¿Con qué conceptos podemos hablar de conocimiento?
El conocimiento, entendido como la actividad de “aprehensión” (captar, coger) de la realidad, es un pilar fundamental en la filosofía y la ciencia. Mientras la ciencia busca evitar la subjetividad, el acto de conocer está intrínsecamente ligado a la búsqueda de la verdad, y el conocimiento se refiere preferentemente a la verdad hallada.
Para abordar el conocimiento, es crucial diferenciar entre:
- Sujeto: Quien conoce (aspecto subjetivo), el protagonista de la acción de conocer.
- Objeto: Aquello conocido (aspecto objetivo), sobre lo cual recae dicha acción y que resulta ser “aprehendido” o conocido.
Lo que conocemos es el contenido de la representación. Damos por sentado que el objeto de conocimiento es la cosa misma, no su representación. Sin embargo, solo la conocemos tal y como nos la representamos. Esto nos conduce directamente a un problema filosófico central: ¿es la realidad una entidad independiente o una construcción realizada por los seres humanos? ¿De verdad conocemos la realidad (actividad pasiva) o nos la hemos inventado (actividad constructiva)?
Origen del conocimiento
Las dos fuentes principales del conocimiento son la sensibilidad y la razón. Inicialmente, poseemos un conocimiento directo e inmediato, denominado conocimiento sensible (intuición sensible o experiencia). Al combinarlo con conceptos, surge la actividad de pensar, dando lugar al conocimiento racional, que opera con conceptos.
Los conceptos, que pretenden ser universales y son abstractos (no concretos), sirven para clasificar la realidad. Pueden ser organizados según las características que comparten. Estas taxonomías o criterios de clasificación de conceptos son los llamados sistemas categoriales, que nos permiten estructurar tanto la realidad como los propios conceptos. Diferentes sistemas categoriales implican, obviamente, distintas visiones de la realidad y variaciones en el lenguaje.
Propuestas sobre el origen del conocimiento
A) Empirismo
Esta corriente filosófica sostiene que todo conocimiento proviene de la intuición sensible. Son nuestros sentidos los que nos informan sobre el mundo. La máxima fundamental es: “Nada hay en el entendimiento que no haya pasado primero por los sentidos”. En consecuencia, la experiencia es el límite de todo conocimiento; nada existe si no es captado por los sentidos. El empirismo niega la existencia de ideas innatas, concibiendo la mente como un “hormiguero” que solo contiene lo que adquiere del exterior.
B) Racionalismo
El racionalismo postula que el ser humano posee un aparato racional innato que le permite conocer la realidad sin necesidad de recurrir a la experiencia. Aquello con lo que nacemos, que llevamos “de serie”, se encuentra en potencia y se irá desarrollando. Los racionalistas desconfían de nuestros sentidos, considerándolos engañosos. Por ello, el verdadero conocimiento debe construirse sobre la base de conceptos puramente racionales e ideas innatas, que no se aprenden, sino que se poseen desde el nacimiento, a diferencia de lo adquirido por experiencia.
C) Apriorismo Kantiano
El apriorismo de Kant destaca que nacemos con estructuras cognitivas (como las estructuras espaciotemporales y ciertas categorías como causa y efecto, sustancia y accidente, posibilidad, etc.), pero estas solo se aplican a datos empíricos. Es decir, el conocimiento surge de la interacción entre lo que el sujeto aporta (las estructuras a priori) y lo que la realidad le proporciona (los datos empíricos). Esto plantea la cuestión fundamental de si las cosas las vemos tal como son en sí mismas o si son según nuestra manera de verlas, un punto clave para el “Sujeto Universal” kantiano.
Grados del conocimiento
Según Immanuel Kant, la combinación de los planos subjetivo y objetivo da lugar a tres grados de conocimiento:
1. La Opinión
La opinión es un estado de conocimiento en el que el sujeto considera algo como verdadero, pero carece de seguridad plena al respecto.
- Desde el punto de vista objetivo: No se encuentra ninguna justificación que pueda comunicarse a los demás de modo que tengan que aceptarla. Una justificación es objetivamente válida cuando cualquier ser racional que la examine debe aceptarla.
- Desde el punto de vista subjetivo: El sujeto no se atreve a afirmar que está convencido de ello, por lo que suele expresarse diciendo “opino que” y no “estoy convencido de que”.
2. La Creencia
Cuando alguien está convencido de que lo que piensa es verdad, pero no puede aducir una justificación que pueda ser aceptada por todos, entonces cree que eso es verdadero. La seguridad es solo subjetiva; lo que creemos no posee una justificación objetiva suficiente.
3. El Saber (en sentido estricto)
El saber en sentido estricto es una opinión fundamentada tanto subjetiva como objetivamente. Es decir, quien afirma “yo sé que X” está subjetivamente convencido de ello y, además, posee razones para convencer objetivamente a los demás. Sería absurdo decir que se sabe algo y, a la vez, pensar que es falso o se está equivocado en ese conocimiento. Saber algo significa poder dar razón de ello ante los demás.