Filosofía de la vida: religiones, dualismos y sentido existencial

El hinduismo

Es una religión que surge hacia el año 2.000 a.C. en la India y Nepal. Según el hinduismo, nuestra vida en la tierra forma parte de un eterno ciclo de nacimientos, muertes y reencarnaciones.

Vía de conocimiento

El mundo en que vivimos es ficticio, y para liberarnos delas ataduras que en este mundo restringen nuestra vida, tenemos que seguir una vía de conocimiento.

Unión con la realidad única

Esta vía permite, a los que siguen el método de la meditación, alcanzar al final la unión completa con la realidad única, constante y suprema. Todos los dioses no son sino los distintos rostros de una misma realidad fundamental, que llaman BRAHMAN, de donde surgen todas las cosas.

Objetivo final

El objetivo final de las prácticas de la religión hindú es lograr la perfección hasta poder salir del ciclo de reencarnaciones y conseguir la liberación. Lograr este estado es alcanzar el nirvana, es decir, alcanzar la paz interior. El hindú sabe cuál es su deber en la vida y acepta la responsabilidad de sus acciones, su karma. Cada uno tiene asignado un deber moral y religioso según su determinada situación de nacimiento o la casta a la que pertenece. Cuando uno muere, su alma vuelve a nacer en otro cuerpo. Lo que uno hace bien, le hace bueno, y lo que hace mal, le hace malo. Así, puede reencarnarse en una persona de casta superior si ha sido bueno y si ha sido malo, en otra casta inferior e incluso en un animal.

El budismo

El budismo se desarrolló a partir de las enseñanzas difundidas por su fundador, SIDARTA GAUTAMA, que nació en el año 560 a.C. en el noreste de la India. Se trata de una religión, de una filosofía o de una concepción del mundo que responde a la necesidad de sentido y de salvación que tenemos los seres humanos.  La causa de las miserias humanas y del sufrimiento es el deseo, que surge de la voluntad de vivir y de poseer. Para alcanzar el nirvana hay que seguir el sendero de ocho divisiones: fe justa, resolución justa, palabra justa, conducta justa, ocupación justa, esfuerzo justo, pensamiento justo y meditación justa.

Alcanzar el nirvana

Alcanzar el nirvana significa el final de la lucha terrenal contra el dolor y el deseo. La realización del nirvana budista implica la liberación definitiva del sufrimiento de la existencia o de los diferentes estados de reencarnación a los que todos los seres están sujetos.

Normas budistas

Las normas budistas hay que entenderlas como criterios que deben fundamentar una ética personal, por lo que existen perspectivas diferentes cuando se enjuician problemas morales concretos. Las normas fundamentales, que han de seguir los monjes y los laicos, son los siguientes: no quitar la vida a los seres sintientes, no tomar lo que no me es dado, tener una conducta sexual correcta y no hablar de manera dañina. El buen laico vive con moderación y así acumula méritos para, al morir, pasar a uno de los cielos, donde aguardara el renacimiento en un estado más alto hacia el nirvana.

El islam

El islam es una religión que se fundamenta en el Corán, el libro sagrado que dios dicto al profeta Mahoma, nacido en La Meca hacia el año 570 d.C. El Corán no es solo un libro religioso más, es también un libro de moral que contienen normas sociales y políticas.

Obligaciones personales

En cuanto a las obligaciones personales que hay que seguir, son cinco: la profesión de la fe de que no hay más que un dios y que Mahoma es su profeta, lo que conlleva la obligación de rezar 5 veces al día, realizar el ayuno durante el mes del ramadán, dar limosna a los pobres, pues dios es el único propietario de los bienes de este mundo y realizar la peregrinación una vez en la vida a la Meca.

Obligaciones comunitarias

En cuanto a las obligaciones comunitarias afecta a toda la comunidad y exige a todo musulmán esforzarse por establecer la ley islámica en el mundo.

Después de la muerte, las acciones de cada uno serán pesadas en una balanza y aquellos que han hecho obras buenas, junto con los profetas y los mártires, irán al paraíso, mientras que aquellos cuyas acciones malas pesen más serán condenados.

¿Hay distintos modos de ser?

Para responder a esta pregunta, Aristóteles introduce esta distinción:

  • Sustancia/accidentes. El SER se dice de muchas maneras, pero el SER propiamente dicho se dice de la sustancia, es decir, del individuo particular y concreto (Sócrates). Solo la sustancia puede ser el sujeto del que se predican propiedades (así, de Sócrates puedo decir que es bueno). De la bondad, sin embargo, no puedo decir que exista independientemente, pues siempre aparece como un atributo de algo o de alguien, siempre reside en una sustancia, es un accidente. La sustancia existe en sí, mientras que los accidentes son en una sustancia.
  • Materia/forma. Aristóteles piensa que las sustancias materiales están compuestas de materia y forma. Si preguntamos (que es Sócrates), la respuesta es que es un ser humano. Pues bien, SER HUMANO es la forma, lo que determina que Sócrates sea eso y no un perro. Pero las formas no existen fuera de las sustancias.
  • Potencia/acto. Aristóteles distingue entre EL SER y EL NO SER en potencia y EL SER y EL NO SER en acto. Así, la semilla de un tomate es una semilla en acto y un tomate en potencia. La semilla no es un tomate, pero puede llegar a serlo, tampoco es una cebolla, ni puede llegar a serlo nunca. Esta distinción le permite explicar el cambio movimiento como paso de la potencia al acto.

En lo que se refiere al cambio, Aristóteles distingue dos tipos: Cambio accidental: cuando cambian los accidentes y permanece la sustancia, como el paso de joven a viejo. Cambio sustancial: cuando una sustancia deja de ser lo que es y se convierte en otra cosa: si se quema este libro, se convierte en ceniza, cambia la forma.

Los dualismos de Descartes

Descartes, siguiendo a Aristóteles, entiende por sustancia aquella realidad que existe por si misma y con independencia de cualquier cosa. De acuerdo con esta definición, solo se podría admitir la existencia de una sustancia infinita, Dios, el ser que existe necesariamente y que tiene todas las perfecciones.

Descartes también admite la existencia de dos tipos de sustancias finitas: la extensa y la pensante. La sustancia finita es aquella que existe de tal modo que no necesita de nada más que de Dios para existir.

  • La existencia de nuestro cuerpo. ¿Cómo se yo que la vida no es un sueño?, hay algo de lo que no puedo dudar, es de que estoy dudando, de que estoy pensando, y si pienso, entonces existo. ¿Qué es ese yo que duda y que piensa? Una cosa, una sustancia cuya esencia consiste en pensar: soy una sustancia pensante.
  • La existencia de Dios, garantiza que mis ideas y percepciones corresponden a un mundo exterior formado por objetos materiales: la sustancia extensa. Para Descartes, el ser humano es un compuesto de cuerpo (sustancia extensa) y alma (sustancia pensante).

El problema de la relación que se da en el ser humano entre el cuerpo y el alma se plantea en la actualidad en las ciencias cognitivas como el problema de la relación entre mente y cerebro.

¿Podemos prepararnos para la muerte?

Heidegger decía que el ser humano es un ser para la muerte, el cual podía asumir su destino y ocuparse de su existencia.

El ejercicio de la filosofía constituye, según Platón, un buen modo de prepararse para la muere, ya que el filósofo se pasa la vida despreciando las cosas materiales y buscando el conocimiento de la verdadera realidad, la cual no se conoce con los sentidos de nuestro cuerpo mortal. Sino con la inteligencia. La auténtica realidad son las ideas eternas e inmateriales, las cuales podrán complementarse cuando consigamos purificarnos y liberarnos del cuerpo. La muerte del cuerpo es una condición necesaria para que el alma intelectual pueda alcanzar el conocimiento y el amor verdadero. La filosofía es, entonces, un antídoto frente al miedo a la muerte.

También Epicuro ha desterrado el miedo a la muerte, pues sabe que la muerte no es un estado en el que uno esta, cuando estas vivo, no puedes temer a la muerte, pues no está presente, y cuando estás muerto, tampoco puedes temer a la muerte, pues ya no estás tú. Tampoco teme lo que pueda haber después de la muerte, ya que sabe que después de ella no hay nada.

En la medida en que la filosofía nos ayuda aceptar la muerte, podemos decir que su ejercicio constituye un buen antídoto frente al miedo y el dolor que la muerte nos produce.

El darwinismo: defensores y detractores

El enfoque de Darwin implicaba acabar con cierto antropocentrismo que predominaba en las explicaciones, como por ejemplo que el ser humano no era una especie más, regida en su desarrollo por los mismos mecanismos que las demás especies.

Para explicar las características del ser humano, no era necesario acudir a ningún principio divino o importante. Darwin parecía indicar que la humanidad carecía de todo pensamiento o proyecto específico, más allá de la pura supervivencia biológica y también cultural.

Se plantea entonces el problema de cuál es el destino de la evolución humana, si es que tiene alguno. Para algunos existe una indudable teleología, un sentido hacia el que apunta la evolución y, forzando algo la argumentación, ven en ello una presencia de la divinidad. ¿Pero apareció el ser humano por casualidad y necesidad o es posible detectar alguna teleología o diseño que explique mejor su aparición?

Un enfoque distinto plantea la existencia de un principio antrópico (humano). Existen en la actualidad diversas formulaciones he dicho principio y un fuerte debate cuyo núcleo de la discusión parte de la confirmación de que las condiciones necesarias para la aparición de la vida humana son tantas y tan complejas que parece difícil que puedan haberse dado por puro azar.  El ajuste de todas las condiciones esenciales para la vida parece sugerir la presencia de una cierta casualidad final o teología: el universo existe para que aparezca el ser humano.

Esta formulación origino una fuerte polémica, sobre todo por asociarse a la antigua polémica filosófica del diseño inteligente y de la exigencia de un creador para entender el universo.

Antropología filosófica

La antropología filosófica es una especialidad perteneciente a la filosofía, la cual se encarga del estudio filosófico del hombre, específicamente de su origen o naturaleza, para así determinar la finalidad de su existencia, así como la relación con los demás seres. En la antropología filosófica el hombre es sujeto y objeto al mismo tiempo.

Proximidad a los grandes simios

Comprender bien las diferencias y los parecidos con otros primates, e incluso con otros animales más lejanos, contribuye a una mejor compresión de quienes somos y quienes podemos llegar a ser. Este debate es especialmente relevante en la actualidad en dos áreas:

  • Por un lado, ha crecido mucho la lucha a favor del reconocimiento de los derechos de los animales, bajo la consideración de que el rasgo más importante de un ser humano son los sentimientos y, como los animales también tienen sentimientos, debemos tratarlos de otro modo.  Bajo el nombre de proyecto gran simio, esta lucha está dirigida a exigir, que al menos a los primates más próximos, les sea reconocida plena personalidad jurídica y moral.
  • Por otro lado, nuestra capacidad transformadora ha dado un salto especifico. La ingeniería genética ha puesto en nuestras manos una técnica que permite hacer modificaciones importantes en nuestra constitución, como son evitar enfermedades y conseguir un cuerpo más perfecto.

Llega a ser quien eres

Nuestra propia vida se presenta como una exigencia personal, una larga tarea para desplegar lo que somos y quienes queremos llegar a ser. Así lo planteaba el poeta griego Píndaro: ¡llega a ser quien eres!

Mucho tiempo después, Nietzsche retoma esta idea y plantea la vida del superhombre como tarea y esfuerzo de alguien que tiene que tirar, criar y corregir, para elevarse y superarse.

La filosofa Hannah Arendt señala, que los seres humanos tenemos una vida BIOS, no solo ZOÉ, la vida que tienen los animales. La vida humana es el despliegue de lo que hacemos a lo largo del ciclo vital. Por eso, tenemos una bio-grafía, y nuestra vida no es estudiada por la zoo-logia.

Nuestra identidad personal, se nos presenta como una biografía, nos gustan las historias, nos gusta escucharlas y contarlas nosotros mismos, y la historia más importante que contamos en la de nuestra propia vida.

La memoria desempeña un papel fundamental, pues nos permite percibir, pero también construir esa identidad personal.

La vida como obra de arte

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Lo fundamental para un ser humano no es tanto conseguir una vida feliz como lograr una vida que tenga sentido, que merezca la pena ser vivida.

Este rasgo permite asomarnos a algo específicamente humano, el suicidio, al que se llega cuando alguien considera que la vida carece de sentido. No nos sirve vivir por el simple hecho de seguir viviendo, no basta. Necesitamos tener proyectos, poder llevarlos a cabo y lograr que tengan coherencia y consistencia.

Como decía Nietzsche, debemos afrontar la propia existencia, nuestra identidad personal como si de una obra de arte se tratara. Somos artistas creadores de nuestra propia ida, y es esta vida vivida la que constituye nuestra principal obra de arte.

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