Nietzsche antropologia

NIETZCHE:CONOCIMIENTO


Friederich Nietzsche nace en el siglo XIX en Prusia, en el contexto de la Ilustración, la filosofía de esta corriente se apoyaba en una fe absoluta en la razón y la esperanza en un progreso constante hacia mejor. Sin embargo, dicha filosofía conducía a la disolución de la realidad individual y a cierto menosprecio de la libertad del hombre. Surge entonces una reacción en busca de “lo vital”, la individualidad. Nietzsche bebe de una de esas reacciones: el irracionalismo de Schopenhauer: la esencia de la realidad es la voluntad de vivir, irracional. El pensamiento de Nietzsche puede ser calificado como vitalismo (la vida es una “categoría (fundamento de toda explicación)” en la que se apoya toda la filosofía) o como un nihilismo (que niega la existencia de referentes, de criterios o fundamentos que doten de sentido a la realidad).No será esta la única influencia sobre el pensamiento de Nietzsche: también el pensamiento griego será una fuente de inspiración, en especial, los autores trágicos, el pensamiento evolucionista de Darwin, principalmente, las nociones de “lucha por la vida” y “selección natural” y por último, el pensamiento y la música de Wagner, que prescinde de imágenes y palabras, y es capaz de expresar la esencia de la vida tal y como es en sí, más allá de las leyes lógicas.Nietzsche en El origen de la tragedia explica la presencia de dos elementos en la realidad:
Lo dionisíaco
El impulso- y lo apolíneo –el equilibrio-. La unión de ambos es la perspectiva trágica de la vida, que no huye de la realidad. Sin embargo, Eurípides trata de eliminar el elemento dionisíaco a favor de los aspectos morales e intelectualistas. Surge entonces la figura de Sócrates, con su pretensión de comprender la realidad mediante la razón: y ahí está el germen de la enfermedad de Occidente, que contamina toda la filosofía, desde Sócrates a Kant.Según Nietzsche, la metafísica tradicional ha considerado la realidad como algo estático, fijo e inmutable.
Así, la filosofía ha afirmado como verdadera realidad de las cosas a las esencias, algo inmutable, estático y permanente. Esto le ha llevado a distinguir, desde Platón, entre una realidad verdadera y superior y una falsa, aparente. Pero la “invención” de ese otro mundo superior es producto del resentimiento y temor hacia la vida y los filósofos son en realidad unos resentidos. Este impulso contra la vida es denominado por Nietzsche “Voluntad de Verdad” y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias, lo estático. Por ello toda la filosofía desde Platón ha sido, en realidad, platonismo encubierto y contrario a la vida.
Nietzsche, sin embargo, afirma la realidad como devenir sin finalidad ni meta, el perpetuo cambio fundamenta la realidad del mundo, pues es lo propio de lo vital. La razón, cuando intenta comprender la realidad, sólo lo hace de un instante de ella, la inmoviliza, y así los conceptos son antepuestos a lo real. El motivo de este falseamiento de la realidad es la relación de la razón y el lenguaje:
Haber usado palabras para referirnos a cosas nos ha hecho pensar que realmente existen los conceptos a los que se refieren dichas palabras y hemos olvidado que no son más que metáforas.
De haber pensado que las palabras remiten a realidades en sí surge el error de la idea de sustancia. Esto provoca que la ciencia y la filosofía hablen de la existencia de la “verdad”, un concepto inmóvil que no capta el devenir de lo real. Por el contrario, las metáforas no pretenden ser “verdad” sino que son cambiantes y dejan fluir la realidad.Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al hombre a través de perspectivas, individuales e incluso propias de cada momento de la vida. Por ello, no hay una perspectiva verdadera y la “Voluntad de Verdad” es falsa. A esto se le conocerá como postmodernismo. Esta cosmovisión nietzscheana derriba la ciencia positiva, que queda fundamentada en una fe, la obsesión por una verdad inexistente. La voluntad de verdad que impulsa la ciencia es, en último término, voluntad de dominio enmascarada.
La ciencia no conoce la realidad, sino que únicamente puede establecer relaciones cuantitativas: “la verdad es una ilusión”.Frente a la Voluntad de Verdad, Nietzsche defenderá la “Voluntad de Poder” que es asumir y enfrentarse a la realidad cambiante afirmando una perspectiva de forma temporal para poder vivir más plenamente. Con la “Voluntad de Poder” se reconoce la imposibilidad de captar la realidad como algo estable y de que exista, por tanto, la verdad, admitiendo las distintas perspectivas de la realidad para potenciar la propia vida.Así, desde la Voluntad de Poder los conceptos no son en realidad más que metáforas.
Además, estas metáforas se generan a través de un proceso que se va alejando cada vez más del original, la cosa real. La primera metáfora es la imagen mental conformada por nuestra percepción. A su vez, esta imagen la convertimos en palabra que expresa nuestra forma individual y original de captarla, siendo así la metáfora de la primera metáfora. Y así, sucesivamente. Estas metáforas se convirtieron en conceptos por la necesidad y el deseo del hombre de vivir en sociedad.
Para ello se hizo un pacto llegando a una convención en el lenguaje. Se establecieron así los nombres y significados de las cosas imponiendo ciertas convenciones como las correctas por mera utilidad. Con el tiempo se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal (la esencia) como la verdadera realidad.De esta forma, la filosofía, al tratar de los conceptos más abstractos, llama “verdad” a lo más alejado de la realidad: lo creado al final del proceso por el pensamiento, el producto más imaginativo. También las ciencias positivas que matematizan lo real son criticadas por Nietzsche, pues sólo expresan la realidad cuantitativamente sin atender a las diferencias reales y cualitativas.Así, para Nietzsche no hay verdad absoluta y sólo podrá considerarse “verdad” aquello que favorece a la vida.
El criterio de verdad es la “Voluntad de Poder” que asume y justifica el error necesario para vivir. Por ello, exaltará el poder de la metáfora como una perspectiva que se reconoce como tal, que selecciona e interpreta sin que la metáfora se identifique nunca con la realidad. La metáfora se sabe perspectiva que nos ayuda a vivir plenamente.

HOMBRE



Friederich Nietzsche nace en el siglo XIX en Prusia, en el contexto de la Ilustración, la filosofía de esta corriente se apoyaba en una fe absoluta en la razón y la esperanza en un progreso constante hacia mejor. Sin embargo, dicha filosofía conducía a la disolución de la realidad individual y a cierto menosprecio de la libertad del hombre. Surge entonces una reacción en busca de “lo vital”, la individualidad. Nietzsche bebe de una de esas reacciones: el irracionalismo de Schopenhauer: la esencia de la realidad es la voluntad de vivir, irracional. El pensamiento de Nietzsche puede ser calificado como vitalismo (la vida es una “categoría (fundamento de toda explicación)” en la que se apoya toda la filosofía) o como un nihilismo (que niega la existencia de referentes, de criterios o fundamentos que doten de sentido a la realidad).No será esta la única influencia sobre el pensamiento de Nietzsche: también el pensamiento griego será una fuente de inspiración, en especial, los autores trágicos, el pensamiento evolucionista de Darwin, principalmente, las nociones de “lucha por la vida” y “selección natural” y por último, el pensamiento y la música de Wagner, que prescinde de imágenes y palabras, y es capaz de expresar la esencia de la vida tal y como es en sí, más allá de las leyes lógicas.El objetivo de la antropología nietzscheana es recuperar la conexión con la vida.
Considera que la vida es la realidad radical:
Una realidad prerracional, irracional, en continuo cambio y devenir. La vida humana es también radicalmente algo irracional, pues es un impulso, una fuerza, una voluntad, tal y como había sido caracterizada por Schopenhauer. A diferencia de la “voluntad de vivir” de éste, Nietzsche la descubre a lo largo de su obra como “voluntad de poder”: una pasión por afirmarse, dominar, imponerse: fuerza que acepta la realidad tal como es.Esta aceptación de la realidad sólo se puede conseguir en el arte, en concreto la música, que sin imágenes ni palabras, expresa la esencia de la vida tal como es.
Esta concepción se debe a la influencia de su amistad con Wagner. Precisamente esa afirmación artística de lo vital fue lo que se dio en la tragedia ática: que combinando lo dionisíaco -caótico- con lo apolíneo -ordenado-, daba en la clave de la trágica realidad de la vida, aceptándola como es. Sin embargo, a partir de Eurípides se produce en Occidente un espíritu intelectualista y moralista que niega la vida. El hombre sigue los dictados de la moral tradicional.
Ésta es algo antinatural que niega los instintos vitales. El fundamento de esta moral ha sido Dios, lo que llevará a Nietzsche a rechazarle. Dios ha sido la gran objeción contra la vida y es necesario para dar valor a la vida negar a Dios. Y esto ha ocurrido en la época moderna donde Dios ha muerto.
Con ello, todos los valores tradicionales se derrumban, se quedan en nada, surgiendo una nueva época dominada por el nihilismo.
Este puede tener dos sentidos: uno negativo en cuanto a que con el derrumbe de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido; otro, positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es la oportunidad para la transmutación de los valores y el surgimiento del superhombre, que niega la existencia de otro mundo.La antropología de Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, un animal cuya única arma para defenderse del mundo es la inteligencia.
El hombre es un ser débil, delicado e indigente y sin embargo se cree el centro de la naturaleza. Por ello, Nietzsche considera que el hombre debe ser sólo un puente hacia el superhombre.
El hombre sigue un proceso evolutivo, es algo cambiante (en tanto que es vida) y tras una serie de transformaciones conseguirá superarse a sí mismo en el superhombre, aquel que tiene voluntad de poder, no de verdad.En consecuencia, deberán transmutarse los valores, crearse nuevos valores desde la “Voluntad de Poder”, desde los instintos que en cada caso potencien la vida. Esta transmutación de los valores será hecha por el superhombre, producto de la evolución desde el hombre débil, racional y dominado por la Voluntad de Verdad, hacia un hombre fuerte, instintivo, con Voluntad de Poder, destructor y creador constante que acepta lo trágico de la vida, su devenir, multiplicidad y sus diversas perspectivas. Esta evolución pasa por tres estados:
El camello, esclavo del deber, del mismo modo que el hombre es esclavo de los valores tradicionales; el león, el nihilista que se rebela y emancipa frente a todo pero aún es incapaz de crear nuevos valores; y el niño, que hace de la vida un juego y una creación artística. Éste último es el superhombre que tiene la Voluntad de Poder y admite la vida como un eterno retorno, por lo tanto se concluye que esta realidad es autónoma.

ÉTICA

Friedrich Nietzsche nace en el siglo XIX en Prusia, en el contexto de la Ilustración, cuyas consecuencias negaban la realidad individual y el desprecio a la libertad del hombre. Surge entonces una reacción en busca de “lo vital”, la individualidad. Nietzsche bebe de una de esas reacciones: el irracionalismo de Schopenhauer: la esencia de la realidad es la voluntad de vivir, prerracional, irracional. Podemos llamar “vitalismo” a su filosofía, pues la vida es la categoría en que se apoya. Además, será influido por Darwin y su concepción del mundo como una lucha por la supervivencia.El hombre debe recuperar la conexión con la vida, que es la realidad radical, prerracional, irracional, en perpetuo devenir. Para ello el hombre debe aceptar la realidad tal como es, caótica, y para ello se vale del arte, que es el único medio que puede ofrecer al individuo la fuerza y capacidad necesarias para aceptar la vida, para afirmar lo vital. Esta afirmación artística de lo vital está presente en la tragedia ática, como explica en El origen de la tragedia. En ella se dan dos elementos: lo dionisíaco
Impulsivo, caótico- y lo apolíneo
Mesurado, ordenado-. La unión de ambos es la afirmación trágica, cruel, de la vida, que acepta lo vital, en vez de huir de la realidad.Sin embargo, desde Eurípides, que se queda sólo con lo apolíneo, la mentalidad occidental guiada únicamente por la razón, intenta comprender la realidad falseándola,  pues el haber usado palabras para referirnos a cosas nos ha hecho pensar que realmente existen los conceptos a los que se refieren dichas palabras y hemos olvidado que no son más que metáforas.
De haber pensado que las palabras remiten a realidades en sí surge el error de la idea de sustancia. A causa de ello se termina por negar la realidad. Entonces, Nietzsche, influido por Wagner, afirmará que la música es el mejor arte para recuperar esa conexión con la vida, pues precisamente el arte es cambiante, como la realidad, ausente de palabras o imágenes que la prostituyan; expresa la esencia de la vida tal y como es en sí, más allá de las leyes lógicas.Junto con el racionalismo, Occidente cogió la enfermedad del moralismo.
La moral hunde sus raíces en la negación de la vida. Su origen está en Sócrates y en Platón, y de ahí se traslada al cristianismo. Ésta es una moral de esclavos o moralina, pues no hace sino debilitar y escoger aquello que es nocivo, porque defiende los valores que van en contra de la vida, que son los valores de los débiles, tales como la compasión, la misericordia o el sacrificio. Es una moral que toma partido “por lo débil, lo abyecto, lo fracasado”. “El cristianismo es la religión de la compasión” y “no hay nada más malsano, en nuestra malsana humanidad, que la compasión cristiana”. Esta moral niega la vida, ya que lo importante para ella es llegar al otro mundo, ya sea el de las Ideas o el cielo. Frente a ella contrapone Nietzsche la moral de señores que “ama la vida ciega y locamente”. Ama el poder, la grandeza, el placer, la fuerza. La moral hace que el hombre acabe por rechazar su propia naturaleza. Es una moral que lleva a olvidar la vida, el presente, pensando en un más allá. ¿Qué hay detrás de la moral? Al hacer la genealogía buscando las raíces de la moral tradicional, Nietzsche descubre que es fruto del resentimiento, la única arma de que disponen los débiles para dominar a los demás. No es más que una máscara de la voluntad de poder. Frente a este moralismo, Nietzsche defiende la afirmación de lo vital en el superhombre:
El hombre que, quien como un niño, juega con la realidad, la acepta, acepta lo vital, creando su propio sentido en la tierra, sus propios valores como apetezca. Pero esta concepción de la vida está amenazada por su finitud. Pero como la acepción de lo vital no puede ser ninguna afirmación trascendente a este mundo, la realidad, Nietzsche encontrará la forma de afirmar la infinitud de este mundo, dotándolo de autonomía, con la doctrina del eterno retorno:
“todas las cosas vuelven eternamente y nosotros con ellas”. Esta influencia de sus estudios de Grecia, implica el “amor fati”, el amor al destino, el fatalismo, lo necesario.

DIOS

Friederich Nietzsche nace en el siglo XIX en Prusia, en el contexto de la Ilustración, cuyas consecuencias negaban la realidad individual y el desprecio a la libertad del hombre. Surge entonces una reacción en busca de “lo vital”, la individualidad. Nietzsche bebe de una de esas reacciones: el irracionalismo de Schopenhauer: la esencia de la realidad es la voluntad de vivir, prerracional, irracional. Podemos llamar “vitalismo” a su filosofía, pues la vida es la categoría en que se apoya.Nietzsche en El origen de la tragedia explica la presencia de dos elementos en la realidad: lo dionisíaco
El impulso, caos- y lo apolíneo
Lo permanente, orden-. La unión de ambos es la perspectiva trágica de la vida, que no huye de la realidad. Sin embargo, Eurípides trata de eliminar el elemento dionisíaco a favor de los aspectos morales e intelectualistas. Surge entonces la figura de Sócrates, “racionalista”, que habla de la existencia de otro mundo necesario. Esto será un germen, y desde entonces, se recurrirá a la existencia DE algo ajeno a la realidad, el Mundo de las Ideas, Dios, para explicarla.Con la voluntad de poder, de dominio se acepta la realidad tal como es, como se reflejaba en la tragedia ática: con los dos elementos, dionisíaco y apolíneo.
Dios no es más que una invención, que debemos abolir para dejar de huir de la realidad poniendo nuestra esperanza en otro mundo, y aceptar esta realidad presente. El fundamento de la moral tradicional seguida por el hombre ha sido Dios, lo que llevará a Nietzsche a rechazarle. Dios ha sido la gran objeción contra la vida y es necesario para dar valor a la vida negar a Dios. Y esto ha ocurrido en la época moderna donde Dios ha muerto.
Con ello, todos los valores tradicionales se derrumban, se quedan en nada, surgiendo una nueva época dominada por el nihilismo.
Este puede tener dos sentidos: uno negativo en cuanto a que con el derrumbe de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido; otro, positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es la oportunidad para la transmutación de los valores y el surgimiento del superhombre, que niega la existencia de otro mundo.Nietzsche en El Anticristo, explica que la idea de Dios, a la par que las morales, lleva a un antivitalismo:
Renegación y no aceptación de la realidad tal como es. De hecho, dirá que “el espíritu puro es la mentira pura”. Además, esta ruptura con el “espíritu puro” deja al mundo huérfano, necesitado de autonomía. Nietzsche encontrará la solución para dotarlo de infinitud en el eterno retorno, una doctrina helena que afirma que “todas las cosas vuelven eternamente y nosotros con ellas”. Es el mundo que se acepta a sí mismo y se repite.

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