El legado de Sócrates y Platón: Filosofía y realidad

1. El legado de Sócrates

1.1. La Atenas de Sócrates. Los sofistas y la degeneración de la democracia

Durante la segunda mitad del siglo V a.C., en Atenas, surgieron los sofistas, quienes ofrecían servicios como maestros de virtud y entrenadores en política. Enseñaban principalmente retórica y cobraban honorarios por sus servicios. Los sofistas tuvieron mucho éxito en Atenas, atrayendo a jóvenes que buscaban destacar en la sociedad y la política. Compartían premisas filosóficas convencionalistas y relativistas, creyendo que las leyes y normas son convencionales y que la verdad y la moralidad varían según el contexto cultural. Abogaban por el realismo político, enfatizando la importancia de adaptarse a las circunstancias políticas cambiantes para alcanzar el éxito en la vida pública.

1.2 Sócrates frente a los sofistas: El proceso socrático

Sócrates se enfrentó a los sofistas y desarrolló un proceso filosófico basado en la reflexión y el diálogo. Según Sócrates, ser justo nos hace mejores y actuar injustamente arruina nuestra alma. Utilizaba el método del diálogo para buscar definiciones universales y desafiar las afirmaciones de los supuestos expertos. Su objetivo era encontrar la verdad y comprender la naturaleza de las cosas. Sócrates creía en criterios objetivos de buen comportamiento moral y sostenía que quien conociera el bien no podría obrar mal. Su enfoque contrastaba con la visión convencionalista y relativista de los sofistas.

1.3. Platón, discípulo de Sócrates

Sócrates tuvo una influencia directa en Platón, quien fue parte de su círculo de amigos y seguidores. Platón se vio profundamente afectado por el juicio y la condena a muerte de Sócrates. La mayoría de los diálogos escritos por Platón tienen a Sócrates como personaje principal. Platón continúa la disputa socrática con el pensamiento relativista y convencionalista de los sofistas. Al igual que Sócrates, Platón muestra una profunda preocupación por la reforma de la vida pública y se pregunta cómo la generación posterior a Pericles pudo corromperse de esa manera. En sus diálogos, Platón señala que los errores prácticos de los hombres se deben a la falta de conocimiento necesario para actuar virtuosamente. Platón también sigue la línea del intelectualismo moral socrático, argumentando que no puede haber un gobierno bueno, justo y virtuoso si los gobernantes no tienen un conocimiento completo de la justicia y la virtud. Además, Platón amplía su investigación para abarcar otros dominios y se cuestiona sobre la estructura última de la realidad y la posibilidad del conocimiento. Su filosofía también muestra influencias de otros pensadores como Parménides, Zenón, Anaxágoras y los pitagóricos.

2. La realidad sensible y las formas

2.1. Epistéme y dóxa

La epistéme se refiere al conocimiento o ciencia verdadera, que es infalible y siempre verdadera porque se basa en la realidad de las cosas. Por otro lado, la dóxa se refiere a la opinión, que puede ser verdadera o falsa y se basa en percepciones cambiantes. Platón sostiene que la realidad sensible percibida por los sentidos no puede ser objeto de epistéme, ya que los datos sensibles son cambiantes y no representan la verdadera realidad.

2.2 El desafío eleático: lo sensible no es real

Parménides argumenta que el no-ser no puede ser objeto de pensamiento, investigación, discurso o conocimiento. Solo podemos tener conocimiento del ser, ya que el no-ser no existe y no se puede decir nada sobre lo que no es. Además, Parménides sostiene que los datos de los sentidos tampoco pueden ser objeto de conocimiento, ya que son una mezcla de ser y no ser. Si creemos que el mundo sensible es real, entonces estamos comprometidos con la existencia de la generación, la corrupción, el cambio y la pluralidad, conceptos que implican la existencia del no-ser y son incoherentes. Por lo tanto, Parménides concluye que solo podemos tener conocimiento del ser y que el mundo sensible no es verdaderamente real.

2.3 La respuesta pluralista: salvando las apariencias

Parménides argumenta en contra de la realidad de lo sensible, afirmando que solo podemos tener conocimiento del ser y no del no-ser. Esto plantea un desafío para conciliar las apariencias sensibles con los principios lógicos. Filósofos posteriores, como Anaxágoras, proponen una solución pluralista, donde lo que percibimos a través de los sentidos es una manifestación de una realidad más fundamental compuesta por entidades inmutables. Estas entidades se combinan y recombinan para dar lugar a los fenómenos sensibles que observamos. Aunque los entes verdaderos nunca se dan con evidencia a los sentidos, la mente puede abstraer y comprender la verdadera realidad a través del pensamiento.

2.4 Platón: la verdadera realidad reside en las formas

Platón rechaza la interpretación de Anaxágoras sobre la participación de los objetos sensibles en las realidades elementales. Para Platón, las Formas, como la Belleza y el Bien, son realidades más fundamentales que explican las apariencias sensibles. Platón argumenta que las cosas sensibles exhiben una mezcla de propiedades y su forma se explica por la existencia de la Forma correspondiente. Además, sostiene que la realidad más pura y plena es la propia Forma, y que el conocimiento de las Formas se obtiene a través de la mente y no de los sentidos.

2.5 En busca del conocimiento: de la dóxa a la epistéme

Platón argumenta que lo sensible es contradictorio y no puede ser objeto de conocimiento, solo de opinión. Propone un método para ascender desde la opinión hasta el conocimiento, utilizando el símil de la Línea y la alegoría de la Caverna. En este método, se distingue entre la opinión y el conocimiento discursivo, y se llega al entendimiento directo de las Formas inteligibles. Para Platón, el conocimiento es reminiscencia, ya que el alma recuerda las Formas a las que estuvo expuesta antes de encarnarse en el cuerpo.

2.6 Pero ….. ¿Qué son las formas?

El texto plantea preguntas sobre las Formas y su relación con los objetos sensibles. Parménides cuestiona la viabilidad de la doctrina de las Formas y plantea dilemas sobre la participación y la autopredicación de las Formas. Además, se menciona el argumento del tercer hombre, que sugiere la existencia de un número infinito de Formas de la Belleza. Platón propone un método para ascender desde la opinión hasta el conocimiento, utilizando el símil de la Línea y la alegoría de la Caverna, y distingue entre la predicación ordinaria y la predicación esencial de las Formas.

2.7 Cortar la naturaleza por las articulaciones: el método de la diairesis

El texto habla sobre el método de la diairesis, que consiste en la división clasificatoria de las cosas para revelar su esencia. Platón utiliza la dialéctica para identificar qué clases armonizan entre sí y cuáles se excluyen. Este método busca comprender la naturaleza de las cosas y sus posibilidades de combinación y separación, con el objetivo de obtener un mapa completo de géneros y especies que permita comprender sus compatibilidades e incompatibilidades.

3. Alma platónica

3.1 La psyché en la cultura griega

El concepto del alma era fundamental en la cultura griega antigua, pero su naturaleza exacta y si sobrevivía a la muerte eran temas de debate. Platón consideraba al alma como el sujeto real de las acciones y pasiones humanas, pero no había acuerdo sobre su supervivencia después de la muerte. El diálogo «Fedón» de Platón explora diferentes opiniones sobre el alma y su existencia post mortem.

3.2 La inmortalidad del alma: los argumentos del Fedón

El diálogo «Fedón» de Platón no busca probar de manera definitiva la inmortalidad del alma, sino que muestra el método de las hipótesis platónicas. En este diálogo, se intenta demostrar que el alma no se destruye con la muerte y que conserva sus capacidades cognitivas intactas después de separarse del cuerpo. Se plantea la idea de que filosofar es aprender a morir y se exploran argumentos para respaldar estas afirmaciones sobre la naturaleza del alma y su destino post mortem.

  • Argumentos de la reminiscencia
  • Argumentos de la afinidad
  • Argumento final

En el diálogo «Fedón» de Platón se argumenta que el alma existe antes del nacimiento y puede comprender separada del cuerpo. Aprender es recordar y existen Formas inteligibles. El alma adquiere conocimiento previo al nacimiento y conserva sus capacidades cognitivas en las reencarnaciones.

El argumento de la afinidad busca determinar a qué se asemeja más el alma. Se establece que el alma es indestructible, simple e inmutable, mientras que el cuerpo es destructible, compuesto y sujeto a cambio. Sócrates argumenta que el alma se asemeja a las Formas inteligibles, que son constantes e inmutables, mientras que el cuerpo se asemeja a los objetos sensibles que están sujetos a cambio. Además, se destaca que el alma es invisible, puede investigar sin el uso de los sentidos y tiene un papel divino de gobernar en la interacción con el cuerpo.

En el argumento final del diálogo «Fedón» de Platón, se establece que el alma es indestructible y constante, mientras que el cuerpo es destructible y está sujeto a cambios. El alma se asemeja a las Formas inteligibles, mientras que el cuerpo se asemeja a las entidades sensibles. Sócrates argumenta que el alma puede lograr la inmortalidad a través de su asociación con las Formas y que el cuerpo es como una cárcel para el alma. En presencia de la muerte, el alma debe huir al Hades, ya que como portadora de la vida, no puede aceptar la muerte.

3.3 El alma dividida en el Fedro y la República

En el diálogo «Fedón» de Platón, se presenta una concepción del alma humana basada en la filosofía pitagórica. Según este diálogo, el alma existe antes del nacimiento y reside en una región invisible donde puede contemplar directamente las Formas. Sin embargo, el alma se une accidentalmente al cuerpo, que se presenta como una cárcel para el alma. En contraste, los diálogos del Fedro y la República ofrecen una visión más matizada de la relación entre el alma y el cuerpo, identificando diferentes partes del alma y argumentando que el alma alcanza la armonía cuando todas sus partes funcionan bajo la dirección de la razón.

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