El capital, el trabajo y la plusvalía en el pensamiento de Marx

CAPITAL

Para Marx, el capital es el conjunto de los bienes que, con el trabajo, sirven para producir productos y obtener beneficios. En efecto, el capital genera capital. Existen dos tipos de capital: constante y variable. El primero se atribuye a las materias primas y maquinarias, ya que es poco probable que su precio varíe y resulta más difícil reducir el coste. El segundo no es fijo y se atribuye al valor de cambio del proletariado, es decir, al sueldo de los trabajadores. Por lo tanto, un capitalista puede reducir el salario de sus empleados para abaratar los costes. Asimismo, en el sistema capitalista, el capital tiende a concentrarse en menos manos. Las grandes empresas tienen la posibilidad de abaratar el capital constante, ya que siempre será más barato comprar madera para 2000 mesas que para 10. Como consecuencia, estas empresas tienen precios más competitivos y provocan el cierre de las más pequeñas. Lógicamente, la masa del proletariado va a crecer paulatinamente y las condiciones de trabajo y vida serán peores y más precarias, ya que el capital variable se reducirá constantemente. Según Marx, esta lógica dará lugar a la revolución del proletariado. El capitalismo produce su propia «contradicción». La masa del proletariado tiene que estar dispuesta a una revolución que acabe por expropiar a la minoría rica.



TRABAJO:

El trabajo establece un principio antropológico según el cual la característica que diferencia a los seres humanos de cualquier ser vivo es la necesidad de un hacer continuo que se traduce en el trabajo, entendido como una actividad elegida libremente para transformar la naturaleza. En efecto, el trabajo es una forma de expresión de las capacidades físicas y mentales del ser humano en función de su deseo de creación y que permite autorrealizarse. La sociedad capitalista en la que vivimos pervierte el sentido natural del trabajo, convirtiéndolo en la fuerza productiva que el obrero vende al burgués para sobrevivir, ya que no es dueño de los medios de producción ni de los recursos naturales. Dicha actividad pasa a ser un medio para la producción de mercancías y para el enriquecimiento del capitalista. El ser humano no respeta su naturaleza ni personalidad, como tampoco su libertad, lo que genera un estado de alienación. Como solución, Marx defiende la emancipación del trabajo, según la cual cada individuo debería poseer la capacidad para elegir el trabajo que quiera, siendo dueño de su actividad y fiel a su naturaleza.



PLUSVALÍA:

Según Marx, la plusvalía es el beneficio que obtiene el capitalista con la venta de las mercancías producidas por el trabajador. Para entenderlo, hay que explicar que, según Marx, toda mercancía posee un valor de uso y de cambio. El valor de uso es la capacidad de un objeto para satisfacer una necesidad, y el valor de cambio es el precio que tiene en el mercado, representado por el dinero. La sociedad en el sistema capitalista se divide en dos: personas que no poseen capital y son obligadas a vender su fuerza de trabajo, y personas que tienen capital y compran la fuerza de trabajo del obrero. Dicha fuerza de trabajo es una mercancía con sus dos valores: el valor de uso, que corresponde a la capacidad productiva, y el valor de cambio, que identificamos con el salario. Según Marx, la venta de la mercancía producida por el proletariado será superior a la suma de su salario más los gastos que implica su producción, generando así la plusvalía. Marx propone dos alternativas para la desaparición de la plusvalía: por un lado, la solución cooperativa, que consiste en que el beneficio se dirija de vuelta y se reparta entre los obreros; y por otro lado, la solución estatal, según la cual el beneficio irá destinado al estado para invertirlo en el bien común de la sociedad, como escuelas y sanidad pública.



ROSA LUXEMBURGO:

Rosa Luxemburgo fue una filósofa de finales del siglo XIX, divulgadora y crítica del pensamiento marxista. Intenta explicar por qué no ha llegado esa revolución del proletariado a la que tanto hace referencia Marx. En primer lugar, cabe mencionar que Rosa es internacionalista y considera que lo que define a una sociedad es la relación que establece con otros países. Introduce en el análisis marxista el imperialismo como hito histórico. Esta etapa se produce entre 1880 y 1914 y se basa en la idea de superioridad de los países del norte frente a los del sur. Sin embargo, ella interpreta esta fase clave marxista de tal manera que afirma que el imperialismo no se trata de una dominación política, sino de una división internacional del trabajo y del capital. Hace una división entre las zonas centrales o norte, donde se encuentra el trabajo cualificado y las clases sociales burguesas dueñas de materias primas y de los medios de producción, y las periféricas o sur, donde se encuentra la masa del proletariado explotada. Por otro lado, cree que la revolución se realiza por la espontaneidad de la masa obrera. Sostiene que los sindicatos han constituido una fuerza inhibidora que limita la fuerza revolucionaria debido a la carga burocrática que conllevan. Hay que tener en cuenta que ella viene a completar el pensamiento marxista al mismo tiempo que defiende una revolución pacifista, ya que votó en contra de que Alemania participe en la Primera Guerra Mundial.



Pone en valor el hecho de que el proyecto marxista no se puede completar si no tenemos en cuenta la igualdad entre mujeres y hombres. En conclusión, gracias a Rosa hemos entendido que las mujeres también somos sujetos del cambio.



HEGEL:

Hegel es uno de los más importantes en el estudio de la filosofía de la historia y explica el devenir de las sociedades humanas. Comprende que la racionalidad juega un rol en el cambio de las sociedades y en la evolución humana. Defiende que la dialéctica es la que explica el cambio. Marx trata de entender el cambio y el estudio de la filosofía de la historia, aunque sus ideas difieran en varios puntos: realidad, capitalismo, alienación y dialéctica. En cuanto a la realidad, Hegel defiende que el cambio se define y crea gracias al espíritu o ideas, ya que va tomando consciencia de sí mismo. Marx, por su parte, propone que el cambio en la sociedad se realiza en su base material, en la infraestructura, y rechaza la idea de entes trascendentales. En efecto, el primero es un filósofo de corte idealista, mientras que el segundo es materialista. Por otra parte, en cuanto al capitalismo, ambos están en polos opuestos: Hegel considera que el capitalismo es una fase racional y necesaria para el desarrollo del espíritu o idea, mientras que Marx se basa en la explotación del ser humano por el ser humano y defiende que debería ser erradicado. Para Hegel, el espíritu está alienado y genera la búsqueda de su autoconciencia y la historia del ser humano. Para Marx, es el proletariado quien se encuentra alienado. Por último, la dialéctica: Marx toma la visión hegeliana y la adapta a su visión materialista de la realidad. Para Marx, la dialéctica es un proceso que explica el devenir de la realidad y de la historia del ser humano a partir de una estructura o lógica que acontece siempre en la base material de las sociedades, en su infraestructura. Para Hegel, la realidad que se desarrolla dialécticamente es la del espíritu.

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