El juicio ordinario

El ser humano adquiere el conocimiento a través de los sentidos y de la razón. En un primer momento, y a través de los sentidos obtenemos las sensaciones, las cuales al ser organizadas, y junto a otros factores como las experiencias pasadas por ejemplo, dan a lugar a las percepciones. Asimismo, se obtiene conocimiento a través de la razón. Esta nos lleva a elaborar conceptos, los cuales al ser ordenados dan lugar a los juicios, estamos razonando y estamos obteniendo un nuevo juicio que se llama conclusión. ¿Podemos concluir que este conocimiento obtenido a través de los sentidos y de la razón es la realidad? A esta pregunta es a la que intentan dar respuestas algunas corrientes filosóficas. Así tenemos el escepticismo que dice que dado que el conocimiento sensible no es seguro y que la razón tampoco llega a la verdad, no se pueden estar seguros de que exista o no la realidad. Y el dogmatismo que señala que si se puede conocer la realidad y ese conocimiento se consigue exclusivamente de la razón. O el Realismo ingenuo que afirma que la realidad existe fuera del individuo que la contempla. Por ello, el hecho de que haya argumentos sólidos para defender tanto una respuesta afirmativa como una negativa, nos hace concluir que mediante el debate y la discusión filosófica no ha sido posible resolver el problema de la realidad.


• Exteroceptores: los que están en el exterior, e informan de estímulos externos, como la luz, el sonido, etc., y que corresponden a los cinco sentidos tradicionales.
• Interoceptores: internos, captan los estados del organismo, como la sed, el cansancio o el hambre.
• Propioceptores: que permiten la coordinación muscular y el equilibrio, y están situados en los músculos
• Nociceptores situados en cualquier parte del cuerpo, informan de estímulos perjudiciales o nocivos para el organismo, como el dolor, por ejemplo.

Las sensaciones son los datos más o menos caóticos que nos llegan a través de los sentidos. Es, pues, algo puramente físico y fisiológico, y, en sentido estricto, aún no es conocimiento.

La percepción: El objeto singular que se ve —siguiendo con el ejemplo de la vista— para los ojos es solo luz, pero el sujeto sabe que
se trata de una mesa o de cualquier otro objeto. La energía física, los impulsos bioeléctricos, adquieren una forma
determinada: los objetos que se ven. La sensación se transforma en percepción y lo que era estrictamente un proceso físico-fisiológico pasa a ser un proceso psí-quico que descubre objetos particulares.


El conocimiento intelectual

1-La elaboración de conceptos


El concepto es la representación mental, universal y abstracta de un objeto, no necesariamente material. Son conceptos: mesa, árbol, nieve, blanco, verde, etc. Los conceptos son abstractos, porque prescinden de las propiedades singulares de cada objeto y se quedan exclusivamente con las propiedades comunes a todos los objetos de una misma clase y, por ello, son universales, porque se refieren no a un objeto singular determinado, sino a cualquier individuo miembro de una clase de objetos. Ya Aristóteles señaló que la formación de los conceptos era fruto de una operación mental —la abstracción— que consiste en aislar conceptualmente una propiedad concreta de un objeto y reflexionar mentalmente sobre ella, ignorando otras propiedades del objeto en cuestión. Sea este u otro el proceso a través del que se forman los conceptos, en tanto que representaciones mentales — existen diferentes teorías— todos los autores están de acuerdo en que están inevitablemente asociados al
lenguaje que los expresa: se expresan en palabras, que reciben el nombre de términos.

2-Elaborar juicios relacionando conceptos de forma ordenada


El juicio es la relación que el pensamiento establece entre dos conceptos cuando afirma o niega el uno del otro. Se realiza un juicio, por ejemplo, cuando se establece una relación entre los conceptos «nieve» y «blanco» y se afirma que «la nieve es blanca», o cuando se establece una relación entre los conceptos «nieve» y «verde» y se afirma que «la nieve no es verde».


3-La tercera función es el razonamiento, que no es sino una relación ordenada de juicios.
Se puede definir el razonamiento como el proceso mediante el cual el pensamiento relaciona dos o más juicios conocidos, que obran como premisas, e infiere de ellos un nuevo juicio que recibe el nombre de conclusión.

Razonar es, pues, sacar, «inferir» conclusiones de unos datos y, para hacerlo, se pueden seguir fundamentalmente dos caminos.
• bien partir de unos datos más reducidos, menos generales que la conclusión que se infiere de ellos —es el razonamiento inductivo—,
• bien partir de unos datos más amplios, más generales que la conclusión que se saca de ellos —es el razonamiento deductivo.
En el modo de razonar deductivo, la conclusión que se infiere de los datos es una conclusión necesaria en virtud de la estructura misma del razonamiento y sin que tenga nada que ver en ello el contenido de esos datos. 
Por el contrario, el razonamiento inductivo, y también por su misma estructura, solo proporciona probabilidad, nunca seguridad. 


Teoría de la verdad como adecuación o correspondencia


Afirma la existencia de una relación de coincidencia entre un enunciado y el hecho. O, en otras palabras, entre lo que pensamos y la realidad. Así, si yo pienso “Veo un gato” cuando efectivamente observo a dicho felino junto a mis pies, entonces mi pensamiento es verdadero porque corresponde con el hecho que describe. Hay, por una parte, un pensamiento, que posee un contenido; y, por otra, un hecho (una realidad) que tiene la virtud de convertir aquel en realidad. Por lo tanto, si el significado de un enunciado, o un pensamiento, describe los hechos según la manera en que interpretamos el mundo, entonces dicho enunciado corresponde a los hechos, y en consecuencia, es un enunciado verdadero. Una dificultad que presenta esta teoría es el concepto mismo de la correspondencia. Por convencíón nuestra cultura ha ido asociando ciertos signos lingüísticos a objetos concretos, y en consecuencia al aparecer dichos signos la mente humana representa o se figura este objeto; mas ¿Cómo se realiza y en qué consiste tal representación mental del objeto?


Teoría pragmática de la verdad


Es teoría considera que una proporción es verdadera cuando es útil y, por tanto, conduce al éxito. La verdad o falsedad de una proposición coincide con las consecuencias que resulten de aplicarla. Una proposición es verdadera si su puesta en práctica tiene resultados positivos; en cambio, una proposición falsa es aquella cuyas consecuencias son negativas. Así, una teoría verdadera sobre el sida será aquella que permita curarlo. Williams James (1842-1910) fue el principal autor de esta teoría.

Teoría de la verdad como coherencia


La verdad como coherencia se circunscribe al ámbito de las ciencias formales. Dicha concepción sugiere
que, un enunciado es verdadero cuando no encierra ninguna contradicción consigo mismo ni con ningún otro enunciado del mismo sistema, que haya sido aceptado como verdadero. En este caso la verdad está relacionada con las relaciones de coherencia que se establecen entre ellas. Por ejemplo, cuando un matemático dice que es verdad que «el número 3 es entero y primo», dadas ciertas definiciones de número entero y número primo, quiere decir que el enunciado «el número 3 es entero y primo» es coherente con nuestras definiciones de número entero y número primo.


Los escépticos toman conciencia clara de la limitación de las capacidades cognitivas del hombre. Estas limitaciones se revelan en los siguientes argumentos:

1.- El conocimiento sensible no es seguro. Los sentidos nos engañan a veces y quizá lo hagan siempre. No nos informan sobre la realidad de las cosas, sino que, a lo sumo, proporcionan simples apariencias. Habría que tener en cuenta el mundo de los sueños, alucinaciones, ilusiones…, que a veces confundimos con la realidad.
2.- La razón tampoco llega a la verdad. A toda afirmación puede oponerse la contraria, sin que haya criterio para decidirse por ninguna. Los sofistas eran maestros en defender una tesis y su contraria.
3.- Hay diversidad de escuelas. Los filósofos, las escuelas, los sistemas discrepan entre sí. A unos mismos problemas se dan soluciones diversas y hasta excluyentes. ¿A cuál atenerse, cuál elegir?
4.- El lenguaje como medio de comunicación no es adecuado para transmitir fielmente los sentimientos, percepciones ni pensamientos. Estos son intransferibles, son totalmente subjetivos, como ya había apuntado Gorgias el sofista.

Todo ello lleva a los escépticos a la suspensión de juicio (o epojé) ya mencionada. ¿Qué significa esto? El escéptico ni afirma ni niega, se abstiene de formular juicios que pretendan ser verdaderos o falsos. A lo sumo emite juicios relativos a su parecer, particular y subjetivo, pero sin pretensión de objetividad. El escéptico se libera así de toda servidumbre a escuela, doctrina, sistema, secta, autoridad… Tampoco tiene nada que enseñar.

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