Conceptos Clave en Filosofía Moral: De Aristóteles al Contrato Social

1. Teorías Éticas Teleológicas: Diferencias entre Aristóteles y Hedonismo

¿Por qué son Éticas Materiales?

Las teorías éticas teleológicas, también conocidas como éticas del fin o del bien, buscan orientar la vida humana hacia la consecución de un bien supremo. Se les denomina éticas materiales porque proponen un contenido material concreto, es decir, nos indican los fines que debemos perseguir con nuestras acciones.

Eudemonismo: La Ética de Aristóteles

La ética de Aristóteles puede agruparse con la de otros autores como Epicuro o J. S. Mill, ya que todas tratan de orientarnos para que seamos capaces de alcanzar el mayor bien posible en nuestra vida. Por eso, decimos que la filosofía moral aristotélica es una ética del bien, pues pretende servirnos de guía para que podamos alcanzar ese objetivo.

Las éticas del bien consideran que existe un bien supremo hacia el que debe orientarse la vida humana. Todas ellas creen que la vida humana debe encaminarse a lograr esa meta. Sin embargo, no existe acuerdo a la hora de determinar cuál es el bien supremo que debemos perseguir.

En su ética, Aristóteles sostiene que el bien máximo al que podemos aspirar las personas es la felicidad. Es verdad que los seres humanos se esfuerzan por conseguir otras metas como la riqueza, la fama o el poder, pero Aristóteles nos recuerda que ninguna de estas aspiraciones es una finalidad en sí misma. Nadie desea ser rico únicamente por acumular oro; la riqueza es un medio que puede proporcionarnos ventajas y oportunidades. Y lo mismo sucede con la fama o el poder, ya que no los deseamos por sí mismos, sino únicamente como instrumentos al servicio de un objetivo superior.

Según Aristóteles, lo que las personas verdaderamente queremos es ser felices. Si lo logramos, habremos alcanzado el máximo bien al que podemos aspirar. La felicidad no es un medio, sino una meta en sí misma que constituye el objetivo más importante que las personas podemos desear. De acuerdo con Aristóteles, el bien supremo que perseguimos los seres humanos es la felicidad. El término griego para referirse a la felicidad es eudaimonia. Por eso, suele decirse que la ética de Aristóteles es una ética eudemonista, ya que insiste en la importancia de orientar nuestra vida para que podamos ser felices.

Hedonismo: La Ética de Epicuro

La ética de Epicuro, al igual que la de Aristóteles, es una ética del bien, ya que insiste en la importancia del objetivo supremo que debe orientar nuestra conducta. Epicuro creía que el placer es el bien supremo que debemos tratar de alcanzar en nuestra vida. Como el término griego para referirse al placer es hedoné, a menudo se afirma que la ética epicúrea es hedonista.

Para entender bien lo que Epicuro quería decir, es importante explicar el sentido que tiene el concepto de placer en su filosofía. El placer no consiste en desenfrenos, sino sobre todo en la ausencia del temor y del dolor. Según Epicuro, aunque los excesos pueden producir un placer intenso, posteriormente suelen causar sufrimiento y dolor. Este tipo de conductas no nos acercan a la felicidad. Lo que hay que buscar es más bien la calma y el sosiego, que solo puede llegar si nos ejercitamos en perder el miedo al destino, al dolor y a la muerte.

Además, Epicuro distingue tres tipos distintos de placeres:

  • Placeres naturales y necesarios: Alimentarse, vestirse, cobijarse frente a las inclemencias del tiempo son algunos de estos placeres, al igual que reflexionar o cultivar la amistad.
  • Placeres naturales pero innecesarios: Están asociados al deseo de refinamientos artificiosos, como el lujo o las diversiones exóticas y refinadas.
  • Placeres que no son ni naturales ni necesarios: Como ocurre con el ansia de fama y de éxito social.

De acuerdo con la ética de Epicuro, si queremos ser verdaderamente felices, debemos centrarnos solo en satisfacer nuestros deseos naturales y necesarios, haciéndolo además con moderación y sensatez.

2. ¿Qué son las Éticas Formales? La Heteronomía y la Autonomía

Ética Formal

Una ética formal es una teoría ética que, a diferencia de las éticas materiales, no presenta un contenido concreto indicándonos el objetivo hacia el cual debemos encaminar nuestra vida.

Decimos que la ética de Kant es formal porque no contiene órdenes ni prohibiciones concretas. No nos indica el contenido de lo que debemos hacer porque considera que somos nosotros mismos quienes debemos decidirlo, haciendo uso de nuestra autonomía. Lo que hace esta ética es señalarnos cuál debe ser la forma que deben tener esos mandatos que cada cual debe elaborar por sí mismo.

Autonomía y Heteronomía

  • Autonomía: Es la capacidad de un individuo para elaborar por sí mismo sus propias normas de conducta.
  • Heteronomía: Un individuo actúa con heteronomía cuando obedece las normas dictadas por otras personas o por una autoridad externa.

Moral vs. Ley

Es importante distinguir entre la moral y la ley:

Moral

  • 1. Son normas individuales de conducta.
  • 2. Provienen de mi propia conciencia individual.
  • 3. Tienen carácter interno.
  • 4. No respetar estas normas produce en nosotros arrepentimiento, pesar y remordimiento.

Ley

  • 1. Son reglas sociales de obligado cumplimiento.
  • 2. Provienen de un acuerdo establecido por la sociedad.
  • 3. Tiene un carácter externo.
  • 4. Si desobedecemos estas normas, podemos ser castigados.

La moral está compuesta por normas internas de conducta dictadas por nuestra conciencia. Si actuamos en contra de nuestras convicciones morales, sentimos remordimiento.

3. Sentido de la Ética: Relación entre Libertad y Responsabilidad

¿Por qué estamos «Condenados a Ser Libres»?

Una de las características más significativas de los seres humanos es nuestra capacidad de elegir cómo queremos actuar. Las personas podemos ir contra nuestros instintos y decidir lo que queremos hacer gracias a nuestra libertad.

Tipos de Libertad

Nadie puede ser libre si está amordazado o si le están apuntando con un arma. Una primera dimensión de la libertad consiste en que no haya ningún obstáculo que nos impida actuar. Esto es lo que se conoce como libertad negativa. La libertad negativa es una libertad de, porque tenemos libertad en este sentido cuando estamos libres de presiones, amenazas y ataduras. Tenemos libertad negativa cuando no hay obstáculos que nos impidan hacer lo que deseamos.

Pero para conseguir lo que deseamos no basta con la ausencia de ataduras. También hace falta que podamos proponernos nuestras propias metas y que podamos trabajar para alcanzarlas. En esto consiste la libertad positiva. La libertad positiva es una libertad para, ya que consiste en que seamos libres para elegir nosotros nuestros propios objetivos. El concepto de libertad positiva se relaciona con la autonomía, puesto que solo tenemos libertad en este sentido cuando podemos realmente decidir por nosotros mismos. Nuestra libertad positiva se reduce en una situación de analfabetismo o de pobreza. La libertad positiva consiste en la capacidad real de decidir con autonomía lo que queremos hacer.

Libertad y Responsabilidad

La capacidad de elegir también nos hace responsables de nuestros actos. Ser responsable significa hacerse cargo de las decisiones que tomamos. Como somos libres de elegir, también tenemos la obligación de justificar por qué hemos elegido una cosa y no otra. La responsabilidad implica responder por nuestros actos, dando explicaciones de la elección que hemos hecho y haciéndonos cargo de sus consecuencias, reparando el daño que hayamos podido causar. Tenemos que asumir la responsabilidad de lo que hacemos de forma libre, consciente y voluntaria. Por eso es justo que nos castiguen cuando nos comportamos incorrectamente, ya que nuestra libertad siempre nos da la posibilidad de elegir. En cambio, no sería justo castigar a un león por devorar su presa, ya que su conducta no es libre, sino instintiva.

«Condenados a Ser Libres»

Estamos «condenados a ser libres». Esto significa que no podemos encontrar a nuestra libertad más límites; no somos libres de dejar de ser libres. Para la realidad humana, ser es elegirse. Nada le viene de afuera ni tampoco de adentro. La libertad está enteramente abandonada, sin ayuda ninguna de ninguna especie. La libertad no es un ser; es el ser del hombre, es decir, nada de ser. Si se empezara por concebir al hombre como algo bueno, sería absurdo buscar después en él momentos o regiones psíquicas en las que sería libre. El hombre no puede ser unas veces libre y otras esclavo; es enteramente y siempre libre, o no es hombre.

4. El Contrato Social

La teoría del contrato social es una corriente de pensamiento fundamental en la filosofía política.

El Origen

En contraste con lo que pensaba Aristóteles, la teoría del contrato social afirma que la sociedad no es natural, sino que es una creación artificial, tal y como pensaban los sofistas. Según esta teoría, para entender el origen de la organización social, debemos comenzar por imaginarnos cómo vivían los seres humanos antes de que existiera la sociedad. Esta situación anterior a la creación de la sociedad es lo que se denomina estado de naturaleza. En este estado, las personas vivían aisladas unas de otras, tratando de sobrevivir de forma independiente. Sin embargo, esta situación presentaba numerosas desventajas. Al cabo del tiempo, los seres humanos se dieron cuenta de que su vida podía mejorar si aceptaban vivir juntos. Por eso, decidieron establecer un pacto para crear la sociedad y disfrutar de las ventajas que la vida en común les proporcionaba.

La Hipótesis del Pacto Social

Según la teoría del contrato social, la sociedad no es natural, sino que es producto de un acuerdo. El pacto social permitió a los seres humanos abandonar el estado de naturaleza y fundar la vida en común. El pacto social del que hablan los defensores de la teoría contractualista no debe interpretarse como una situación real que haya tenido lugar en algún momento histórico concreto. La idea del contrato debe interpretarse más bien como una hipótesis teórica que puede servirnos para entender cómo funciona la sociedad. Las teorías del contrato social adquirieron gran importancia durante los siglos XVII y XVIII.

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