Nietzsche: Pensamiento, Época y Legado Filosófico en el Siglo XIX

Introducción: Nietzsche en el Corazón del Siglo XIX

La vida y el pensamiento de Nietzsche ocupan buena parte del siglo XIX, un período crucial en el que se dan todos los cambios y características que definen nuestro tiempo presente.

El Siglo XIX: Un Crisol de Cambios y Tensiones

Revoluciones Sociales y Políticas

Fue el siglo de las revoluciones obreras, con el surgimiento de los movimientos internacionalistas de los trabajadores; el del socialismo, el anarquismo y, en contrapartida, el de la contrarrevolución conservadora, que pretendía restar protagonismo a las masas. Se retomó la confrontación entre los valores aristocráticos del Antiguo Régimen y los valores democráticos en alza.

Efervescencia Cultural y Artística

Desde el mundo de la cultura, existió una aparente ruptura con todo el orden establecido. La música, la pintura y la poesía provocaban a una burguesía decadente y aburrida. Sin embargo, estos artistas no dejaban de demostrar un claro talante aristocrático y elitista. Surgió el modelo del bohemio: alguien que renunciaba a vivir conforme a los valores de la sociedad dominante, que se consideraba «más allá del bien y del mal» y que buscaba experiencias nuevas, ya fuera en el alcohol, en las drogas o en las relaciones sexuales. Uno de sus representantes más genuinos fue Oscar Wilde.

Este ambiente cultural quedó plasmado en los dibujos y cuadros de Degas o de Toulouse, que dejaban vislumbrar un cierto fondo de amargura provocado por la falta de ideales y la desesperanza en un futuro mejor. En esta época comenzó el impresionismo pictórico que, apoyándose en los importantes descubrimientos de la física en el campo de la luz, rompió con la tradición anterior.

Influencias Intelectuales y Filosóficas en Nietzsche

Antecedentes del Siglo XVIII

Los antecedentes intelectuales directos de Nietzsche deben buscarse en la revolución teórica del siglo XVIII, como consecuencia de la acumulación de antidogmatismo, anticlericalismo y racionalismo. Esta revolución, en el plano moral y político, se manifestaba como la eliminación de la tradición feudal y la recuperación de la Razón como fundamento de los principios éticos y políticos, y en el ámbito religioso.

Corrientes del Siglo XIX

En el siglo XIX, socialmente, el proletariado industrial y urbano se enfrentó a la burguesía en demanda de derechos y reconocimiento. En la esfera política e ideológica, surgieron nuevas ideas enfrentadas al pensamiento tradicional y conservador: anarquismo, socialismo, liberalismo y nacionalismo. Los nacionalismos fueron fuente de inspiración para muchos personajes del entorno de Nietzsche, como es el caso de Wagner.

Desde el punto de vista filosófico, los movimientos más significativos fueron el romanticismo y el positivismo. En la segunda mitad del siglo XIX, las ideas filosóficas dominantes se agruparon en torno al positivismo. Este reaccionó contra el idealismo hegeliano, considerándolo un pensamiento metafísico y abstracto. Comte, creador del positivismo, pensaba que la humanidad había avanzado por tres períodos diferentes: teológico, metafísico y positivo o científico; este último concebido como el período del triunfo de la ciencia.

La Crítica Nietzscheana a la Tradición: El Crepúsculo de los Ídolos

En El Crepúsculo de los Ídolos, obra escrita en 1888 durante su última etapa de lucidez, la crítica de Nietzsche a la tradición occidental es demoledora y se dirige a todos los campos: la ciencia positiva, las religiones judaica y cristiana, la moral socrática y la filosofía tradicional.

Lo que el título refiere como «ídolos» es, simplemente, lo que hasta entonces había sido llamado «verdad». Crepúsculo de los Ídolos significa, pues, el fin de la vieja verdad. Esta vieja verdad es la de la metafísica socrático-platónica —aunque perviviera en su modo cartesiano o kantiano— y la de la ideología occidental, que encorseta el devenir en conceptos universales sobre el ser. La estructura de la obra es típicamente nietzscheana: una «fábula».

Evolución del Pensamiento de Nietzsche: Períodos de su Obra

Podemos dividir los períodos de su obra en los siguientes:

1. Período Romántico (Influencias de Wagner y Schopenhauer)

En este período, Nietzsche se encuentra bajo la influencia de Wagner, Schopenhauer y la filosofía griega. La obra fundamental de esta etapa es El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1871), dedicada a Wagner. Durante este período, Nietzsche considera el arte como el medio más adecuado para penetrar en la realidad y captar el fondo oculto de la existencia. Dioniso y el artista serán para él, en este período, los representantes de la actitud auténtica ante la vida. Desarrolla la contraposición entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Otra obra importante en este período es Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, en la que Nietzsche anticipa un tratamiento del problema de la verdad y la mentira.

2. Período Positivista o Ilustrado (La Ciencia como Crítica)

En este período, se aparta de la influencia de Wagner y Schopenhauer, despertando del «sueño romántico», de su veneración por los héroes, y liberándose de las influencias externas para llegar a convertirse en sí mismo. Condena la metafísica, la religión y el arte, mientras que la ciencia pasa a ser considerada el modo de acceso a la realidad profunda. Nietzsche utiliza el término «ciencia» como crítica de la cultura e intentará demostrar que la metafísica, la religión, el arte y la moral tienen su origen en instintos y tendencias del hombre que casi siempre están ocultos; esto es lo que pretende desenmascarar. El hombre ya no buscará los fines fuera, sino dentro de sí mismo. En La gaya ciencia (1882) habla por primera vez de la «muerte de Dios». La doctrina de Nietzsche se presenta todavía en su vinculación originaria con los aspectos ilustrados y su reflexión de moralista y psicólogo, como crítico de la cultura y de sus más importantes manifestaciones. Otras obras de esta etapa son: Humano, demasiado humano (1878) y Aurora (1881).

3. El Mensaje de Zaratustra (El Eterno Retorno)

Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie (1883-1885) es quizás su obra más poética. Se trata de un conjunto de discursos simbólicos unidos por una fábula, y cada parte contiene una idea central, aunque la fundamental es la tercera, en la que se presenta la idea del «eterno retorno».

4. Período Crítico (Filosofar con el Martillo)

Es el período más violento y apasionado de su producción. Sus obras principales son: Más allá del bien y del mal, preludio de una filosofía del futuro (1886), en la que se propone una crítica a la modernidad; La genealogía de la moral, un escrito polémico (1887); El Crepúsculo de los Ídolos (1889); El Anticristo. Maldición sobre el cristianismo (1888) y Ecce Homo. Cómo se llega a ser lo que se es (1888).

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