Conceptos Esenciales de Ética y Moral: Un Recorrido por sus Corrientes Filosóficas

Vocabulario Fundamental de Ética

Praxis: Son los actos exclusivamente humanos.

Conciencia moral: Es la capacidad que tenemos los seres humanos de distinguir el bien y el mal.

Leyes: Son normas de comportamiento dictadas por la sociedad.

Autonomía: Capacidad que tenemos las personas de ponernos a nosotros mismos nuestras normas. Esta palabra viene del griego: auto hace referencia a “algo propio”, mientras que nomos significa “ley” o “norma”.

Heteronomía: Las normas morales no se fundamentan en mí, sino en otros.

Personalidad: Es nuestra peculiar forma de ser que nos identifica y distingue del resto.

Axiología: Disciplina que estudia los principios morales y la filosofía de los valores. Destaca la ética de Scheler por la gran importancia que concedió a los valores en su teoría moral.

Valor: Es algo que estimamos porque nos parece importante.

Valores éticos: Se distinguen de todos los demás por sus características. La sinceridad, la valentía, la bondad, etc., solo adquieren sentido cuando los referimos al comportamiento de las personas.

Emotivismo moral: Sostiene que la base de nuestros juicios morales no está en la razón, sino en los sentimientos.

Intelectualismo moral: (Postulado originalmente por Sócrates), sostiene que quien conoce el bien, practica el bien, y quien actúa mal lo hace por ignorancia.

Dilemas morales: Son situaciones en las que, elijas lo que elijas, tu conciencia no queda tranquila. A menudo se presentan como un problema de difícil o aparente irresolución.

Ética de mínimos: Son los valores indiscutibles en la sociedad democrática basados en derechos humanos, en la racionalidad democrática, la justicia, la libertad, la igualdad, la dignidad humana…

Ética de máximos: Son valores que son argumentables y debatibles. Dependen de cada individuo, es por eso que son debatibles, pues cada individuo puede tener una jerarquía de valores.

Ética material: Es aquella que tiene contenido, pues se ocupa de algo concreto, de bienes concretos y normas concretas. Se le llama así porque especifica cuáles son las normas y las leyes.

Ética formal: Es aquella que no concreta ni los bienes ni las normas ni tampoco los valores, pues considera que hacerlo es limitar la libertad del individuo.

Ética cristiana: Da unos mandamientos, y los concreta.

Ética deontológica: Se centra en el deber; es formal. No se fija en las consecuencias, solo en la intención que tienes: el deber por el deber.

Ética consecuencialista: Se fija en las consecuencias de los actos que elegimos. Un representante destacado fue John Stuart Mill.

Éticas universalistas: Sostienen que los valores morales son universales, como defendían Sócrates, Kant, etc. Afirman que los valores morales no dependen ni del lugar ni de la época, sino que son absolutos.

Relativismo moral: Sostiene que no pueden encontrarse reglas morales universalmente válidas.

Ética aplicada: Surgió por una nueva problemática. Tiene multitud de ramas y trata de encontrar criterios para orientar nuestras decisiones en terrenos tan complejos como la ciencia. Trata dilemas morales que pueden presentarse como problemas de difícil solución, a menudo con varias salidas posibles.

Problemas morales: Casos en la ética aplicada en los que se puede responder de varias maneras distintas.

Bioética: Propone cuatro reglas básicas para ayudarnos a tomar decisiones en casos complejos relacionados con la vida. Son los principios de autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia.

Ética profesional: Reflexiona acerca del comportamiento que deberían seguir los trabajadores en el ejercicio de sus funciones.

Código deontológico (en la ética profesional): Un conjunto de normas que indican a un profesional en su campo cuáles son los deberes que debe cumplir.

Ética empresarial: Reflexiona sobre los distintos problemas morales que pueden presentarse en el mundo de los negocios.

Códigos deontológicos (en la ética empresarial): No solo indican lo que debe hacerse, sino también lo que tiene que evitarse para no causar daño a los demás.

Ética de las comunicaciones y de la informática: Se ocupa de analizar problemas morales relacionados con el mundo digital.

Ética y Moral: Conceptos Fundamentales

La ética es la filosofía moral. Esta consiste en hacer juicios con la razón (logos) acerca de la moral. Tanto la ética como la moral tratan de la praxis (los actos exclusivamente humanos), los valores morales, las leyes, los proyectos de vida, etc. Por lo que, mientras la ética es argumentación, la moral es aquella conciencia interior de lo que está bien y lo que está mal.

Ética viene de la palabra en griego “êthos” que significa carácter o también hábitos o costumbres. La palabra moral proviene del término en latín “mos-moris” que significa costumbre.

La ética tiene un carácter externo, la heteronomía (analiza normas impuestas desde fuera), mientras que la moral puede desarrollar un carácter interno, la autonomía (la capacidad de darse normas a sí mismo).

Aparte, la ética se interesa por el deber ser y formula juicios racionales acerca de la moral, la praxis, las leyes, etc., y se le llama segunda naturaleza, pues es algo que se va adquiriendo.

Tenemos la ética de mínimos y ética de máximos:

  • Ética de mínimos: Son los valores indiscutibles en la sociedad democrática basados en derechos humanos, en la racionalidad democrática, la justicia, la libertad, la igualdad, la dignidad humana…

  • Ética de máximos: Son valores que son argumentables y debatibles. Dependen de cada individuo, es por eso que son debatibles, pues cada individuo puede tener una jerarquía de valores.

Temperamento, Carácter y Personalidad

Las personas estamos caracterizadas por tener unos rasgos innatos (están codificados en nuestros genes) y unos rasgos adquiridos (los incorporamos con el tiempo).

Aparte de estos, tenemos unos rasgos complejos los cuales se componen de rasgos innatos y adquiridos. La personalidad (nuestra peculiar forma de ser que nos identifica y distingue del resto) es uno de esos rasgos complejos, y tiene dos facetas: el temperamento, que se corresponde con el rasgo innato, y el carácter, que se corresponde con el rasgo adquirido.

Aquello que llamamos temperamento, son tendencias e inclinaciones con las que nacemos y que condicionan nuestra personalidad, aunque no por completo.

Por otro lado, tenemos el carácter. Este se va forjando mediante hábitos que adquirimos y que acaban transformándonos y cambiando nuestra personalidad. Entre estos hábitos distinguimos los buenos hábitos (virtudes) y los malos hábitos (vicios).

La Naturaleza de los Valores y la Axiología

Hay distintos tipos de valores. Sin embargo, según Scheler, todos los valores son polares, lo que quiere decir que pueden ser positivos o negativos, pues para cada valor siempre es posible encontrar su correspondiente contravalor. Además, los valores están jerarquizados, lo que significa que no todos los valores son igual de importantes; es por eso que existe una escala de valores en la que se pueden distinguir valores más importantes y valores menos importantes.

Cuando nos enfrentamos a una decisión difícil, vivimos una contradicción entre distintos valores incompatibles, por lo que para Scheler la clave de la acción moral es ser capaces de elegir priorizando los valores más importantes.

Explorando las Principales Teorías Éticas

Vocabulario Específico de Teorías Éticas

Azaroso/a: Que se mueve al azar, de forma aleatoria.

Disoluto: Entregado a los vicios o placeres sensuales de forma excesiva. Una vida así puede generar enfermedad y complicaciones, llevando al displacer.

Eudaimonía (o Eudemonía): Sinónimo de vida lograda, vida plena o florecimiento humano. Se trata de realizar la forma específica humana y buscar la felicidad desarrollándola.

Contemplación: (En Aristóteles) El pensamiento del pensamiento; la actividad intelectual más elevada.

Motor inmóvil: (En Aristóteles) Es un ser perfecto, acto puro, sin movimiento, pues sus potencias están siempre en acto. Es un concepto en el que se inspira Aristóteles para su ética.

Areté: Excelencia o virtud. Es aquello que se alcanza si desarrollamos nuestras virtudes.

Plenitud: Vivir conforme a la razón y desarrollando las capacidades humanas.

Ethos: La forja del carácter (también costumbre o modo de ser).

Prudencia (Phrónesis): Es la virtud intelectual relacionada con el uso de la inteligencia práctica más importante. Nos ayuda a determinar cuál es la conducta correcta en cada circunstancia, dependiendo de nuestra situación personal.

Imperativo categórico: Principio ético kantiano que manda actuar de tal modo que la máxima de tu acción pueda quererse como ley universal.

Mandato: Imperativo, norma.

Resentimiento (según Nietzsche): Es el rechazo al cuerpo y a la vida terrenal. Debido a esto, se crean metafísicas y entidades ideales.

Idear (en el contexto de la crítica nietzscheana): Postular otro mundo de seres inmateriales y de formas puras, trascendente al mundo sensible.

Método genealógico (Nietzsche): Investigar el origen y evolución de los conceptos morales (como ‘bueno’ y ‘malo’) para descubrir sus fundamentos, a menudo relacionados con relaciones de poder y la división del mundo.

Venerar: Significa adorar. Según Nietzsche, hay dos clases de hombre: los que veneran el cuerpo y la vida terrenal, y los que veneran los mundos trascendentales.

Voluntad de poder (Nietzsche): Fuerza fundamental que impulsa a todo ser a aumentar su poder, a crecer, a superarse. Característica del superhombre, que afirma la vida, ama el cuerpo, etc.

Virtud con moralina (Nietzsche): Se refiere a la moral tradicional, especialmente la judeocristiana, vista por Nietzsche como una moral de esclavos, cargada de resentimiento.

Inversión (o transvaloración de los valores – Nietzsche): Proceso de reevaluar y transformar todos los valores tradicionales (ej. “primero el prójimo, luego yo”, humildad, obediencia a normas divinas), proponiendo nuevos valores basados en la afirmación de la vida.

Hedonismo de Epicuro

Epicuro es hedonista, por lo que creía que la felicidad consiste en el placer (del griego hedoné). Es una ética material, pues concreta el bien.

Se afirma que la ética epicúrea es hedonista pues afirma que el bien supremo consiste en el placer.

El concepto de placer en su filosofía se trata de la ausencia de dolor (aponía) y temor (ataraxia). Pues, aunque los excesos producen placer momentáneo, luego pueden generar sufrimiento y dolor, por lo que hay que buscar la calma y el sosiego, y huir del dolor y del temor a la muerte.

Distingue tres tipos distintos de placeres: los placeres naturales y necesarios, los placeres naturales pero innecesarios, y aquellos que no son ni naturales ni necesarios.

Él propone alcanzar la ataraxia, la cual es un estado de calma caracterizado por la ausencia de perturbación.

Epicuro fue un filósofo influido por Demócrito, quien creía que existía un conjunto de átomos materiales que se mueven de forma azarosa en el vacío. Esos choques dan paso al surgimiento de la realidad.

Al basarse en esta física atomista, Epicuro propone formas de eliminar los principales miedos:

  • Miedo al destino: Argumenta que, dado que los átomos se mueven y chocan de forma azarosa (introduciendo el concepto de clinamen o desviación), no hay un destino predeterminado.

  • Miedo a los dioses: Sostiene que, si bien los dioses pueden existir (hechos de átomos más sutiles y viviendo en intermundos), no se preocupan de los asuntos humanos, por lo que no hay que temerles.

  • Miedo a la muerte: Explica que, siendo todo un compuesto de átomos, la muerte es simplemente la disolución de estos átomos. Por tanto, mientras vivimos, la muerte no está presente, y cuando la muerte llega, ya no existimos para experimentarla. Así, el temor a la muerte es irracional.

El sabio debe calcular con la razón (prudencia o phrónesis) los placeres, para elegir aquellos que conduzcan a una vida serena y evitar los que lleven al sufrimiento.

Su pensamiento se expone, entre otros textos, en la “Carta a Meneceo”.

Ética Utilitarista

Los utilitaristas identifican lo bueno con lo útil y se inspiran, en parte, en el hedonismo de Epicuro.

La ética utilitarista comparte con Aristóteles y Epicuro el objetivo de la felicidad, aunque la define de manera diferente. Busca la mayor felicidad para el mayor número de personas.

Para la ética utilitarista, la acción moralmente correcta es la que proporciona la mayor utilidad (felicidad, placer) para el mayor número posible de personas.

Destaca el utilitarismo de Jeremy Bentham. Él sostenía que lo bueno coincide con lo útil, y que es bueno aquello que produce placer y evita el dolor. El criterio para decidir lo que es moralmente correcto depende de la cantidad de placer y dolor que generen nuestras acciones. Para calcular esta cantidad, Bentham propuso un «cálculo hedonista» que considera factores como la intensidad, duración, certeza y proximidad de los placeres. Un placer intenso, duradero, seguro y próximo debe valorarse más que uno débil, efímero, incierto y lejano. Sugería que los gobernantes aplicaran este cálculo en sus decisiones, lo que ha tenido influencia posterior.

John Stuart Mill, otro influyente utilitarista, argumentó que era incorrecto contabilizar todos los placeres de la misma manera, ya que no todos son iguales en calidad. Algunos placeres tienen más valor que otros, y esta diferencia cualitativa debe considerarse en el cálculo utilitarista. Mill creía que los placeres superiores son los intelectuales y morales, aquellos que nos distinguen de los animales. Estos placeres tienen mayor valor que los asociados a la mera satisfacción de necesidades materiales, por lo que una vida feliz es más que simplemente comer, beber y dormir.

Aristóteles

La corriente filosófica de Aristóteles es el realismo, ya que, a diferencia de Platón, no postula un mundo de Ideas separado; para él, lo real son las sustancias individuales que percibimos con los sentidos, compuestas de materia (hylé) y forma (morphé) (teoría del hilemorfismo). El movimiento es el paso del ser en potencia al ser en acto. La forma y la materia son inseparables en la sustancia, y la forma es lo que determina que un ser sea lo que es.

Su teoría del acto y la potencia explica el cambio: en cada ser se distingue el ser en potencia (lo que puede llegar a ser) y el ser en acto (lo que es actualmente). Cuando un ser realiza sus potencias, pasa al acto. De esta concepción surge su ética, pues, según Aristóteles, al desarrollar las virtudes (excelencias propias del ser humano), se alcanza la felicidad.

Aristóteles es un filósofo eudemonista, ya que considera la felicidad (eudaimonía) como el bien supremo. Sostiene que todos los seres tienden a un fin que les es propio, determinado por su potencia, forma y esencia. La eudaimonía, término griego traducido comúnmente como felicidad o florecimiento, no es un estado pasajero, sino una forma de vida activa y virtuosa.

Distingue tres tipos de alma (que confieren la forma a los seres vivos):

  • Alma vegetativa: Funciones básicas de nutrición, crecimiento y reproducción.

  • Alma sensitiva: Además de las vegetativas, incluye percepción, movimiento y deseo (en animales).

  • Alma racional: Exclusiva del ser humano, incluye las funciones anteriores y, fundamentalmente, la razón (logos) y la capacidad de contemplación.

Como se ha mencionado, su filosofía ética busca la felicidad, y esta se alcanza mediante la práctica de las virtudes.

Su ética es eudemonista porque insiste en la importancia de orientar nuestra vida hacia el desarrollo pleno de nuestras capacidades, realizando las actividades específicas del ser humano. La actividad más elevada, propia del alma racional, es la contemplación (el pensamiento del pensamiento), inspirada en el Motor Inmóvil (acto puro).

El Motor Inmóvil es un ser perfecto, acto puro, sin movimiento (pues no tiene potencias que actualizar).

La felicidad se logra mediante la adquisición de virtudes, las cuales no son innatas, sino hábitos que se forman mediante la repetición de actos buenos. Al desarrollar estas virtudes (areté, excelencia), nos realizamos plenamente.

Aristóteles distingue dos clases de virtudes:

  • Virtudes dianoéticas (o intelectuales): Se perfeccionan con la enseñanza y se basan en la inteligencia (ej. ciencia, arte/técnica, prudencia o phrónesis, intelecto o nous, sabiduría o sophía).

  • Virtudes éticas (o morales): Se adquieren por la costumbre y consisten en el término medio entre dos extremos viciosos (ej. generosidad, fortaleza, templanza).

Para Aristóteles, la sabiduría (sophía) es la virtud intelectual más elevada, pero la prudencia (phrónesis) es fundamental para la vida práctica, ya que nos ayuda a determinar la conducta correcta (el término medio) en cada circunstancia.

A su ética se la conoce también como ética de la virtud, porque subraya la importancia de adquirir hábitos buenos para transformar nuestro carácter y convertirnos en personas excelentes, capaces de vivir una vida plena y lograda.

Además, la felicidad implica una vida entera vivida virtuosamente. Antes de actuar, es necesario deliberar (función de la prudencia), usando la razón, para alcanzar la plenitud, que es vivir conforme a la razón y desarrollando nuestras capacidades.

Kant

Immanuel Kant es un filósofo que somete a crítica las éticas anteriores, considerándolas inválidas desde su perspectiva racional. Propone una ética deontológica y formal, que no define un bien concreto, normas específicas o valores materiales. En su ética, lo fundamental es la buena voluntad, que consiste en actuar por deber, según dicta la conciencia moral. Es una ética interiorista, pues la moralidad de la acción reside en la intención (actuar por amor al deber). Sus principales críticas a las éticas precedentes son:

  • Crítica a las éticas materiales: Estas éticas especifican qué son los bienes, los valores morales y qué se debe hacer. Kant considera que una ética universal no debe concretar el contenido del bien, ya que esto limitaría la autonomía y universalidad. Propone, en su lugar, una ética formal.

  • Crítica a las éticas heterónomas: Estas basan las normas morales en una autoridad externa al sujeto (Dios, la naturaleza, la sociedad). Para Kant, la única moral auténtica es la autónoma, donde el individuo se da a sí mismo la ley moral a través de su razón.

  • Crítica a los imperativos hipotéticos: Las éticas materiales proponen imperativos hipotéticos («si quieres X, haz Y»). Kant argumenta que estos carecen de valor moral genuino, pues la acción se realiza como medio para un fin. La moralidad exige imperativos categóricos, que mandan una acción como necesaria en sí misma, por deber.

La Ética de Nietzsche

Friedrich Nietzsche es un filósofo de la sospecha, asociado al nihilismo y al vitalismo. Su ética, aunque no sistemática en el sentido tradicional, puede considerarse formal en cuanto no prescribe contenidos morales específicos, sino una actitud ante la vida. Para él, la vida individual es central. Como nihilista (en un sentido activo), critica y niega los valores morales tradicionales, especialmente los de raíz platónico-cristiana. Su propuesta no es amoral, sino una superación del nihilismo pasivo mediante la creación de nuevos valores.

Los conceptos clave del vitalismo nietzscheano incluyen la temporalidad, el individualismo, el cambio, la afirmación de todos los aspectos de la existencia (incluyendo enfermedad y muerte), la finitud y el intento radical de hacer de la vida el valor absoluto.

Su filosofía se presenta como una crítica radical a la moral tradicional occidental, rechazando su fundamentación y poniendo bajo sospecha todas las teorías éticas precedentes.

Nietzsche desarrolló el método genealógico para investigar el origen histórico y psicológico de los conceptos morales (como «bueno» y «malo»), revelando sus raíces en relaciones de poder y en la distinción entre una moral de señores y una moral de esclavos. Considera que la figura del superhombre representa una superación de la moral decadente.

Nietzsche se posiciona críticamente frente a la tradición filosófica occidental, especialmente su moral. Propone superar esta moral mediante una transvaloración de todos los valores, modificando radicalmente la comprensión de lo que es importante. Para él, «bueno» y «malo» no son propiedades objetivas, sino valoraciones que surgen en relación con lo que es beneficioso o perjudicial para la vida.

La vida es el punto de partida de su filosofía. Nietzsche utiliza la metáfora de lo apolíneo (orden, forma, belleza, individualización, racionalidad) y lo dionisíaco (caos, desmesura, embriaguez, disolución del yo, instinto) para describir dos fuerzas fundamentales presentes en la existencia y en el arte.

Nietzsche describe dos tipos humanos fundamentales:

  • El hombre débil y decadente: Aquel que huye de la vida, es cobarde, niega la existencia terrenal y se refugia en entidades metafísicas, ídolos y dioses. Nietzsche atribuye estas características a gran parte de la tradición filosófica y moral occidental. El origen de los valores morales dominantes (moral de esclavos) reside, según él, en el resentimiento, la envidia, el miedo a lo instintivo y la negación del cuerpo y de la dimensión dionisíaca de la vida.

  • El hombre superior o superhombre (Übermensch): Aquel que ama la vida en su totalidad (incluyendo su aspecto dionisíaco), no teme vivir, afirma la voluntad de poder y crea sus propios valores morales.

El superhombre afirma su cuerpo y crea valores que potencian la vida. Integra armónicamente lo apolíneo y lo dionisíaco. Realiza la transvaloración de los valores, donde lo que la moral tradicional consideraba «bueno» puede ser visto como perjudicial para la vida, y viceversa. Afirma la finitud y rechaza lo trascendente. Su principal característica es la voluntad de poder, entendida como auto-superación y creatividad.

La teoría del eterno retorno es una idea central en Nietzsche. No es una crítica directa a la creación en 7 días, sino a la concepción lineal y teleológica del tiempo propia del cristianismo. Inspirándose en concepciones cíclicas antiguas, el eterno retorno es la prueba suprema para el superhombre: amar la vida de tal manera que se desee que cada instante, con sus alegrías y sufrimientos, se repita eternamente.

Nietzsche describe cómo la ‘moral de esclavos’, propia de aquellos guiados por otros y temerosos de la vida, surge de una rebelión basada en el resentimiento. Propone una superación a través de un nihilismo activo, que lleve a amar la vida en su totalidad (incluyendo enfermedad y cuerpo) y a ser creativo. Esto implica una ‘inversión’ o ‘transvaloración’ de los valores morales tradicionales.

La tarea es transvalorar todos los conceptos morales tradicionales. El superhombre vive la vida con júbilo, afirmando todos sus aspectos, y busca superar lo inferior y vulgar para alcanzar una forma superior de existencia.

Ética Dialógica

Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel desarrollan la ética dialógica o ética del discurso, inspirada en Kant. Es un intento de fundamentar una ética de mínimos y aspira a diseñar un procedimiento que permita establecer normas justas, aceptables para todos, mediante el consenso racional alcanzado a través de la deliberación.

Para estos autores, la forma válida de establecer normas justas es el consenso alcanzado racionalmente en una ‘comunidad ideal de diálogo’. En esta situación ideal, se garantizarían las condiciones para que todos los afectados por la norma puedan participar libremente en la deliberación y llegar a un acuerdo.

Jean-Paul Sartre

Jean-Paul Sartre: Su ética existencialista enfatiza la libertad radical y la responsabilidad absoluta del individuo. (Nota: Este punto podría desarrollarse más, especialmente en relación con el concepto de ‘responsabilidad’ y su obra).

Pautas para el Comentario de Texto Filosófico (Ejemplo con Kant)

Instrucción general: Al analizar un texto filosófico, es crucial identificar la filosofía del autor, resumir sus ideas fundamentales y relacionarlas con su teoría general.

A continuación, un ejemplo de cómo se podrían aplicar estos principios al pensamiento de Kant:

Kant propone un único principio moral fundamental, el imperativo categórico.

Este imperativo es formal, no tiene un contenido material específico ni está sujeto a condiciones. Manda actuar guiado por el deber, la razón y la conciencia, de tal manera que la máxima (principio subjetivo) de la acción pueda ser universalizada.

La ética de Kant no es eudemonista, ya que actuar siempre de acuerdo al imperativo categórico no nos garantiza que vayamos a ser felices; simplemente nos hacemos dignos de la felicidad.

Kant fundamenta su ética en la razón. Sostiene que una moral auténtica debe ser formal, autónoma (dada por el propio sujeto racional) y basada en imperativos categóricos. No se fija en las consecuencias de los actos (no es consecuencialista), sino en la intención: se actúa por el amor al deber, y la pureza de esta intención es un asunto interno de la conciencia.

Aparte de esto, Kant sostiene que los principios de una ética universal deben ser a priori (independientes de la experiencia), no a posteriori (derivados de la experiencia), para garantizar su necesidad y universalidad.

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