Conceptos Clave en el Pensamiento de Filósofos Modernos

Materialismo Histórico de Marx

El materialismo histórico de Marx busca explicar el desarrollo de la sociedad humana a través de la historia de manera científica. Sostiene que la historia de la humanidad está determinada por las condiciones materiales de la vida, es decir, por la forma en que las sociedades producen y distribuyen los bienes necesarios para su subsistencia. Según Marx, aunque ambas interaccionan, en última instancia la estructura económica de una sociedad (la base) determina su superestructura, que incluye las instituciones políticas, jurídicas, religiosas y culturales.

Toda la estructura social es estática por naturaleza, salvo las fuerzas productivas que, al ser dinámicas y desarrollarse con el tiempo, entran en contradicción con las relaciones de producción existentes. Así, la historia se puede explicar como la sucesión de luchas de clases entre diferentes grupos sociales con intereses económicos opuestos. Por ejemplo, en la sociedad feudal, la lucha era entre los señores feudales y los siervos, mientras que en la sociedad capitalista, la lucha es entre la burguesía (los propietarios de los medios de producción) y el proletariado (los trabajadores). Este conflicto lleva a la transformación de la sociedad a través de una revolución y al surgimiento de unas nuevas relaciones de producción. Por ejemplo, la revolución industrial transformó la sociedad feudal en una sociedad capitalista.

Marx creía que el capitalismo, como todos los modos de producción anteriores, contiene contradicciones internas que llevarán de manera inevitable a la revolución del proletariado y a su sustitución por una sociedad comunista sin clases. En esta sociedad, los medios de producción serían propiedad colectiva y la producción estaría orientada a satisfacer las necesidades humanas en lugar de generar ganancias.

En resumen, el materialismo histórico es una herramienta para analizar cómo las condiciones materiales y las relaciones económicas influyen en el desarrollo de la sociedad y cómo las luchas de clases impulsan el cambio histórico. Marx utilizó esta teoría para criticar el capitalismo por querer ralentizar artificialmente el advenimiento del fin de la historia: el comunismo.

Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental

La filosofía de Nietzsche constituye una crítica radical de la cultura occidental y del legado de Platón. Su punto de partida es una perspectiva llamada vitalismo: antes que racional, el ser humano es un ser viviente, y esta vida está llena de dolor, tragedia y sufrimiento. La vida es, nos guste o no, un reto exigente, un reto vital.

Frente a este reto, podemos adoptar dos actitudes: ser cobardes y enmascarar el carácter trágico de la vida porque es doloroso, o ser valientes y afrontarlo cara a cara. Los primeros están resentidos ante la vida y tienen una moral de esclavos. Los segundos aman la vida tal cual es y tienen una moral de señores. Así, Nietzsche traza la genealogía de la cultura occidental. Según él, es el resultado de la debilidad y el resentimiento, de la incapacidad de afrontar el reto vital y de tratar de enmascararlo. En lugar de adoptar una actitud que afirme la vida, la cultura occidental la ha estado negando.

El dolor y la tragedia son simples hechos sin propósito, sentido o ‘para qué’. Sufrimos porque la vida es así. Pero el ser humano occidental ha inventado un sentido que hace la vida más tolerable. Ha supuesto que el dolor y la tragedia tienen un ‘para qué’: acceder a una vida mejor. El resultado es la creación, la invención de un ámbito que no existe: la trascendencia. Pero como la trascendencia es solo una máscara para hacer la vida más tolerable, la cultura occidental ha puesto todas sus esperanzas en un invento que no es nada. Ha estado adorando la nada y ha caído en el nihilismo, defendiendo una moral de esclavos cuyo paradigma es el que ha inventado a Dios para hacer la vida más tolerable.

Frente a esta actitud inauténtica, Nietzsche anhela una nueva aurora que alumbre al superhombre, que ve el sufrimiento y la adversidad como una oportunidad para dar lo mejor de sí mismo, como una fuente de excelencia. Para Nietzsche, una actitud heroica hacia la vida trágica es un espectáculo admirable, una manifestación de belleza y de grandeza humana.

Crítica de Hannah Arendt a los Totalitarismos

Hannah Arendt, en su obra Los orígenes del totalitarismo (1951), estudia el mal como problema político a través del análisis de la ideología nazi (origen del Holocausto judío), del estalinismo soviético, e incluso del colonialismo europeo con sus connotaciones antidemocráticas y racistas.

Para Arendt, la política se manifiesta en la interacción pública y plural, donde las personas se constituyen a través de la acción y el discurso. La ética política se basa en la responsabilidad cívica y en la acción libre y consciente, en lugar de la mera obediencia a las órdenes.

El totalitarismo, un fenómeno del siglo XX, surge en sociedades atomizadas y se caracteriza por movimientos de masas que explotan la frustración y el miedo, ofreciendo pertenencia a cambio de obediencia ciega. Utiliza la propaganda para crear una falsa realidad y el terror para mantener el control, destruyendo la confianza y aislando a los individuos. El objetivo es eliminar la singularidad humana, transformando a las personas en seres sumisos (‘hombres masa’). Arendt analiza cómo el ‘mal radical’ busca destruir la persona jurídica, moral e individual, despojando a los seres humanos de sus derechos, capacidad de juicio independiente y singularidad, reduciéndolos a meras cifras bajo una ideología totalitaria.

En su obra posterior, Eichmann en Jerusalén (1963), introduce el concepto de ‘banalidad del mal’ inspirado en la observación de Adolf Eichmann, un burócrata nazi que organizó la deportación de millones de judíos a campos de exterminio. Durante su juicio, Eichmann afirmó que simplemente obedecía órdenes y cumplía con su deber. Arendt quedó impactada por su falta de reflexión moral, concluyendo que el mal puede ser cometido por personas ordinarias que no cuestionan las órdenes ni piensan críticamente sobre sus consecuencias.

En su obra defiende la democracia, que exige la participación activa en la política y la pluralidad, antídoto contra el peligro del ‘hombre masa’ que surge en las democracias modernas, susceptible a la manipulación y la dominación autoritaria. Para Arendt, la participación activa y el compromiso con la comunidad son esenciales para preservar la libertad y la dignidad humanas.

Ideas de Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre

Simone de Beauvoir – El Segundo Sexo

«El hombre se comprende a sí mismo como ser genérico, como hombre»

El varón se ve a sí mismo como el modelo universal del ser humano, como si representara a toda la humanidad. No se considera una parte, sino el todo. En cambio, la mujer es vista como ‘lo otro’, algo secundario o diferente.

«En el seno del mundo dado le corresponde al hombre hacer triunfar el reino de la libertad»

Aunque el mundo ya venga dado con ciertas condiciones, es tarea del ser humano luchar por cambiarlo y hacer que triunfe la libertad. No debe conformarse, sino actuar con responsabilidad y compromiso. A la mujer se le ha asignado el papel de mediadora entre el hombre y las cosas, y su nivel de libertad no es el mismo.

Jean-Paul Sartre – El Existencialismo es un Humanismo

«El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente»

El ser humano no tiene una esencia fija, sino que va construyendo su propia esencia a través de sus elecciones. Este proyecto no es fijo, y va experimentando cambios a lo largo de la vida. Cada persona decide qué sentido darle.

«El segundo sentido es el sentido del existencialismo»

Sartre distingue un sentido superficial del concepto ‘existencialismo’, vinculado a la angustia y lo absurdo, y su significado más profundo, que se refiere a la libertad y responsabilidad absoluta que tiene el individuo. Así, la libertad del ser humano conlleva dar sentido a la propia existencia en un mundo sin normas preestablecidas.

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