La Libertad Humana: Decisiones, Responsabilidad y Desarrollo Ético

La Libertad: Una Dicotomía Esencial

La libertad, esa facultad humana para decidir según la dicotomía (sí o no), siempre será buena por cuanto es un elemento integral de la naturaleza humana y nos hace ser lo que somos: humanos. Lo bueno o lo malo que se haga con ella tiene que ver con el contenido de nuestras acciones y el uso que hagamos de nuestra libertad personal. Como dijo Tolkien: “La única decisión posible es qué hacer con el tiempo que tenemos”.

La Percepción Infantil de la Libertad

El niño no comprende los límites y las razones; vive en su propia dimensión, la dimensión de la inconsciencia inocente, lo que le hace ser niño, pues el niño, por el simple hecho de serlo, ya está realizado.

La Comprensión Adulta de la Libertad

El adulto comprende de razones y la conciencia es el elemento que va a determinar sus respuestas ante los estímulos del mundo exterior.

Libertad y Responsabilidad: Pilares de la Conciencia

Libertad y responsabilidad van entrelazadas. Una libertad sin responsabilidad no sería libertad; sería la distorsión degenerada de la libertad, llamada libertinaje. Este consiste en desplazar la conciencia de su primer lugar, supeditándola a los instintos sensitivos del hombre, que son inconscientes. Esto nos aleja de la razón y, en una vida en sociedad, nos lleva a desconocer los límites de nuestro derecho respecto a los derechos de los demás, pues no se está en el estado psicológico y consciente llamado responsabilidad.

El buen uso de la libertad tiene dos pilares fundamentales:

  • Autopreservación: Es discernir lo que nos conviene y lo que no.
  • Autoconservación: Es protegernos para tener una vida buena, con salud y progreso.

El Camino del Hombre hacia el Bien

El hombre debe:

  • Conocer el Bien: A través del entendimiento.
  • Amar el Bien: Mediante el afecto y el sentimiento.
  • Hacer el Bien: Por medio de la voluntad.

Conceptos de la Voluntad: Heteronomía, Autonomía y Teonomía

Heteronomía:
Normas que vienen de afuera, como las que impone la iglesia o la sociedad.
Autonomía:
Soy yo quien me doy órdenes. El hombre alcanza este nivel cuando obedece lo que él mismo se impone, cuando acepta una ley porque la considera buena y la acepta porque así lo quiere, sin que nadie lo esté obligando.
Teonomía:
Seguir la norma de la iglesia. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que esas normas de la Teonomía las hacen otros hombres que, a su vez, las imponen. Consiste en tener fe.

La Obediencia Infantil y el Desarrollo Ético

Cuando un niño hace lo que quiere y luego se le da una orden, de forma inconsciente, en la cabeza del individuo queda grabado lo que quiere hacer y lo que no quiere hacer (valores pensados). Normalmente, queremos lo que nos gusta. En la ética, hay una pugna entre los deseos y los deberes. El desarrollo ético del hombre progresa de la heteronomía a la autonomía.

En la infancia, se tiene poco conocimiento de la vida y de la realidad, ya que no se sabe la diferencia entre lo bueno y lo malo. También se obedece por miedo y por respeto.

Dimensiones del ‘Yo’

  • Yo Ocurrente: Por mi mente pasan deseos, gustos e instintos.
  • Yo Ejecutivo: Da la orden y tiene control sobre lo que hace. ¿Qué queremos ser?

El hombre debe llegar a una autonomía plena.

Héctor y las Termitas: La Esencia de la Elección Libre

Las termitas luchan y mueren porque tienen que hacerlo, sin poder remediarlo, ya que están programadas por la naturaleza para cumplir su heroica misión. En cambio, Héctor tiene la posibilidad de negarse a ser héroe; no está programado para ser héroe, ningún hombre lo está. La diferencia radica en que Héctor es libre para decidir.

El ‘Yo Ocurrente’ y el ‘Yo Ejecutivo’: Control y Libertad

El Yo Ocurrente: Puede ser cualquier persona; son ocurrencias, cosas que pueden surgir. Es característico de los niños, que tienen ocurrencias y no piensan en lo que hacen. ¿Qué somos nosotros? Nos ocurren muchas cosas: el instinto llama, surgen deseos, surgen cosas que hacer, las necesidades. Ejemplo: tengo hambre.

El Yo Ejecutivo: Es el yo que ejecuta esas ocurrencias, el que dice sí o no. Es la inteligencia que transfigura la ocurrencia; es la libertad con responsabilidad. Es el que da la orden de que a ese yo ocurrente se le haga caso o no se le haga caso, es decir, domina esos deseos. Y esa es la libertad. El hombre es libre porque puede, ante el instinto y lo que se le ocurre, decidir si controlar o no su vida y sus deseos. Por eso es importante la inteligencia, que tiene las tres funciones de controlar lo que nos pasa dentro de la conciencia: ser autónomo, ser sabio, dominar la naturaleza y conocerla, y ser creativo.

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