Fase expositiva del método científico

Este texto pertenece al Discurso del Método, obra escrita por René Descartes (1596-1650) y publicada en 1637. Descartes es considerado el padre da la Filosofía Moderna e iniciador del Racionalismo, fue un ilustre filósofo y matemático que pretendíó hacer de la Filosofía un saber universal y válido. Su pensamiento se sitúa en una época de tránsito cultural, entre el final de la Edad Media, con el Renacimiento, y el inicio de la Modernidad, de la que filosóficamente, se considera a Descartes como iniciador. Se pasa de un teocentrismo, propio de la Edad Media, a un antropocentrismo y Naturalismo, que coloca al hombre como centro de interés intelectual. Todo esto supone la caída de las ideas y creencias de la Edad Media, la superación de la ciencia y filosofía escolástica, Aristóteles y Santo Tomás. En la época de Descartes siguieron presentes los cambios del Renacimiento: el hombre tomó la posición central y fue el arranque de cualquier reflexión. Sin esta influencia no tendría sentido el proyecto cartesiano de su método que guiará al hombre en su búsqueda de certezas. Este es el siglo del Barroco, que se define como el gusto que tiende a la excitación del orden, destacado el gusto por lo complicado y retorcido. Con él nace una actitud de duda, de cautela y angustia, y declara la miseria de nuestra condición, se muestra la hipocresía y la tentación del escepticismo es clara. Desde el punto de vista científico se exigía una puesta al día del saber, que supuso el abandono de la física aristotélica y de la imagen geocéntrica del universo. Se sustituirán los conceptos metafísicos por otros de caracteres físico-matemáticos, fundados en la experiencia y en un método con un criterio riguroso y lógico para que los hechos observados fueran traducidos al lenguaje matemático. Así, autores como Copérnico, Kepler, Galileo y Newton fundamentan la nueva ciencia y un nuevo método científico experimental, que relega las teorías aristotélicas que habían prevalecido durante siglos. Aunque Descartes rechaza de la nueva ciencia el que se fundamentara sobre la observación y experimentación, compartía con ella la importancia de la búsqueda de un método fiable, para saber cuándo estamos ante la verdad, y la importancia del modelo matemático, pues era el único que propónía demostraciones. En el s.XVII se consolidan dos sistemas filosóficos contrapuestos: el Racionalismo y el Empirismo. Ambos coinciden 1) en que el sujeto es el centro y fin de toda actividad y quien decide.


2) en el análisis del conocimiento para determinar su alcance. El Racionalismo pone el criterio de verdad en la autonomía de la razón y construye el conocimiento deductivamente a partir de unos principios innatos, independientes de la experiencia sensible.  El Empirismo parte de la experiencia y, por inducción, llega a hipótesis explicativas de los fenómenos. Con Descartes surge el Racionalismo. En su intento de crear una nueva filosofía, se propone como modelo el modo de proceder de las matemáticas: si la filosofía encuentra un método puede proceder con igual facilidad a la búsqueda de la verdad. El método ha de ser el mismo para todas las ciencias existentes. Descartes tiene su inicio en la Escolástica, por lo que parte de los fundamentos escolásticos:
existencia de Dios, etc. Por ello, está dentro de la línea platónica agustiniana; pero inicia un Racionalismo. Descartes inicia la filosofía moderna y el Racionalismo. Nace en 1596, en una familia noble. Se educó en el colegio jesuita de la Fléche, en París. Su moderada fortuna la permite dedicar su vida al estudio de la ciencia y a la filosofía. De 1628 a 1649 permanece en Holanda. Este año se traslada a Estocolmo don de muere el año siguiente. La mayor parte de su vida trascurre viajando para nuevas experiencias. Entre sus obras destacan: “Reglas para la dirección del espíritu”, “Meditaciones” y “El Discurso del Método.

PREGUNTA 3:


 

El Discurso del Método es una obra de carácter autobiográfico en el que Descartes se propuso mostrar la forma en que había ordenado su vida y el camino que había seguido para dirigir, de forma adecuada, su conocimiento. En la segunda parte el tema Central es la búsqueda del Método y en la cuarta parte, los grandes temas de la metafísica: la duda metódica, la formulación del primer principio, del “pienso luego existo”, la demostración de la existencia de Dios, así como la deducción de la existencia del mundo. La situación de la que parte es de un hombre perdido y desorientado que no confía en los conocimientos que ha recibido de la tradición. Parte de una confianza absoluta en la razón humana. El camino emprendido consiste en asumir la autoridad de la razón y obtener un método que le sirva tanto para distinguir lo verdadero de lo falso como para dirigir su vida. Su objetivo es obtener la verdad o certeza absoluta.


Todos somos iguales en cuanto a la capacidad racional, lo que nos distingue es el uso del método. Pretende adoptar un método con pocas reglas y fáciles de seguir. La primera de ellas será no admitir como verdadera ninguna idea de la que no se tenga evidencia. Define la verdad como evidencia, y la evidencia se caracteriza por la claridad y la distinción. Poseen caridad y distinción aquellos conocimientos de los que no tenemos ninguna posibilidad de duda. La segunda regla será el análisis, pues aconseja dividir los problemas en tantas partes como sea posible. La tercera la síntesis, que consiste en empezar por los conocimientos mas simples hasta los mas complejos y por último la revisión para tener la seguridad de no omitir nada. Partiendo de que el único saber que goza de certeza y evidencia es el matemático, el método artesiano se estructura siguiendo el modelo deductivo de las matemáticas. La confianza en la razón, mediada por el método de la ciencia, lo llevaba a la búsqueda de un saber seguro. Con solo seguir sus reglas, se puede alcanzar la seguridad del conocimiento racional. Así se propone la reforma de la filosofía. Para Descartes, si realmente se busca la verdad, no puede aceptar como verdadero ningún conocimiento que sea susceptible de la más mínima duda. Así emprender la duda metódica es la única manera de fundar la filosofía sobre un cimiento sólido. Su proceso comienza dudando de los datos que proporcionan los sentidos, porque algunas veces engañan, también duda de los conocimientos intelectuales porque algunas veces ha incurrido en paralogismos y a través de la hipótesis del genio maligno o de la imposibilidad de distinguir la vigilia y el sueño llega a la duda sistemática de todos los conocimientos acerca de lo que me rodea. Pero cuando parece que no puede estar seguro de nada, alcanza la verdad del primer principio que estaba buscando. La duda sistemática implica que no pueda dudar de que está dudando. Y mientras duda, piensa. “Pienso, luego existo” es una verdad tan firme que no se puede dudar de ella. Así, del proceso de la duda llega al principio sólido que buscaba, pues no se puede dudar de que existe y piensa; de que es el yo el que duda y piensa. De esta forma, en el cimiento del edificio de la filosofía aparece la vedad incuestionable del sujeto. La existencia del sujeto pensante es una evidencia que está por encima de la existencia del cuerpo y del mundo. Se puede dudar del cuerpo pero no del yo ni del alma.


Así, en el proceso de la duda metódica se ha asegurado de la existencia de una sustancia independiente del cuerpo. Al preguntase por el yo, se contesta que es una sustancia pensante, una sustancia cuyo atributo es el pensamiento. A la hora de definir “sustancia” la identifica con lo que existe en sí mismo: El yo es una “sustancia” que no necesita de ninguna otra cosa para existir. El alma existiría aunque no existiera el cuerpo. La forma en que ha obtenido la evidencia del “yo pienso” se ha convertido en el modelo de toda verdad y de toda certeza. Así los conocimientos solo serán verdaderos cuando se conciban de una forma clara y distinta. A partir del análisis del yo pensante, Descartes, también llega a demostrar de tres maneras distintas la existencia de Dios o “Sustancia infinita”: 1.- Partiendo del hecho de que todos tenemos en nuestra mente la idea de un ser infinito, esta idea no puede venir de nosotros, porque lo más perfecto no puede provenir de los menos perfecto, ni de la nada. La idea de un ser infinito y perfecto solo puede proceder de un ser que contenga todas las perfecciones que existan en su propia causa. 2.- Si yo hubiera existido solo y con independencia de cualquier otro ser superior a mí, tendría que tener todas las perfecciones que se le atribuyen a Dios y, por consiguiente, ser infinito, eterno, omniscente y todo poderoso. Como no lo soy, el ser que me ha creado y del que dependo es Dios.
3.- El argumento ontológico afirma que todos teneos en la mente la idea de un ser sumamente perfecto. Y de la idea de este ser perfecto, se ha de seguir que existe, porque de otra forma no sería el ser perfecto. Por tanto la existencia de Dios ya está contenida en su propia esencia. En el proceso de construcción del nuevo edificio de la filosofía todavía quedaba por justificar la existencia del mundo exterior, o “sustancia extensa”. Siempre existe la posibilidad de que aquello que creemos conocer con certeza sea la ilusión de un sueño. Sin embargo, Dios es garantía de nuestros conocimientos. Su bondad y perfección se presentan como fundamento de la racionalidad. Así Descartes garantiza que los conocimientos acerca de la realidad y del mundo exterior aportados por al razón gozan de certeza y seguridad. De esta manera, Descartes, siguiendo su método racional, y con independencia del los sentidos, afirma la existencia de tres realidades o sustancias: Yo o sustancia pensante; Dios o sustancia infinita y el mundo exterior o sustancia extensa.

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