Marxismo heterodoxo

General

Marx

Nietzsche

Freud

Lo expresado

Ideología

Lo racional

Lo consciente

Enmascara

Lo latente

Intereses de clase

Lo irracional

Lo inconsciente

Método de Análisis

Materialismo Histórico

La Genealogía

Psicoanálisis

Pregunta 5. RELACIONES CON OTRAS ÉPOCAS


.1.  Esencia humana. Platón. Descartes…

                La consideración de la esencia humana marxista da lugar a varias relaciones.
Marx cree que no es la razón la esencia del hombre sino su actividad material como productor de sus medios de vida. Platón sitúa al hombre como un ser esencialmente racional; para él la actividad sensible es solo un reflejo de las ideas racionales que pueden ser comprendidas por su alma. Marx piensa que es el contrario: son los pensamientos racionales los que no son más que un reflejo de la actividad material. La oposición con Platón será total.

               Descartes es el creador de una filosofía que concreta el punto de partida hasta acercarlo al yo, al individuo. En ese sentido podría verse más próximo al marxismo ya que éste quiere partir de los individuos reales. Sin embargo la diferencia es obvia. Cuando Descartes tiene que describir lo que es, dice: soy una cosa que piensa, es decir, un alma. La conversión del individuo en alma elimina por completo el afán de concretar de Descartes. No olvidemos que Descartes (como Platón) es dualista; es decir, considera que hay dos sustancias en la realidad y en el hombre: s. Extensa y s. Pensante. Marx es monista materialista, es decir, tanto en el mundo como en el hombre hay una sola cosa: materia. La materia explica el pensamiento. Recuerda que en la filosofía de Descartes es más bien al contrario: es el pensamiento el que justifica la existencia de la materia (el mundo). Sin duda Marx despacharía las filosofías de Platón y Marx (como muchas otras) considerándolas ideologías. No tienen por tanto otro objetivo que justificar el sistema productivo vigente en su época.

.2. Contrato Social y Naturalismo

               Cuando se pregunta por el origen de la sociabilidad humana, caben dos respuestas. La más famosa es la teoría del contrato social: somos sociales como fruto de un acuerdo. Los representantes de esta teoría son Locke, Hobbes y Rousseau. La teoría contraria sostiene que no hay hombre sin sociedad. Que el estado de naturaleza es inconcebible y que un ser humano es lo que es en buena parte como resultado de la sociedad que le rodea. Esta opinión es mantenida por Aristóteles, que creía que alguien fuera de la sociedad es un animal o un Dios, pero no un hombre. Aún más radical es la posición de Marx: la sociedad (y muy especialmente su estructura económica) nos condiciona tanto la actuación como el pensamiento.

.3. Empirismo

 

               El Empirismo es una corriente filosófica nacida en reacción frente al Racionalismo. Sus representantes principales son Hobbes, Locke y Hume. Los empiristas creen que son los sentidos el único criterio de certeza y que lo verdadero es aquello que puede tener una comprobación empírica. No cesa de observarse en la obra de Marx la herencia de los empiristas. Marx insiste en que su obra se interpreta la realidad como la de otros filósofos sino que establece afirmaciones comprobables empíricamente. Esta preocupación por resultar científico acerca a Marx con todo el desarrollo de la ciencia anterior a él. Muy especialmente con la obra de Newton.

               En La Ideología Alemana se refiere Marx a los empiristas en otro sentido. Critica su visión de la Historia como una colección de hechos muertos. Si los empiristas sólo pueden partir de lo comprobable por medio de los sentidos, parece claro que su visión de la Historia se reducirá a lo observable, es decir a lo que sucede. No encontrarán por lo tanto tendencias internas al proceso histórico, visiones generales del progreso. Marx les critica en este caso quedarse en eso: en los hechos muertos, heredero él de las cosmovisiones de Hegel, ve en el proceso histórico una línea regida por leyes necesarias. Leyes mal interpretadas por Hegel e invisibles para los empiristas.

.4. Ley Natural y Liberalismo. Locke

                Parece claro que uno de los creadores del liberalismo económico sólo puede oponerse a Marx. Hay sin embargo un punto en el que podemos situar un acercamiento: la importancia que ambos filósofos dan al mundo del trabajo. Recordemos que Locke cree que es el trabajo el que concede el derecho de propiedad en el Estado de Naturaleza. Por ello Locke deja planteada la duda sobre la legitimidad de la posesión de algo que no haya sido trabajado. Puede verse una herencia de esto en la consideración marxista del trabajo como la verdadera esencia del hombre. Otros aspectos sin embargo les separan: Locke cree que el derecho de propiedad es un derecho natural, al ser natural es inalienable; la sociedad ha de preservarlo (de hecho ese es el objetivo de la sociedad: proteger la propiedad privada). Esta consideración eliminaría teóricamente la posibilidad de eliminar la propiedad privada de cualquier sociedad futura. Sin duda Marx negaría los dos extremos: en primer lugar la propiedad privada no es un derecho natural sino un concepto de creación social            que cambia a lo largo de la historia (como habrás comprobado si has leído la parte central del texto). Por el otro lado puede perfectamente montarse una sociedad basada precisamente en la desaparición de la propiedad privada.

               Por cierto que Marx considera la propiedad como un producto social al igual que Hobbes y Rousseau.
Y se acerca a éste último cuando cree que está en la base de la alienación del capitalismo; recuerda que Rousseau cree que es la propiedad privada la causa de la desigualdad entre los hombres.       

.5. El marxismo en el Siglo XX

La proyección del pensamiento de Marx ha sido enorme, tanto en el surgimiento de los sistemas socialistas o comunistas originados a partir de la revolución rusa, como en la aparición de corrientes ideológicas y filosóficas, que han generado movimientos sociales y culturales vigentes en la actualidad, como la escuela de Frankfurt.

La línea fundamental de aplicación política y social del marxismo, ha sido la soviética, es decir la de Lenin – marxismo leninismo-, a quien se ha considerado el más fiel y profundo intérprete de Marx y de Engels por ser el primero en llevar a la realidad sus ideas. Marx había insistido en muchas ocasiones en que el marxismo no era una teoría especulativa, como afirma en la tesis XI sobre Feuerbach, “los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modo, de lo que se trata es de transformarlo”. El marxismo leninismo no sólo se ha aplicado en la Uníón Soviética, sino también, con importantes transformaciones en China a través del pensamiento de Mao-Zedong, en Cuba a través de la revolución de Fidel Castro, y en los países asíáticos de Corea, Vietnam y Camboya. Después de la caída del muro de Berlín (1989), y la desmembración de la Uníón Soviética, ha quedado como un partido político dentro del sistema democrático- con la excepción de Cuba y los países asíáticos- en los que se percibe un acercamiento a las democracias occidentales.

No menos importantes han sido otros pensadores marxistas y revolucionarios, que modificaron algunas de las afirmaciones de Marx, pero que insistieron en el igualitarismo y en la ausencia de opresión. Hay que citar en primer lugar a Eduardo Berstein, importante socialista alemán, que discrepó de Marx en dos puntos fundamentales: el motor de la historia no son sólo las fuerzas económicas y se puede llegar a la sociedad comunista por medios pacíficos, usando las libertades democráticas y llegando al poder mediante el voto popular. Los dos grandes marxistas alemanes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht se opónían  a la fase dictadura del proletariado, no llegaron a desarrollar sus ideas, ya que fueron eliminados.

Otros importantes pensadores marxistas de países europeos que no siguen el marxismo leninismo, son Giorgy Lukacs, filósofo, historiador y literato húngaro. Su obra “El asalto a la razón”, ha ejercido una notable influencia; Antonio Gramsci, que murió en la cárcel de Mussolini, inspirador de la línea eurocomunista; Luis Althusser, que une estructuralismo y marxismo y  Jean Paúl Sartre , quien,  en su segunda fase de La crítica de la Razón Dialéctica,  intenta una síntesis de marxismo y existencialismo, suavizando el colectivismo marxista con el individualismo existencialista. Actualmente la influencia más importante del marxismo se encuentra sin lugar a dudas en los representantes de la escuela de Frankfurt, constituida por un grupo de pensadores de gran prestigio. Se constituyó en los años veinte alrededor del Instituto para la Investigación Social. Su principal objetivo era restaurar el marxismo como un instrumento crítico de las alienaciones sociales y también el concepto de razón ilustrada como racionalidad o razón instrumental frente al totalitarismo nazi y estalinista. Sus fundadores fueron  M. Horkheimer y  T Adorno. Otros representantes de la escuela de Francfurt fueron Erich Fromm, Walter Benjamín y Herbert Marcuse. Todos ellos han tenido una enorme influencia en la filosofía y en general la sociedad del Siglo XX. Especialmente Marcuse ha sido uno de los autores más leídos e influyentes. Marcuse realizó una uníón entre el marxismo y algunas ideas del psicoanálisis de Freud: el futuro de la revolución no está en el proletariado sino en la juventud.  Su pensamiento cristalizó en la revolución juvenil de Mayo de 1968. Sus obras principales son: Cultura y sociedad, Eros y civilización y El hombre unidimensional. Marcuse aleja al marxismo de cierto dogmatismo historicista presente en Marx y lo acerca a un posibilismo no del todo revolucionario. En la segunda generación de frankfurtianos el pensador más destacado es J. Habermas. Sus obras más conocidas son Conocimiento e interés y Teoría y praxis; es un autor muy leído en la actualidad.

Tras la caída del muro de Berlín en 1989, y la desmembración de la Uníón Soviética, parece que la influencia del marxismo ha decaído; no obstante su crítica al capitalismo y su afán revolucionario sigue siendo de plena actualidad. Su influencia puede observarse sin duda en muchos partidos de izquierda, en los sindicatos, en movimientos antisistema y antiglobalización, etc.

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