Pensadores Presocráticos: La Búsqueda del Principio Universal (Arjé) y el Origen de la Naturaleza

La Búsqueda del Arjé: Principios de la Cosmología Presocrática

La filosofía presocrática se centró en identificar el *arjé*, el principio o elemento fundamental del cual se origina y se compone toda la realidad.

Anaximandro: El Apeiron (Lo Indefinido)

Para Anaximandro, el principio de todas las cosas es el apeiron (lo indefinido, lo ilimitado). En oposición a Tales, pensaba que el agua es solo una de las sustancias materiales que vemos, pero no la única. Para Anaximandro, tiene que haber algo por debajo del agua y más fundamental que ella, que sea el verdadero origen de todas las cosas y el sustrato de todos los cambios. Este algo es la materia previa a sus determinaciones y limitaciones concretas, es lo indeterminado e ilimitado: el apeiron.

  • Ciclo Cósmico: Todo sale y todo vuelve al apeiron, según un ciclo necesario.
  • Separación de Opuestos: Del apeiron comienzan a separarse sustancias opuestas entre sí. Cuando una prevalece sobre la otra, se produce una reacción que restablece el equilibrio (por ejemplo, la alternancia de las estaciones del año: el calor y la sequedad del verano son sustituidos por el frío y la humedad del invierno).
  • Eterno Retorno: Estos movimientos se repiten en el Eterno Retorno de lo mismo.

Para los griegos, el universo no tiene origen en el tiempo, no ha sido creado; es material y la materia es eterna. La concepción lineal del tiempo no surge hasta el Cristianismo.

Anaxímenes: El Aire

Para Anaxímenes, el arjé es el aire (elemento infinito, indeterminado, eterno y móvil, del cual todo surge y al cual todo retorna). Todo procede del aire por medio de dos procesos físicos: la rarefacción y la condensación.

  • Rarefacción: Cuando el aire se rarifica, se transforma en fuego.
  • Condensación: Cuando el aire se condensa, se transforma en viento, nubes y agua.

Los Pitagóricos: El Número como Principio

La escuela filosófica de Los Pitagóricos, fundada por Pitágoras y situada en las colonias griegas del sur de Italia (la Magna Grecia), supuso un gran avance al identificar el arjé con los números.

El pitagorismo presenta dos aspectos fundamentales que influirían en el pensamiento de Platón y, a través de este, en el pensamiento occidental:

  1. La importancia que concede a las matemáticas en el estudio de la naturaleza.
  2. Su concepción dualista del ser humano (un compuesto de alma inmortal y cuerpo perecedero).

Los números son los principios de todas las cosas. Esta doctrina es una generalización realizada a partir de descubrimientos empíricos: observaron que múltiples propiedades y comportamientos de los seres reales pueden ser expresados matemáticamente. El universo es un cosmos, un todo ordenado, y lo podemos expresar en términos matemáticos. El universo está constituido por unos principios, que son los elementos constitutivos de los números: lo par y lo impar.

Heráclito de Éfeso: El Fuego y el Devenir

Heráclito de Éfeso ve en el fuego el arjé del universo. El mundo entero perece en el fuego para luego volver a renacer. Los seres surgen de la lucha de contrarios. En el universo todo se rige por la tensión o lucha de contrarios.

  • Conflagración Cósmica: Este proceso de separación tiene su comienzo en una gran conflagración, un incendio cósmico que dará lugar a la diversidad de las cosas. Todo se reunirá en la unidad y se repetirán los ciclos cósmicos, apareciendo la idea del eterno retorno.
  • Cambio Permanente: El universo se encuentra sometido a un cambio permanente: «todo fluye, nada permanece». No es posible bañarse dos veces en el mismo río. Las cosas están cambiando continuamente porque poseen una estructura contradictoria.
  • El Logos: Aunque todo cambia, ese devenir no es caótico, sino que sigue una ley o logos que garantiza que la lucha de contrarios genere armonía.

Parménides de Elea: La Vía de la Verdad y el Ser Inmutable

Para Parménides de Elea, el arjé es el concepto más abstracto posible: el “Ser”. Parménides expuso su doctrina en un poema: “Sobre la Naturaleza”, que se abre con un preámbulo y le siguen dos partes:

  1. Vía de la Verdad: Parménides expone su concepción de la realidad. Afirma que solo el Ser existe y es pensable.
  2. Vía de la Opinión: En la que se expone una concepción de la realidad que él considera errónea.

Características del Ser (Vía de la Verdad)

El Ser del que habla Parménides es la realidad, el mundo que concibe como algo corpóreo. Sus características son:

  • No tiene origen ni fin: Lo que existe ha existido por toda la eternidad. No se puede pasar del Ser al No Ser, por lo que no tiene principio ni fin.
  • No puede cambiar: El cambio al No Ser es imposible; es una ilusión.
  • No puede moverse: El No Ser no existe ni es pensable, por lo que no puede haber movimiento.
  • Es único: El Ser engloba todo lo que existe. No puede haber otras realidades diferentes porque no existirían, y no puede haber diversidad porque el Ser es único.
  • Es limitado y perfecto: Es una esfera homogénea y maciza. Si no fuera así, se distinguirían partes. Es esférico porque la esfera es la figura más perfecta.

Parménides supone que los sentidos nos engañan, pues nos hacen creer en la existencia de una pluralidad de seres en constante movimiento y cambio. Los sentidos no son válidos para conocer la verdadera realidad, que es la razón. Al introducir la distinción entre verdad y apariencia y otorgar la primacía a la razón por encima de las apariencias sensibles, Parménides plantea el problema del conocimiento que heredará la filosofía posterior.

Los Pluralistas: Conciliación del Ser y el Cambio

Después de Parménides, no fue posible una explicación monista de la naturaleza. Así surgieron Empédocles, Anaxágoras y Demócrito. El problema al que se enfrentaron estos pensadores fue el de conciliar las conclusiones del eleatismo (el Ser es inmutable) con el mundo que nos muestran los sentidos (el mundo cambia).

La solución fue afirmar la existencia de una pluralidad de principios, a partir de la cual surge la diversidad de seres. Cada uno de estos principios posee las características que Parménides atribuyó al Ser. Tales principios materiales, sometidos a la acción de una o más fuerzas de la naturaleza, se juntan transitoriamente y se separan, dando lugar a la aparición y desaparición del universo y de los seres que lo conforman. Es decir, en la naturaleza todo cambia, pero el cambio consiste en un reunirse y disgregarse de una pluralidad de sustancias que, en sí mismas, no cambian, sino que permanecen inmutables, siempre idénticas a sí mismas.

Empédocles: Raíces y Fuerzas Cósmicas

Empédocles consideró dos clases de principios del universo:

1. Principios Materiales (Las Raíces del Ser)

Son los cuatro elementos que más tarde se conocerán como elementos clásicos:

  • Fuego
  • Aire
  • Agua
  • Tierra

2. Principios Motores (Fuerzas Opuestas)

Dos fuerzas opuestas que actúan sobre los elementos:

  • Amor (Unificadora): Gracias a su acción, todos los elementos se encontraban recogidos en la Esfera (una fase precósmica).
  • Odio o Discordia (Disgregadora): Su acción origina la dispersión de los elementos, generando multitud de seres físicos particulares.

Anaxágoras: Homeomerías y el Nous

Para Anaxágoras, todo lo que se produce y sucede en el mundo es el resultado de una mezcla de innumerables elementos, a los que denomina semillas u homeomerías. Esas semillas son cualitativamente distintas e indefinidamente divisibles.

  • Principio de la Mezcla: En todas las cosas hay semillas de todas las cosas. Así se explica que cualquier cosa pueda llegar a ser otra distinta, y que si una cosa es lo que es, es porque en ella predominan las semillas correspondientes.
  • El Nous (Inteligencia): El mundo se origina por medio de un torbellino en el que se producen las mezclas y separaciones progresivamente. Ese torbellino es puesto en movimiento por el Nous (Mente o Inteligencia), que sería algo separado de la masa de las semillas. La única función del Nous es poner en movimiento el torbellino; a partir de ahí, todo parece funcionar mecánicamente sin su intervención.

En Anaxágoras se da la primera teoría que admite el dualismo cósmico: por un lado, la materia (semillas) y, por otro, la inteligencia rectora del universo y con voluntad (el Nous), que sería autónomo, libre y omnisciente.

Demócrito: El Atomismo y el Mecanicismo

Demócrito defendió la teoría atomista. Los atomistas se diferencian de los pluralistas anteriores (Empédocles y Anaxágoras) porque para ellos las primeras partículas son cuantitativamente iguales, mientras que para Empédocles y Anaxágoras eran diferentes.

El Átomo

El mundo consta de partículas indivisibles, sólidas, llenas e inmutables: los átomos. Esas partículas son infinitas en número y carecen de cualidades sensibles; solo se diferencian entre sí por su figura. Poseen movimiento propio y espontáneo, por lo que chocan entre sí. Cuando chocan, puede ocurrir que se enganchen entre sí o que reboten y se separen.

Elementos de la Realidad

El atomismo de Demócrito explica toda la realidad a partir de tres elementos:

  1. Materia (los átomos)
  2. Vacío
  3. Movimiento

Nada de lo que ocurre en la naturaleza obedece a una ordenación inteligente hacia un fin determinado: esto es el mecanicismo.

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