Introducción a la Ética y la Moral
La ética, como reflexión sobre la acción moral, es una disciplina filosófica fundamental. A diferencia de los animales, el ser humano posee un comportamiento abierto y libre que lo hace responsable de sus actos. La conciencia moral es la que orienta nuestra conducta hacia lo que consideramos correcto y nos permite juzgar las acciones como buenas o malas, tanto las nuestras como las de los demás. En este contexto, los filósofos a lo largo de la historia han buscado dar respuesta a la formulación de juicios morales que nos permitan discernir si una acción es buena o mala. La ética es la disciplina filosófica que se ocupa de esta investigación.
Moral y Ética: Conceptos Complementarios
Aunque a menudo se usan indistintamente, conviene distinguir entre la moral y la ética, ya que ambas se complementan:
- Moral: Proviene de la palabra latina moralis (costumbre). Este término se aplicó a las normas concretas que rigen las acciones, es decir, a los juicios y normas de comportamiento que regulan la vida diaria de las personas (por ejemplo, el deber de respetar a los mayores).
- Ética: Proviene del griego ethos (manera de ser, carácter). Es una reflexión profunda sobre la moral. Se pregunta por qué consideramos válidos unos comportamientos y no otros, y enuncia principios generales o universales que inspiran toda conducta.
Universalismo y Relativismo Moral
En la historia de la filosofía, la oposición entre universalismo y relativismo moral se plantea con las posiciones entre Sócrates y los sofistas. El universalismo moral es la postura ética que defiende la existencia de una verdad moral universal sobre cada cuestión moral concreta. Sócrates era el principal defensor de dicha moral frente al convencionalismo sofista. El convencionalismo es la creencia, opinión o pensamiento que considera como verdaderos aquellos usos y costumbres, valores o normas que rigen el comportamiento social o personal, basado en acuerdos de un grupo social. El convencionalismo está relacionado con el relativismo moral y es opuesto al universalismo. Una de las defensas del universalismo moral es que implica la existencia de deberes éticos y valores universales en la sociedad. El relativismo defiende que todos los puntos de vista son igualmente válidos y que toda verdad es relativa al individuo. Desde el punto de vista moral, el relativismo afirma que toda moral es relativa al grupo social dentro del cual se construye.
Ética de Mínimos y Ética de Máximos
Existen dos aproximaciones a la ética: por un lado, están las reflexiones que parten de una idea de una sociedad justa y estudian los actos y normas morales cuya finalidad es alcanzar la justicia; y, por otro, las reflexiones que pretenden ofrecer una felicidad personal. Ambas aproximaciones son complementarias. Teniendo en cuenta estas dos ideas éticas de justicia y felicidad, podemos elaborar dos propuestas éticas: la ética de mínimos y la ética de máximos.
- Ética de mínimos: Basada en la idea de justicia, es decir, se ocupa de los derechos y los deberes que deben ser respetados y cumplidos por todos los miembros de una comunidad; son normas y valores comunes y universalizables. Por ejemplo, los derechos humanos.
- Ética de máximos: Refiere a cualquier reflexión ética que aspire a mostrar un modelo de vida plena y feliz. En definitiva, la ética de mínimos garantiza la cohesión social, mientras que la ética de máximos se preocupa por la realización personal.
Principales Teorías Éticas en la Historia de la Filosofía
La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. Este estudio tiene su origen en la filosofía griega y llega hasta nuestros días.
El Origen Occidental de la Ética
El Relativismo Moral de los Sofistas
Los sofistas llevaron a cabo una revolución espiritual en sentido estricto, desplazando el eje de la reflexión filosófica desde la physis y el cosmos hasta el hombre, tanto a nivel individual como social. La ética, la retórica, el arte, la lengua, la religión y la educación serán los temas dominantes en el pensamiento de los sofistas, quienes iniciarán el período humanista de la filosofía antigua.
Protágoras y el Método de la Antilogía
Nació en Abdera entre el 491-481 a.C. y falleció a finales del mismo siglo. La proposición básica del pensamiento de Protágoras consistió en el siguiente axioma: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en aquello que son, y de las que no son en aquello que no son” (principio del homo mensura). Mediante este principio, Protágoras quería negar la existencia de un criterio absoluto que discrimine entre ser y no-ser, verdadero y falso. El único criterio es el hombre, el hombre individual: “Las cosas son para mí tal como se aparecen, y son para ti tal como se te aparecen a ti” (por ejemplo, “para el que tenga frío, es frío y para el que no, no”).
Las Éticas Materiales y la Búsqueda de la Felicidad
Las éticas materiales, como las de la responsabilidad o la felicidad, sostienen que la moralidad de una acción se basa en sus consecuencias. Las éticas de la felicidad se caracterizan por:
- Tener normas orientadas a alcanzar un bien supremo o fin último: la felicidad.
- Ofrecer distintas interpretaciones de la felicidad: placer, autorrealización, bienes materiales, salvación, justicia social, utilidad individual o colectiva.
- Formular normas que no son universales, sino hipotéticas y dependen del fin a alcanzar.
Entre estas teorías están el eudemonismo, el hedonismo, el estoicismo, la ética cristiana y el utilitarismo.
El Eudemonismo
Aristóteles es el fundador del eudemonismo, una ética centrada en la felicidad (eudaimonia), entendida como el bien supremo que todos los seres humanos buscan. Según él, toda acción humana persigue un fin, y todos estos fines están subordinados a un fin último: la felicidad. Para Aristóteles, aunque algunos identifican la felicidad con bienes externos, placeres o conocimientos, la verdadera felicidad consiste en el desarrollo de la razón, lo más esencial del ser humano. Así, solo se puede ser feliz actuando conforme a la virtud, que se alcanza mediante hábito, voluntad y esfuerzo. A esta acción racional la denomina prudencia. Distingue dos tipos de virtudes:
- Dianoéticas (intelectuales): Se adquieren con la educación y están ligadas a la razón. Incluyen la ciencia, la sabiduría, el arte y especialmente la prudencia, clave para distinguir el bien del mal.
- Éticas: Se forman con la costumbre y buscan controlar la parte irracional del alma. Son fundamentales para la convivencia. Las más importantes son la fortaleza, la templanza y la justicia (la más destacada, que consiste en dar a cada uno lo que le corresponde). Las pasiones tienden al exceso o al defecto. La razón debe guiar hacia el término medio entre ambos extremos: ese equilibrio es la virtud.
Epicureísmo
Fundado por Epicuro (siglos IV-III a.C.), identifica la felicidad con el placer, entendido como ausencia de dolor físico y mental. Para alcanzarla, el ser humano debe liberarse del miedo a los dioses, la muerte, el dolor y el fracaso. La persona sabia es aquella que sabe calcular qué placeres aceptar y hasta dónde, y qué sufrimientos evitar o tolerar. Epicuro distingue tres tipos de deseos:
- Deseos naturales y necesarios: Necesidades básicas (comer, beber, dormir); su satisfacción garantiza la felicidad.
- Deseos naturales y no necesarios: Buscan variedad y placer adicional (comida gourmet, zumo, cama cómoda); deben moderarse.
- Deseos no naturales ni necesarios: Lujo, fama, poder, etc.; deben evitarse porque generan insatisfacción constante.
Estoicismo
Su fundador es Zenón (siglo IV a.C.), con desarrollo posterior en Epicteto, Séneca y Marco Aurelio. Sostiene que todo en el universo está regido por el Logos, una razón universal. El ser humano debe vivir conforme a la naturaleza, aceptando el destino y dominando sus pasiones. Este control conduce a la ataraxia, es decir, una paz interior y serenidad ante cualquier situación.
Ética Cristiana
La felicidad está en la visión beatífica de Dios, alcanzada por la gracia divina. Santo Tomás de Aquino es uno de sus principales exponentes, y plantea la existencia de una ley natural, parte de la ley eterna divina, accesible a la razón humana. Esta ley tiene tres preceptos básicos, ligados a las facultades del alma:
- Conservar la vida (facultad vegetativa).
- Procrear y educar a los hijos (facultad sensitiva).
- Buscar la verdad y la justicia (facultad racional).
La ley natural es universal, evidente e inmutable, basada en la esencia humana.
Ética Utilitarista
Defendida por Jeremy Bentham y John Stuart Mill, establece que una acción es buena si genera la mayor felicidad para el mayor número de personas. La moralidad se mide por su utilidad social. La justicia consiste en compatibilizar la felicidad individual con la colectiva.
Las Éticas Formales o del Deber
El Formalismo Kantiano
Immanuel Kant propone una ética basada en el deber, no en las consecuencias. Critica las éticas materiales por ser empíricas, hipotéticas y heterónomas. Frente a esto, plantea una ética:
- A priori: Universal y no basada en la experiencia.
- Categórica: Incondicional, válida para todos.
- Autónoma: La norma moral surge de la propia razón del sujeto.
La buena voluntad es la que actúa por respeto al deber, no por interés. Distingue entre actuar “por deber” (auténticamente moral) y “conforme al deber” (moralmente coincidente pero motivado por interés).
El principio central es el imperativo categórico, que tiene dos formulaciones destacadas:
- “Obra solo según aquella máxima que puedas querer que se convierta en ley universal.”
- “Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de los demás, siempre como un fin y nunca como un medio.”