Introducción a la Teoría Antropológica para Comentario de Texto
De acuerdo con la antropología marxista, el ser humano es un homo faber, definido por su capacidad para transformar la naturaleza y establecer relaciones con otros seres humanos a través del trabajo. Sin embargo, con la llegada del capitalismo, surge el concepto de alienación. Este concepto fue inicialmente planteado por Hegel como la enajenación del ser humano de su propio ser; es decir, la separación del hombre de su naturaleza.
El Concepto de Alienación según Marx
Orígenes del Concepto
Marx toma este concepto y lo desarrolla a partir de la crítica de Feuerbach a la alienación religiosa, donde la esencia humana es atribuida a un elemento trascendental (Dios).
Formas de Alienación
Marx amplía esta idea y define varias formas de alienación: filosófica, política, social y económica. De todas estas, Marx otorga mayor importancia a la alienación económica, pues es la que separa al ser humano de su esencia: el trabajo.
Manifestaciones de la Alienación Económica
Para Marx, la propiedad privada de los medios de producción es la causa fundamental de la alienación económica. La propiedad privada obliga al ser humano a intercambiar su trabajo por dinero, lo que convierte al trabajo en una mercancía cuyo valor es determinado por el capital (beneficio, rentabilidad). Así, el ser humano se reduce a mano de obra, a una simple mercancía. Esta alienación se manifiesta de tres maneras:
- Alienación del producto del trabajo: el ser humano queda desconectado del producto de su trabajo, ya que este no le pertenece, sino que es apropiado por los propietarios de los medios de producción.
- Alienación en el acto de producción: el trabajador se ve obligado a vender su fuerza laboral, perdiendo su conexión con el proceso creativo de su trabajo.
- Alienación de la naturaleza y de otros seres humanos: el trabajo, que debería ser un medio de conexión con la naturaleza y los demás, se ve distorsionado debido a la división entre clases sociales (burguesía como clase dominante y proletariado como clase dominada).
El Trabajo y el Materialismo Histórico
Queda concluido, pues, que todos los cambios históricos se producen bajo el foco del trabajo. Con el origen del capitalismo industrial, el ser humano se convierte en una mercancía debido a la alienación de su naturaleza. Marx sostiene que la filosofía debe ser práctica y, por ello, la vincula al materialismo histórico, entendiendo la historia como resultado del conflicto entre distintas formas de vida económica.
La Perspectiva Política: Lucha de Clases
El sujeto de la historia es para Marx la sociedad en su estructura económica. En las sociedades primitivas, fruto de la creatividad, se produjo la división del trabajo entre seres humanos, lo que dio lugar a una serie de relaciones de poder entre estos y, por consiguiente, a una diferenciación de clases sociales en función de su poder económico y dominancia. Con ello, el materialismo histórico se define como un método práctico de análisis social e histórico con una base de estrategia política. Desde un enfoque político, el desarrollo histórico es el producto de la tensión continua entre fuerzas antagónicas y entre fuerzas socioeconómicas. De acuerdo con el propio Marx: “El motor de la historia es la lucha de clases”.
Ideología y Superación de la Alienación
Según Marx, la deshumanización surge cuando las ideologías falsifican la realidad para mantener el orden establecido, ya que estas justifican las estructuras económicas dominantes. Para superar las alienaciones, el ser humano debe tomar conciencia del carácter manipulador de dichas ideologías y así recuperar su vínculo esencial con el trabajo como medio de liberación. En una sociedad sin clases, el trabajo se expresaría plenamente a través de la cooperación social, entendida como verdadera libertad. Sin embargo, se puede cuestionar la viabilidad de este ideal, que podría considerarse utópico.
Estructura Económica y Superestructura
Marx explica que los sistemas productivos tienen un origen y una desaparición determinados por su contexto histórico. La realidad social se divide en estructura económica (vida material y relaciones de producción) y superestructura (leyes, ideologías y creencias), siendo la primera la que determina a la segunda. Así, la conciencia humana está condicionada por la realidad social. La superestructura cambia según los intereses de la clase dominante, por lo que una sociedad sin clases solo será posible si un cambio histórico lo permite.
El Motor de los Cambios Históricos
Cabe entonces preguntarse cómo se producen los cambios históricos. Marx sostiene que los cambios históricos se producen cuando las fuerzas de producción entran en conflicto con las relaciones de producción, volviendo obsoletas las formas de propiedad existentes. Esto da lugar a revoluciones sociales que sustituyen un sistema económico por otro. Así, la historia avanza mediante contradicciones que se resuelven temporalmente. En este marco, el capitalismo industrial está destinado a autodestruirse por sus propias contradicciones y será reemplazado inevitablemente por el comunismo, sistema que, según Marx, resolverá definitivamente los conflictos derivados de la división del trabajo y permitirá la libertad real del ser humano.
La Caída del Capitalismo y sus Leyes
Si bien la propia historicidad del momento capitalista determina su colapso, la alienación que la división del trabajo y la propiedad privada provocan en el ser humano —tanto en la clase dominada como en la clase dominante (crítica al socialismo utópico)— contribuyen a la caída del capitalismo de acuerdo con tres leyes:
- Ley de la baja tendencial del porcentaje de beneficio: Sugiere que, a medida que aumentan los beneficios de la burguesía, también lo hacen el capital constante y el capital variable, lo que reduce la plusvalía. Esto pone en peligro la estabilidad del sistema capitalista.
- Ley de proletarización creciente: Describe cómo el crecimiento de la clase proletaria aumenta su conciencia de clase y la posibilidad de una revolución proletaria.
- Ley de crisis de superproducción: Señala que las crisis económicas derivadas de la sobreproducción generan una toma de conciencia en el proletariado sobre su explotación.
Hacia el Comunismo: Revolución y Sociedad sin Clases
Como resultado de estas leyes, Marx concluye que el capitalismo está destinado a ser reemplazado por el comunismo, lo que requerirá una revolución. Esta revolución aboliría la propiedad privada y establecería una dictadura del proletariado que eliminaría la burguesía. Eventualmente, esta dictadura daría paso a una democracia popular sin alienación económica, lo que permitiría la reconciliación entre el ser humano, su naturaleza y sus relaciones sociales.
La Cuestión del Conocimiento: De la Modernidad a la Postmodernidad
A lo largo de la historia de la filosofía, el conocimiento ha sido una cuestión fundamental: ¿Existe una verdad absoluta? ¿Es posible un conocimiento firme y universal? Estas preguntas marcan el inicio de la Edad Moderna y atraviesan toda la historia del pensamiento hasta llegar a la Postmodernidad. En este recorrido, el pensamiento de René Descartes y de Friedrich Nietzsche ofrece dos posiciones opuestas que muestran con claridad cómo cambia la forma de entender el conocimiento entre ambos periodos. Mientras Descartes, en pleno siglo XVII, busca un fundamento absoluto y seguro para el saber, Nietzsche, en el siglo XIX, critica esa misma idea, afirmando que todo conocimiento es una interpretación subjetiva de la realidad.
René Descartes y la Búsqueda de la Certeza Absoluta
Contexto y Objetivo Filosófico
Descartes vive en el contexto del Barroco, una época de crisis generalizada: guerras de religión, crisis económica, inestabilidad política y decadencia del saber tradicional. El mundo medieval, basado en la autoridad de la Iglesia y en el pensamiento escolástico, entra en declive. Al mismo tiempo, surge la ciencia moderna y una nueva manera de entender la realidad. En este entorno, Descartes busca una forma de alcanzar verdades absolutas que no dependan ni de la tradición ni de los sentidos, que considera engañosos.
El Racionalismo Cartesiano y el Método
La razón será el punto de partida de su filosofía, y su objetivo será encontrar un método universal y riguroso que permita llegar a un conocimiento cierto y seguro. Por eso se le conoce como el padre del racionalismo, corriente filosófica que considera la razón la principal fuente de conocimiento y el único criterio de verdad. Según el racionalismo cartesiano, la razón es capaz de encontrar en sí misma verdades primeras y fundamentales, como el “Pienso, luego existo”, y, a partir de ellas, deducir el resto del conocimiento científico de forma lógica y ordenada. Esta confianza en la razón y en el método marca el inicio de la filosofía moderna.
Este método se basa en cuatro reglas:
- Evidencia: Aceptar solo lo que se presenta con claridad y distinción.
- Análisis: Dividir los problemas en partes más simples.
- Síntesis: Reordenar las ideas de lo simple a lo complejo.
- Enumeración: Revisar todo el proceso para no omitir nada.
La Duda Metódica y el “Cogito, Ergo Sum”
Para aplicar el método, Descartes parte de una duda metódica universal: duda de los sentidos (porque a veces nos engañan), duda de la diferencia entre sueño y vigilia, y plantea la hipótesis del genio maligno, un ser que podría estar engañándonos incluso cuando creemos estar seguros. Esta duda lleva al descubrimiento de una primera certeza: “Pienso, luego existo” (cogito, ergo sum). Esta afirmación es indudable, porque aunque dude de todo, no puedo dudar de que estoy dudando, es decir, pensando. Por tanto, si pienso, existo.
La Reconstrucción del Saber: Dios y el Mundo Exterior
Este cogito es el punto de partida del conocimiento en la Modernidad. A partir de él, Descartes reconstruye el saber. En primer lugar, demuestra la existencia de Dios (res infinita) a través de varias pruebas: la idea de perfección no puede venir de un ser imperfecto como el ser humano, por lo que debe haber sido puesta en nosotros por un ser perfecto. Y si Dios existe y es perfecto, no puede engañarnos: es la garantía de que lo que percibimos con claridad y distinción es verdadero. Así, Descartes logra también justificar la existencia del mundo exterior.
La filosofía cartesiana se basa, por tanto, en el saber racional: desde una primera verdad evidente, se deduce todo lo demás, como en las matemáticas. El conocimiento es universal, objetivo y seguro, y está basado en la razón, no en la experiencia.
Friedrich Nietzsche y la Crítica a la Verdad Objetiva
Contexto Histórico y la “Muerte de Dios”
Por el contrario, Nietzsche vive dos siglos más tarde, en un contexto completamente distinto. En el siglo XIX, se han producido grandes cambios: la religión ha perdido su autoridad, la ciencia se ha convertido en el nuevo saber dominante y se empieza a hablar de nihilismo: la pérdida de sentido y valores. Nietzsche responde a este momento histórico con una crítica radical a la cultura occidental, y especialmente a su forma de entender la verdad y el conocimiento. Para él, “Dios ha muerto” significa que ya no podemos seguir creyendo en verdades absolutas, en un sentido trascendente de la vida, ni en un conocimiento objetivo garantizado por algo externo. Y es a partir de aquí donde se desarrolla su pensamiento filosófico. La muerte de Dios es también la muerte de la metafísica tradicional, es decir, de la idea de que existe un mundo verdadero detrás del que vemos, como defendían Platón, Aristóteles, Parménides o el cristianismo.
Epistemología Nietzschiana: Interpretación vs. Hechos
En este contexto, Nietzsche desarrolla una epistemología radicalmente opuesta a la cartesiana. Si para Descartes el conocimiento es posible si seguimos un método racional, para Nietzsche esa creencia es una ilusión. La razón, dice, no es neutral ni objetiva, sino una forma de ordenar el mundo según nuestros intereses. El pensamiento no refleja la realidad tal como es, sino que la interpreta desde una perspectiva. Por eso, afirma que “No existen hechos, solo interpretaciones”. La verdad no es una correspondencia entre el pensamiento y la realidad, sino que nuestras ‘verdades’ no son más que metáforas olvidadas. Las tomamos como si fueran descripciones exactas de la realidad, cuando en realidad son construcciones humanas creadas para interpretar el mundo. El lenguaje, que usamos para conocer, no describe la realidad de forma fiel, sino que es una construcción creativa. El error de la filosofía occidental ha sido creer que el conocimiento puede atrapar lo real, cuando en realidad todo lo que hacemos es crear ficciones útiles para vivir.
Crítica al Sujeto Racional y la Nueva Forma de Conocer
Frente a la confianza cartesiana en el sujeto racional, Nietzsche también critica la idea de un “yo” estable. Para él, el sujeto no es algo fijo, sino una ficción, una construcción. El conocimiento no surge de un sujeto que observa un objeto, sino de un conjunto de relaciones cambiantes entre lo que vive, siente y experimenta. Así, propone una nueva forma de conocer: una epistemología basada en la intuición, la metáfora y la interpretación, no en la deducción racional. Esta forma de conocer es parecida al arte: no busca verdades absolutas, sino expresar experiencias y puntos de vista. El arte, para Nietzsche, es más verdadero que la ciencia, porque reconoce que sus representaciones son parciales y cambiantes, mientras que la ciencia pretende ser objetiva, sin darse cuenta de que también es una forma de interpretación.
Apolíneo, Dionisíaco y Voluntad de Poder
Además, conceptos como lo apolíneo y lo dionisíaco también expresan su visión del conocimiento. Lo apolíneo representa el intento racional de ordenar y clasificar la realidad, propio de la tradición filosófica occidental. En cambio, lo dionisíaco expresa una forma de conocer basada en la intuición, el caos y la experiencia vital. Para Nietzsche, esta dimensión dionisíaca permite un acceso más auténtico a la vida que el pensamiento abstracto. Asimismo, su noción de “voluntad de poder” sugiere que todo conocimiento es una manifestación de fuerzas que interpretan el mundo según sus propios intereses. Así, el conocimiento no busca reflejar la verdad objetiva, sino afirmar una determinada perspectiva.
Contraste Fundamental: Dos Visiones del Conocimiento
Si comparamos a ambos pensadores, vemos que representan dos formas opuestas de entender el conocimiento y la verdad. Descartes representa la Modernidad, con su confianza en la razón, en el sujeto autónomo y en la posibilidad de construir un sistema firme y seguro del saber. Nietzsche representa la Postmodernidad, que rompe con esa idea de fundamento y defiende que toda verdad es interpretación, y todo conocimiento es expresión subjetiva. Donde uno busca certeza, el otro acepta el caos. Donde uno ve al sujeto como el punto de partida de la verdad, el otro lo ve como una ilusión.
Conclusión: Del Saber Absoluto a la Multiplicidad Interpretativa
Por tanto, el recorrido desde la Modernidad a la Postmodernidad en el ámbito del conocimiento no es solo un cambio de teorías, sino un cambio profundo en la forma de entender la realidad, el ser humano y su relación con el mundo. Ya no se trata de encontrar una verdad única, sino de aceptar la multiplicidad, la incertidumbre y la creatividad como parte esencial de la experiencia de conocer.