Conclusión y Reflexión Personal sobre el Pensamiento Marxista
En mi opinión, la reflexión marxiana es notable por su énfasis en la necesidad de superar las desigualdades y la esperanza de lograr una sociedad más equitativa para todos. Es fundamental todo lo que ha supuesto la perspectiva marxista del capitalismo, ya que ha creado conciencia de unidad y ha contribuido mucho en la actualidad a superar las desigualdades.
La filosofía de Marx quiso ser abierta y crítica: más un método de interpretación que un sistema dogmático. Sus ensayos de economía política son casi irreprochables desde el punto de vista científico. En él confluyen lo más granado de la filosofía clásica (Hegel), los hallazgos científicos de los economistas ingleses (Smith y Ricardo) y la utopía revolucionaria de los socialistas franceses (Fourier y Saint-Simon, entre otros). Este difícil equilibrio solo podría mantenerse dinámicamente vivo gracias al poder de síntesis de Marx. Sin duda, el marxismo ha sido una de las corrientes más fecundas. El pensamiento de Marx y Engels se prolongará, en diversas direcciones, a lo largo de todo el siglo XX, provocando reacciones contrarias, adhesiones y diversas reinterpretaciones.
Marx fue un pensador que intentaba lograr una sociedad mejor, ya que deseaba la igualdad entre todos los seres humanos. Sus ideas, aunque interesantes, resultan muy difíciles de llevar a cabo. Desde mi punto de vista, creo que no han llegado a buen puerto debido al egoísmo inherente a la naturaleza humana.
La Dialéctica Materialista de Marx
Marx explica la realidad desde un materialismo; sin embargo, toma como instrumento de interpretación de la realidad la dialéctica del espíritu, pero le da un contenido nuevo y la convierte en una dialéctica materialista. Esto le permite hacer una interpretación de cómo los modelos de producción han ido modelando la sociedad a través del tiempo.
Oposiciones al Pensamiento Marxista
Marx, evidentemente, tuvo oposiciones en su época. La Iglesia fue siempre opuesta al pensamiento marxista; también los anarquistas parten de postulados distintos a los de Marx, si bien los fines que persiguen son los mismos.
Vigencia del Legado Marxista
Creo que la vigencia de Marx se hace sentir, sobre todo, en ese instrumento de interpretación de la realidad histórica que él creó: la dialéctica histórica. Además, muchos de sus postulados en cuanto a la producción, la alienación y otros conceptos siguen teniendo vigencia todavía hoy.
Marx y su Relación con Hegel: Objetivación, Alienación y Antropología
Marx valora positivamente la concepción hegeliana de la autoproducción del ser humano a través de su proceso de objetivación y extrañamiento. Hegel ha resaltado que la alienación está ligada a una forma determinante del proceso de autogeneración humana. Junto a esta valoración del trabajo, Hegel identifica la esencia humana con la autoconciencia y el trabajo con la actividad espiritual. La naturaleza y la sociedad son tratadas como alienaciones del espíritu.
Marx se opone a la concepción hegeliana del ser humano como autoconciencia. El ser humano es un ser real que respira y despliega todas las fuerzas de la naturaleza. Marx denuncia la inversión sujeto-predicado que produce Hegel (Marx rechaza la identificación entre objetivación y alienación).
Marx elabora en sus escritos una antropología sobre la esencia del ser humano, que le permite analizar la deshumanización en la sociedad capitalista. También formuló la teoría sobre la superación de esta alienación.
En sus escritos de juventud, Marx formula una antropología naturalista e histórica cuyo punto de partida es el ateísmo. Define su teoría como “naturalismo consecuente”, opuesto al idealismo y al materialismo. Como ser natural, el ser humano es un ser vivo, dotado de fuerzas vitales naturales, activo, sensible y objetivo; un ente finito limitado por sus necesidades y capacidades, y en el que los objetos de sus impulsos existen en relación con sus fuerzas.
En la formulación de una antropología naturalista y humanista, Marx se apoya en ideas de Feuerbach y, a la vez, en conceptos de Hegel para criticar las lagunas de Feuerbach. Marx reconoce la superioridad de Hegel, quien concibe la autoproducción del ser humano por sí mismo como un proceso de objetivación (pérdida del objeto), extrañamiento y superación de la extrañación.
Marx, no obstante, critica la identificación hegeliana entre objetivación y alienación: la primera es una determinación esencial no abolible del ser humano, mientras que la segunda puede ser abolida. Hegel, el único trabajo que reconoce es el intelectual, y esto lo critica Marx como alienación filosófica; es decir, la consideración de la teoría al margen del conjunto de las prácticas sociales en que se inserta.
El trabajo es para Marx una mediación ontológica fundamental en las relaciones entre el ser humano y la naturaleza. En el trabajo, el sujeto humano deja de ser mera pasividad para convertirse en un sujeto activo que transforma la naturaleza y se transforma a sí mismo.