestar para el mayor número de personas.

Surgió como una corriente ética en el siglo XIX en Inglaterra, y sus principales representantes son Jeremy Bentham y John Stuart Mill.

Jeremy Bentham fue el fundador del utilitarismo clásico. Planteó el principio de utilidad: una acción es moral si genera más placer que dolor, considerando a todas las personas afectadas. Para Bentham, lo importante es la cantidad de placer, y desarrolló incluso un método para calcularlo, teniendo en cuenta factores como duración, intensidad, certeza y proximidad del placer.

John Stuart Mill propuso una versión más elaborada del utilitarismo. Introdujo la idea de que no solo importa la cantidad, sino también la calidad de los placeres. Según Mill, los placeres intelectuales o morales (como la lectura, la amistad o el arte) son superiores a los placeres puramente físicos. Afirmó que «es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho», subrayando la importancia de los placeres propios de la racionalidad y la cultura.

En resumen, mientras que el hedonismo epicúreo se centra en el placer individual entendido como tranquilidad interior, el utilitarismo busca maximizar el bienestar colectivo, evaluando las consecuencias de las acciones en términos de felicidad general.

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