La Recepción de Aristóteles en el Pensamiento Medieval: Un Legado Transformador

Con el hundimiento del Imperio Romano, se produjo un declive significativo de la filosofía y la ciencia griegas. En el Imperio Romano Oriental, estas disciplinas fueron incluso prohibidas, lo que llevó a muchos maestros a emigrar, primero a Siria y luego al mundo islámico. Consigo llevaron las obras más importantes, con el fin de establecer escuelas y transmitir estos conocimientos.

Así, la cultura griega se encontró con la gran civilización musulmana, que se convertiría en la heredera de la ciencia y filosofía griegas. Las obras fueron traducidas del griego al siriaco, del siriaco al persa y del persa al árabe. Mientras tanto, en el Imperio Romano Occidental, solo quedaba la labor de los copistas, quienes se encargaban de transcribir lo que estaba más de acuerdo con el cristianismo. Por esta razón, gran parte de la obra de Aristóteles se perdió en Occidente, excepto su lógica, que se conservó principalmente gracias a Boecio. Sin embargo, aquellos que habían emigrado sí tenían conocimiento de Aristóteles, por lo que los musulmanes también lo conocerían.

Posteriormente, la cultura musulmana entraría en España, con capital en Córdoba, donde se produjo un gran florecimiento intelectual. El Siglo de Oro del Islam sería el siglo XII, con dos importantes figuras en Córdoba:

  • Maimónides: Filósofo judío que incorporó las ideas de Aristóteles a la tradición judía.
  • Averroes: Gran experto en las obras de Aristóteles en el mundo islámico.

En Murcia, otra gran figura fue Ibn Arabi, principal exponente del sufismo, la corriente mística dentro del Islam.

El Islam estaba años luz por delante del cristianismo, y los teólogos cristianos comenzaron a darse cuenta a partir del siglo XIII. Por ello, quisieron redescubrir a Aristóteles, y lo hicieron gracias a Averroes.

El Redescubrimiento de Aristóteles en Occidente

Para este redescubrimiento, los pensadores cristianos tenían dos vías:

  1. Escoger las copias que se habían traducido del griego al siriaco, del siriaco al persa, del persa al árabe y traducirlas del árabe al latín (lo cual no era una fuente segura).
  2. Acudir a las traducciones directas.

Por ello, se emprendió la búsqueda de copias directas para traducirlas al latín. Este redescubrimiento de Aristóteles sacó a la luz varios dogmas incompatibles con los dogmas cristianos:

  • 1. La Concepción de Dios

    Para Aristóteles, Dios era un ser que solo podía conocerse a sí mismo, que no sabía nada del mundo y que no tenía poder sobre él. Sin embargo, para los cristianos, Dios era omnipresente y omnipotente; por tanto, era necesario ‘corregir’ la concepción aristotélica de Dios.

  • 2. La Concepción de la Materia y del Cosmos

    Aristóteles creía que la materia era eterna, que la materia que formaba la Tierra y el cielo eran eternos. Pero los cristianos creían que Dios creó el mundo; por tanto, la materia no podía ser eterna.

  • 3. La Mortalidad del Alma

    Aristóteles creía que el alma humana era mortal y no había sido creada por Dios, pues lo único inmortal del hombre era la inteligencia creativa (que parecía ser universal). Sin embargo, el cristianismo cree que el alma es inmortal, cree en la vida después de la muerte y sostiene que el alma debe ser individual y haber sido creada por Dios.

  • 4. La Doble Verdad

    Este problema surge de la concepción de Averroes sobre Aristóteles. Averroes necesitaba integrar las ideas aristotélicas al Islam y creó la doctrina de la doble verdad, que postula que una idea puede expresarse de forma religiosa o filosófica (el lenguaje de la religión es el mito y el de la filosofía es un lenguaje más abstracto). Pero Averroes, además, afirmó que la interpretación filosófica era superior a la religiosa. Este problema se planteó también en el cristianismo, con una doctrina llamada averroísmo latino, cuya figura principal era Sigerio de Brabante. El averroísmo latino fue condenado como herejía por la Iglesia.

A pesar de todos estos problemas, Tomás de Aquino crearía una teología cristiana basada en la filosofía aristotélica (hasta el siglo XIII, la base de la teología cristiana era Platón).

Antropología Tomista: El Hombre y el Alma

Tomás de Aquino, al igual que Aristóteles, creía que el hombre es una sustancia compuesta de materia (cuerpo) y forma (alma), pero lo que no compartía con él era la mortalidad del alma y la universalidad del intelecto.

La Inmortalidad del Alma según Tomás de Aquino

Aristóteles creía que el alma dependía del cuerpo y viceversa; por tanto, al morir el hombre, moría todo excepto el intelecto creativo. Pero Tomás de Aquino era cristiano y el dogma se basa en la vida después de la muerte, en la supervivencia del alma. Por eso, Tomás modifica la antropología aristotélica, afirmando que el alma humana ha sido creada por Dios y que solo puede ser destruida si Dios quiere, lo que, a primera vista, parece una contradicción, ya que si algo nace, debe morir.

Tomás de Aquino dice que la relación alma-cuerpo es una relación de conocimiento y es también una asociación temporal, pues cuando muere el cuerpo, el alma sigue existiendo. Tomás se basó en tres ideas para defender la inmortalidad del alma:

  1. Si el alma fuese mortal, sería material y solo podría conocer aquellos objetos con la misma composición que ella, de modo que el alma estaría limitada. Pero el alma puede contemplar más allá de los objetos materiales, por lo que no está limitada y no es material.
  2. Si el alma fuese mortal, no podría conocerse a sí misma, pero el alma se conoce a sí misma; por tanto, es conocido y conocedor a la vez.
  3. Se apoya en el deseo de inmortalidad: Todos los seres vivos tienden por naturaleza a evitar la muerte. Si es una tendencia natural, habrá sido puesta por Dios, por lo que debe ser un deseo real, lo que implica que el animal comparte esta tendencia con el hombre. Tomás dice que la diferencia es que los animales no son conscientes de su existencia en abstracto, mientras que el hombre es consciente de sus circunstancias y de su muerte en abstracto. Los animales se apoyan en el deseo de seguir viviendo, pero si los animales tuvieran un alma inmortal, tendría que existir un paraíso para ellos.

La Individualidad del Alma

Aristóteles distinguía entre intelecto pasivo, que formaba conceptos, juicios y razonamientos, e intelecto creativo, que contemplaba las imágenes y no era afectado por nada, por lo que parecía ser individual. Entonces, Averroes sostuvo que el intelecto era universal y pasivo, lo que era contrario a la idea cristiana de que después de la muerte hay una vida en la que los individuos son premiados o castigados, pues esto exige individualidad. Así que Tomás tiene que modificar la argumentación de Averroes:

  • a) Intelecto creativo: Si este intelecto fuera universal y único, actuaría siempre igual y estaría siempre contemplando independientemente de lo que quisiera el individuo, por lo que Tomás dice que es individual y no es único.
  • b) Intelecto pasivo: Si el intelecto pasivo fuera universal y único, solo podría pensar aquellos conceptos que ya había pensado antes y todos seríamos igual de inteligentes, no habría diferencias entre los individuos, por lo que es un intelecto individual.

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