Relación material y espiritual en la producción


El materialismo histórico de Marx


Si el ser del hombre se define desde la actividad que le compete, esto es desde el trabajo, entendido como la producción material de la vida, la historia será el resultado de las dos relaciones dialécticas que a partir de esa instancia se establecen entre, primero, el hombre y la naturaleza, y, segundo, el hombre y el resto de los humanos. El materialismo de Marx consiste en considerar la realidad como el proceso dialéctico real de producción, un proceso material (y no espiritual), es decir, como trabajo o acción productiva del hombre en y con la naturaleza. “Nosotros, escribe en la Ideología alemana, conocemos sólo una ciencia, la ciencia de la historia. La historia puede ser considerada desde dos vertientes, se la puede dividir en historia de la naturaleza e historia de la humanidad. Pero estas dos vertientes no deben escindirse; mientras existan los hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionaran recíprocamente”

La primera de estas relaciones es concebida como aquella actividad originaria que da comienzo a la historia. Heredero en cierto modo del entusiasmo Ilustrado con respecto a la posibilidad de que el hombre ajuste la naturaleza a sus necesidades, Marx valorará esta relación en términos positivos, progresistas y esperanzadores. Las formas de esta relación vienen determinadas por los modos de producción (maneras de trabajar) en cada momento histórico.

Esa primera relación dialéctica en la que el hombre produce su vida material le lleva a establecer relaciones sociales independientes de su voluntad, esas relaciones son  relaciones de producción y fruto de ellas surge la sociedad.
Dentro del sistema social hay que diferenciar:

La infraestructura o estructura económica de la sociedad que en cada momento histórico vendrá condicionada por los modos de producción propios de cada época ( a lo largo de la historia estos han ido evolucionando desde las formas artesanales hasta las industriales pasando por la manufactura y en la evolución de los mismos la división del trabajo ha ido incrementándose, así como la propiedad privada). Los modos de producción constituyen la tesis, eso es, la afirmación de cada momento histórico Dentro de la infraestructura se distinguen las fuerzas de producción (conjunto de instrumentos o medios de producción empleados así como el conjunto de los seres humanos que prestan su fuerza de trabajo) vinculadas a los modos de producción existentes. Son los modos de producir los que determinan las relaciones de producción en cada época. Estas relaciones son las que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y aquellos que desposeídos de medios se ven obligados a vender su fuerza de trabajo. Tiene un carácter dialéctico y a lo largo de la historia la relación entre el amo y el esclavo se ha concretado de diversos modos. Sobre la infraestructura se levanta todo un edificio institucional e ideológico, la superestructura, que es tan sólo el resultado y reflejo de unas determinadas condiciones materiales de vida, reflejo del sistema de producción. En ella se distingues las instituciones políticas ( El estado) Religiosas (la iglesia) las económicas y sociales así como todo el conjuntos de valores de cada época.

 Como dirá Marx en la Contribución a la crítica de la economía política, “en un determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad  entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente jurídica, con la relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movidao hasta entonces” las viejas relaciones de producción empiezan a constituir trabas a los nuevos modos de producción que se generan en el natural desarrollo de las fuerzas productivas y “empieza entonces una época de revolución social” De modo que la contradicción existente entre las fuerzas de producción en desarrollo y las relaciones de producción se convierte en la antítesis de los viejos modos de producción. Cada nueva época es entonces el resultado de una revolución, fruto de la cual se establece un nuevo modelo de producción y con ello un nuevo modelo de sociedad y de conciencia. A lo largo de la historia habríamos asistido a diversos momentos revolucionarios: la tensión entre patricios y esclavos en la sociedad clásica habría dado lugar a nueva sociedad, la medieval, donde las relaciones se establecen entre el señor y el vasallo, y las tensiones propias de la sociedad medieval habrían desembocado en una revolución que permitíó instaurar el orden burgués, donde surge una nueva contradicción, la existente entre la burguésía y los esclavos.

Según esto la historia sólo cabe ser entendida como el resultado de la lucha de clases. Pero ésta no se producirá de forma indefinida, Lo que  define el modo de producción capitalista es la separación de los medios de producción respecto al trabajador, los medios de producción son propiedad privada del empresario. Eso da lugar a una acumulación de capital y a una clase social, el proletariado, cada vez más pauperizada. Marx entiende que las crisis económicas propias de este sistema  no pueden superarse sino aumentando el empobrecimiento del trabajador, lo cual pone de nuevo en crisis todo el sistema de producción. Fruto del subconsumo que se genera, la demanda se estanca. Y finalmente la crisis degeneraría en una revolución fruto de las contradicciones existentes. Esa revolución sería la última, la que traería consigo el establecimiento de una sociedad sin clases. Semejante revolución será posible tras la clarificación de la conciencia del proletariado que una vez tome en consideración su situación, habrá de rebelarse, adueñarse de los medios de producción y establecer una dictadura del proletariado que será el paso previo al establecimiento de la sociedad sin clases.

“En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desparecido la subordinación esvizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el manual; cuando el trabajo no sea solo un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando el desarrollo de los individuos en todos su aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades!”

 ¿Por qué les corresponde a los trabajadores tal hazaña? Según Marx son los que nada tienen que perder. Lo curioso es que ahora de nuevo nos aparece la conciencia, eso sí clarificada, como resorte desde el que iniciar la revolución, cabría pensar en un giro idealista; sin embargo, la transformación se produce a través de la revolución material de las condiciones de vida, esto exige una acción no sólo intelectual (recordemos a Kant) sino una acción material y revolucionaria.

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