La Búsqueda de Sentido y Fundamento en la Existencia Humana: Perspectivas Filosóficas y Espirituales

La Búsqueda Incesante de Sentido y Fundamento en la Existencia Humana

Filosóficamente, nuestra especie tiende a moverse siempre en una dimensión de finalidades y objetivos, razón por la cual todo ser humano busca explicarse el origen del universo y de sí mismo como producto de una entidad fundamental con un sentido y finalidad propios.

Libertad y Determinismo: Un Debate Constante

La libertad o autonomía humana son relativas a ese sentido o fundamento que tiene que ver con sus posibilidades de autodeterminación, a pesar de ser dependiente de un destino en el origen y finalidad de un Ser.

En el campo religioso, esto se denominó el conflicto entre la Providencia y la libertad, donde nada parecía tener sentido si, de antemano, Dios conocía nuestro destino de condena o salvación.

Perspectivas Filosóficas sobre la Libertad

Aristóteles y la Razón Natural

Desde Aristóteles, el ser humano estaba cerca de los dioses, siendo así su libertad una actuación conforme a la razón natural; nuestra dignidad como ser superior tendía a la perfección para la que fuimos creados.

Hegel y la Superación del Estado de Naturaleza

En la Ilustración, Hegel considera la libertad como la capacidad de superar el estado de naturaleza originaria y de todo aquello que de ello tiene necesidad caótica.

Ejemplos de libertad hegeliana:

  • Ser libre significa superar la variación accidental del clima y la carencia de agua; por medio de: techo y abrigo, almacenando agua en época de sequía.
  • Ser libre implica constituir lo social y lo político con el Estado que garantiza a todos los seres humanos el respeto a sus derechos por encima de todo privilegio y arbitrariedad.

Hegel hace coincidir la libertad con la necesidad ligada al llamado proceso histórico del progreso, el cual depende del Espíritu Absoluto o una Idea de Dios Racional, que todo lo sabe y lo comprende en su totalidad.

¿Son el Sentido y el Fundamento Connaturales a Nuestra Especie?

Sí, y corresponde saber si su origen y finalidad es o debe ser de orden teológico, religioso o materialista.

Los ateos y creyentes, desde el punto de vista filosófico, están ligados a una noción de sentido o fundamento; ambos se explican la realidad desde un origen y proyectan siempre un sentido de esta y de su propia existencia.

El Ateísmo: Una Explicación Materialista del Universo

El ateísmo es una explicación filosófica materialista del universo, donde no existe la divinidad, proveniente de griegos, especialmente de Demócrito y Leucipo, quienes señalan que el sentido y fundamento de la naturaleza están dados exclusivamente por ellas mismas y así su estudio científico se hace imperativo.

Marx y la Religión como «Opio del Pueblo»

Para Marx, el ser humano crea la religión; no es una invención de los curas, sino la creación de una humanidad sufrida y oprimida, obligada a buscar consuelo en el universo imaginario de la fe; es el opio del pueblo.

Del Sentido y Fundamento Ateo Clásico y Moderno a Diversas Opciones Ateas y Religiosas

Para muchos pensadores, la religiosidad y la espiritualidad pertenecen a un terreno más amplio que la mera manipulación ideológica y constituyen parte integrante de la naturaleza humana, sin ser confesiones radicales de fe. Esto se explica por las limitaciones que tiene el espíritu humano y el sinnúmero de incógnitas que el ser humano tiene frente al universo.

Spencer: Lo Incognoscible y el Misterio

  • Spencer sostiene que la realidad última es incognoscible y que el universo es un misterio que requiere explicación, y la tarea de la religión era mantener alerta el sentido del misterio, mientras que la función de la ciencia es extender cada vez más el conocimiento de lo relativo, sin llegar a aprehender lo absoluto.
Conclusión: Religión y Ciencia, Correlativas y no Opuestas

Religión y ciencia son correlativas y no opuestas.

Nietzsche: La Muerte de Dios y el Nihilismo

  • Nietzsche: ¿Qué nos aporta su sentencia «Dios ha muerto«? Explica cómo, al igual que en Marx, el origen de Dios y la religión, aunque sean una voluntad de poder, son una expresión enferma de la cultura por perder su mayor valor: Dios, por eso sobrevino la muerte de Dios.

Considera a Dios como el más grande valor que los seres humanos han construido, pero que infortunadamente han eliminado por no poderle ser fiel. Al anular el valor, surge el nihilismo: la nada o ausencia de todo valor, que no ha sido sustituido por otro que esté a su altura.

La muerte de Dios es el más grande de los hechos que divide la historia de la humanidad; quiere reemplazar al viejo Dios por un proyecto humano de constante superación. Solo el ser humano es quien se autodetermina y se fija la más alta meta, superando el nihilismo producido por la muerte de Dios, que no es más que superar su mediocridad, buscando convertirlo en el creador más alto, pero siempre dentro del campo intramundano y jamás con falsos paraísos sobrenaturales que son un engaño.

La Religión: Un Mundo Propio que Desborda la Razón

Siempre relacionamos religión y razón, sin darnos cuenta de que la naturaleza de la condición espiritual y religiosa desborda toda racionalidad.

Ejemplo: La fe, para algunos, es ignorancia, pero para otros es la explicación intuitiva y segura de creer misteriosamente que todo tiene una explicación y un sentido desde un Ser o Energía Superior de la que venimos y hacia la que nos conducimos: así sentimos que no estamos solos(as), y que nuestras angustias, anhelos y felicidades están acompañados de un Dios amigo que está con nosotros en las buenas y en las malas.

La perspectiva que aporta el cristianismo es la de sentirse conmovido por ser hijo y hermano de Dios y coparticipar de su Gracia.

No hay prueba segura de la existencia de Dios, solo la Providencia Divina puede explicarlo obrando de acuerdo con el bien moral y el amor, estableciendo lazos solidarios para afrontar la adversidad de existir con sus múltiples responsabilidades, pero con la alegría de la Resurrección, aventura del viaje de la conciencia que asume su itinerario espiritual en cada etapa del camino.

Juan XXIII y el Compromiso Social de la Fe

Juan XXIII, el Papa de los Pobres, protagonista de las corrientes protestantes hasta el humanismo del Concilio Vaticano II, señala una religión de la alegría y del consuelo y no de condena y sufrimiento; exigiendo un compromiso social que critica los privilegios mundanos, y menos basado en viejos dogmas: se trataría de mirar el mensaje de Cristo a la luz de hoy, con la fe de que todo lo posibilita, pero también con medios científicos que el ser humano ha construido.

La ciencia, desde esta visión, no se opone a la religión, sino que distingue el papel de cada campo sin pedirle a la fe razones, ni a la ciencia mera intuición.

Actual Renacimiento Espiritual: La Nueva Era

Muchas corrientes laicas y religiosas anhelan una nueva espiritualidad, creen que frente a la naturaleza y el cosmos existe un «deber ser universal» que desborda la mera razón o la productividad, una buena energía que con el amor fluya sanamente sobre los cuerpos y las almas.

En este sentido, desde los años 60, con la influencia de los Beatles, la juventud comenzó a renovar lo espiritual ligado a la naturaleza y a la meditación.

En los años 80, surge el Movimiento de la Nueva Era con un nuevo reencuentro con la naturaleza a partir de la música, cuidando la gran energía que el universo nos da por elementos naturales como el cuarzo y las plantas medicinales: medicina alternativa del cuerpo y el alma.

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