Relaciones de ideas y cuestiones de hecho

1.Consecuencias para la ciencia para terminar con la teoría del conocimiento, cabe plantear una última pregunta: ¿Qué ocurre con la ciencia? ¿Qué clase de conocimiento es el científico? ¿Es la ciencia verdadera? Este tipo de preocupaciones traspasan las inquietudes de la filosofía de Hume, que no aborda directamente estas cuestiones. Sin embargo, su crítica al razonamiento inductivo y a la idea de causalidad sí que han ejercido una influencia nada despreciable en la filosofía de la ciencia del siglo XX .Por ello, las diferentes ciencias quedarían explicadas de este modo:Las ciencias formales (matemáticas y lógica), se ocupan de relaciones de ideas, y posibilitan por ello construir razonamientos deductivos absolutamente ciertos, con independencia de la experiencia.
Sin embargo, Hume entiende que estos razonamientos no dicen nada sobre el mundo, sino que expresan la estructura de nuestro pensamiento. No se trata de que la realidad esté construida según esquemas lógicos o matemáticos, sino que es nuestro pensamiento el que funciona según estas leyes. Las matemáticas y la lógica expresan leyes psicológicas: sencillamente pensamos de esa manera (siguiendo, por ejemplo, el principio de no contradicción) de la misma forma que podríamos pensar de otros modosLas ciencias naturales (particularmente la física) tienen como objeto las cuestiones de hecho.
En la medida en que estudian la naturaleza, su objeto está sujeto a la contingencia: funciona de un modo, pero podría hacerlo de otros muchos.Las leyes físicas dejarían de ser necesarias para convertirse en un conocimiento probable. En cuanto a la metafísica, basta con lo dicho anteriormente. Sencillamente esta disciplina carece de sentido. Sus conceptos no se refieren a impresiones, y el contenido de los mismos está más que cuestionado. La metafísica debe quedar fuera del conocimiento científico.

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La creencia como guía de la vida


Su pensamiento sería, una invitación a abandonar la aspiración a un conocimiento seguro y a aceptar que nuestro conocimiento será siempre limitado, probable, con un grado de inseguridad. Hume nos invita, por tanto, a abandonar la razón para vivir según la costumbre, que es, según sus palabras, “la guía de la vida”. La vida cotidiana está dirigida así, por una creencia:
La de que la naturaleza se comportará en el futuro del mismo modo que lo ha venido haciendo hasta el presente. La razón en nada nos puede ayudar para conocer cuestiones de hecho. Sólo la creencia que nunca puede acompañarse de certeza, nos hace avanzar cuando nuestro conocimiento se basa en la experiencia. El conocimiento será siempre empírico, inseguro, subjetivo, incierto o probable. Hume entiende la creencia como un “sentimiento” de tipo particular que acompaña a una percepción y se impone a la mente. Podría valer la siguiente definición: la creencia es un sentimiento que no depende de nuestra voluntad y que nos obliga a percibir un objeto de una manera diferente, anticipándonos al futuro o atribuyendo al objeto propiedades que no son directamente observables. La creencia se basa siempre en un hábito o costumbre mental, en una tendencia a confirmar una idea, acto u operación, sin que la razón pueda intervenir en ningún momento. La repetición de la experiencia acaba logrando que el sujeto se anticipe a la misma, lo cual termina siendo necesario para su supervivencia, pero sin que en esta anticipación exista un fundamento racional. Estas anticipaciones, al repetirse una y otra vez, pueden alcanzar casi la misma intensidad y la misma vivacidad que una impresión. Afortunadamente, diría Hume, nos dejamos llevar por la creencia, somos irracionales, pues si quisiéramos tener una certeza racional de todo lo que hacemos o conocemos quedaríamos condenados a la inactividad, a la pasividad más absoluta.

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La distinción entre cuestiones de hecho y relaciones de ideas

A partir de la Investigación sobre el entendimiento humano, Hume introduce esta distinción. Para él, la razón puede tener dos objetos de estudio:

Relaciones de ideas

Propias de las ciencias formales, como la geometría, la aritmética o el álgebra. Expresan proposiciones que se pueden descubrir por medio del pensamiento. Para conocer este tipo de verdades no es necesaria la participación de la experiencia sensible, y bastará con la razón, que se encarga de descubrir las conexiones existentes entre diferentes ideas, proposiciones o teorías. Serían relaciones de ideas las leyes de la lógica o la matemática, y su contrario es imposible, pues implica una contradicción. Se corresponden con razonamientos demostrativos.Cuestiones de hecho: son aquellas a las que accedemos a través de la experiencia, y son propias de las ciencias naturales y sociales. Se expresan en proposiciones con un contenido empírico, y por tanto no son necesarias (como las relaciones de ideas) sino contingentes. Se puede concebir el contrario de cualquier cuestión de hecho, pues eso no implicaría contradicción alguna. Las cuestiones de hecho vienen avaladas por la experiencia, y son los sentidos los que nos permiten tener acceso a las mismas. Los razonamientos propios de las cuestiones de hecho no son demostrativos, sino probables.

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