Contractualismo rawls

Relación del autor con otra posición filosófica

A)Relación de Rawls con el Utilitarismo

Rawls define como el principal objetivo de su obra el de “elaborar una teoría de la justicia que sea una alternativa viable a las doctrinas que han dominado largamente nuestra tradición filosófica”. Las doctrinas rivales a las que se refiere son el intuicionismo y, sobre todo, el utilitarismo.

El Utilitarismo, podemos definirla simplemente como aquella postura que considera que un acto es correcto cuando maximiza la felicidad general. Podemos afirmar, por tanto, que posee un método capaz de jerarquizar las alternativas, frente a posibles controversias morales (la mejor opción sería la que contribuye al bienestar general). Sin embargo, Rawls tiende a rechazar el utilitarismo, en su carácter de concepción “consecuencialista”, puesto que él defiende una teoría “deontológica”, esto es, una concepción conforme a la cual la corrección moral de un acto depende de las cualidades intrínsecas de dicha acción, y no por sus consecuencias, de su capacidad para producir un cierto estado de cosas previamente valorado.

El utilitarismo destaca porque:

-Nos sugiere que, en caso de dudas acerca de qué política adoptar frente a un conflicto de intereses, evaluemos las distintas alternativas en juego considerando los intereses de los distintos individuos que se podrían beneficiar o perjudicar a partir de tales opciones.

-No prejuzga sobre los deseos y preferencias de los distintos individuos cuya suerte se encuentra en juego.

-Carácter igualitario ya que tiende a contar como iguales las distintas preferencias en juego. El utilitarismo privilegiará la pretensión de la mayoría.

-Reproduce, en una escala social, nuestra tendencia a aceptar ciertos sacrificios presentes, con el objeto de obtener mayores beneficios en el futuro. Sin embargo, según Rawls cierto tipo de cálculos que podríamos considerar aceptables a nivel personal deberíamos rechazarlos cuando son trasladados sobre una pluralidad de individuos. Podríamos considerar inaceptable, la pretensión de imponer sacrificios graves sobre un determinado sector de la población con el único objeto de mejorar el nivel de vida del resto.

Frente al utilitarismo, Rawls objeta también el presupuesto según el cual el bienestar es el aspecto de la condición que requiere atención normativa. Y critica esto por dos razones. En primer lugar, esta perspectiva implica, indebidamente tomar como relevantes lo que podríamos llamar los “gustos caros” de las personas. Por otro lado, critica al utilitarismo por dar cabida a lo que podríamos llamar preferencias o gustos “ofensivos”, de manera que pueda ser computado, por ejemplo, el placer que una persona pueda obtener discriminando a otra, o de dejar menos espacios de libertad a otros. Para Rawls el Utilitarismo choca con nuestras convicciones acerca de lo justo, porque nadie aceptaría legítimamente como una conducta moral apropiada, por ejemplo, privar a un grupo social de sus libertades en aras del beneficio social.

En este sentido, Dworkin se ocupa de mostrar el modo en que el utilitarismo termina frustrando su original promesa igualitaria. El argumento de Dworkin se basa en la idea de preferencias “externas”, esto es, preferencias acerca de la asignación de bienes hacia otras personas (acerca de los derechos y oportunidades de los que deberían gozar otras personas). Piénsese, por ejemplo, en las preferencias de grupos racistas que quieren que ciertos grupos (personas que no pertenecen a la raza aria) no sean tratados en pie de igualdad en relación con los demás grupos.

El único modo en que el utilitarismo puede asegurar el mismo respeto a cada individuo es a través de la incorporación de un cuerpo de derechos capaces de imponerse a posiciones mayoritarias basadas en preferencias externas como la mencionada. Los derechos funcionarían como límites destinados a impedir que alguna minoría sufra desventajas en la distribución de bienes y oportunidades, en razón de que una mayoría piense que aquellos pocos merecen beneficios menores de los que la mayoría recibe.


B)Valoración de la actualidad

Para valorar la actualidad de Rawls, podemos tener presente a pensadores contemporáneos que han discutido con él, como Habermas, que polemizó con Rawls en defensa de un republicanismo kantiano. Ambos tienen puntos en común, como su inspiración kantiana, el intento de construir una concepción pública de la justicia, de carácter procedimental, basada en la prioridad de la justicia sobre el bien. Sin embargo, Habermas ve necesaria una mayor participación de los ciudadanos en la vida política

El feminismoha criticado al liberalismo en general y a Rawls en particular que se haya limitado a establecer una teoría política que descuidaba la familia como un ámbito privado en el que no deseaba inmiscuirse. Pero la familia es una institución que imposibilita la igualdad de oportunidades para la mujer sometiéndola a una jerarquía y a una violencia de género de la que se debería ocupar una teoría de la justicia. Rawls ha respondido que aunque los principios de la justicia no están destinados a regular la vida interna de la familia, imponen a esta unas restricciones que ponen a salvo “los derechos iguales de la mujeres” y establecen mecanismos para que la estructura básica de la sociedad proteja la plena igualdad de la mujer.

Rawls considera su teoría de la justicia un liberalismo igualitario, lo que le ha acercado a la socialdemocracia europea, pero lo ha alejado del los neoliberalies o liberalismo conservador, que rechazan el carácter distributivo del segundo principio de Rawls y defienden un “Estado mínimo” que se limite a proteger los derechos de los individuos y no intervenga ni en política distributiva ni sociales. Cabe mencionar en este sentido al libertarismo o liberalismo libertario. Se trata de una filosofía política que afirma la primacía suprema de la libertad individual (o libertad negativa), es decir el derecho del individuo sobre sí mismo sin más límites que los derechos del otro. Defienden enfáticamente la propiedad privada, se oponen a casi cualquier intervención estatal, tienen una confianza absoluta en el mercado y consideran los impuestos corno una forma de robo. Se oponen al servicio militar obligatorio, postulan una libre circulación de personas completamente irrestricta (desaparición de todos los obstáculos relacionados con las migraciones), son ardorosos partidarios de la libertad de expresión en el sentido más amplio posible. También critican toda intervención del Estado en la vida privada de las personas, por ejemplo en el consumo de drogas o en la eutanasia (ellos defienden más abiertamente un derecho al suicidio). Se sustenta, pues, en una filosofía individualista, una política antiestatista y una economía completamente desregulada. Rawls mantuvo apasionantes debates con el probablemente filósofo libertario más destacado: Robert Nozick.

No obstante, otros autores han criticado sus teorías por razones contrarias, es decir, por ser insuficientemente igualitaria y admitir un nivel de desigualdad social que se justifica en nombre de la justicia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *