Metafísica critica e ilustración

Grandes temas y carácterísticas de la Ilustración

Confianza en el poder de la razón: la razón es vista como una luz capaz de esclarecer todo tipo de cuestiones, tanto de orden filosófico como de orden religioso, político o social. De igual modo, se tiene una concepción autosuficiente de la razón, pues con ella se libera al ser humano de los prejuicios y supersticiones, así como de la ignorancia y de concepciones irracionales. Así pues, la razón constituye un ejercicio y una exigencia del ser humano; se trata, pues, de establecer una nueva manera de pensar y juzgar, en la que todos los contenidos de conocimiento puedan someterse a la razón. La razón, de este modo, adquiere un carácter universal, pues se insiste en la defensa de la autonomía de la razón. La Ilustración, utilizando como criterio la razón natural, una razón profundamente secularizada y crítica, desprovista de todo dogmatismo y prejuicio, procuró analizar y discutir todos los aspectos de la vida: las ciencias humanas, las artes, las técnicas y oficios, la organización de la sociedad, la autoridad de los gobernantes, los contenidos metafísicos y teológicos, los fundamentos morales, el sentido de belleza…

Fe en el progreso científico: los ilustrados consideran que la razón nos capacita para conocer la realidad, las leyes de la naturaleza, interviniendo en ella para nuestro beneficio. La actividad científica posibilitará el progreso constante en la vida de las personas y de los pueblos, logrando así mayor cota de perfección. La Ilustración se caracteriza por este optimismo, que nace de la confianza en la bondad natural del ser humano y en la posibilidad de alcanzar una felicidad general.

El deísmo: muchos intelectuales ilustrados se consideran deístas, esto es, no aceptan una religión que no se someta a los dictados de la razón. Cierto es que la razón apunta a la necesidad de una Causa Primera que explique el mundo, de un Ser eterno o, mejor dicho, de una Inteligencia creadora y ordenadora del universo; sin embargo, ese Ser es un Dios que no altera el curso de su obra ni muestra cuidado por la vida de los humanos. Se niega, por tanto, la actividad providente de Dios. Los ilustrados defienden una religión natural y racional (la religión, dentro de los límites de la razón). Esto conlleva un rechazo a toda injerencia de la autoridad eclesiástica en la ciencia y en la moral, pues se apuesta por una religión subordinada a las exigencias científicas y a la normas morales que emanan de la razón. La Ilustración pretende señalar las muchas perversiones que las religiones positivas han desarrollado durante siglos, amparándose en postulados que están fundamentados más en supersticiones, ilusiones, fanatismos y dogmatismos que en la razón.

Necesidad de una nueva educación
: se concibe la educación como un instrumento clave de progreso, pues conduce al ser humano desde la ignorancia hasta la plena realización personal y social. La educación, en clave ilustrada, convierte a la persona en un adulto capaz de valerse de su propia razón; por tanto, se rechaza la enseñanza dogmática. Por otro lado, la Ilustración, por primera vez en la Historia, propugna la educación para todos, en su deseo de poner la cultura, las ciencias y las artes al alcance de todas las capas sociales. Los ilustrados están convencidos de que un pueblo culto tenderá a rechazar toda superstición y dogmatismo, sabrá dirigir su propia conducta moral y podrá terminar con el absolutismo, apoyando el establecimiento de un sistema político justo y democrático. Entre los intelectuales que desarrollan estos nuevos procedimientos pedagógicos ilustrados encontramos especialmente a Rousseau, si bien cabe señalar a otros como Pestalozzi, Herbart y Decroly.

Nuevo poder político: como los hombres dotados de razón no pueden vivir bajo un régimen político absolutista, los ilustrados trabajarán por establecer un nuevo orden. Se defiende que el poder no es un derecho hereditario, sino que emana de la nacíón, que es soberana. En el pensamiento político ilustrado cobra especial relevancia la propuesta teórica expuesta por Locke, quien había justificado y legitimado un régimen parlamentarista, basado en la división de poderes.

Nueva concepción de la naturaleza: la imagen del mundo durante la Edad Antigua y la Edad Media, fundamentada principalmente en principios de carácter teológico y en las enseñanzas de la Sagrada Escritura, se quiebra. En este sentido, se rompe todo vínculo entre teología y física, surgiendo una nueva interpretación de la naturaleza de carácter experimental, positivo y racional. De este modo, las ciencias experimentales (ciencias naturales) van incrementando sus contenidos a lo largo de esta época, siguiendo la estela de los grandes científicos anteriores: Bacón, Galileo y, sobre todo, Newton. De acuerdo con este proceso, las ciencias ya no proceden deductivamente, sino que se desarrollan a partir de la observación empírica y de la inducción.

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