Locke selectividad

Texto de Locke


Filósofo empirista inglés del Siglo XVII y XVIII. Consideraba que la experiencia sensible es la fuente y el límite de nuestro conocimiento. Su filosofía política sienta lñas bases del liberalismo moderno y defiende los ideales de la burguésía.

Señala el tema

Las guerras de religión no han tenido su origen en la diversidad de creencias u opiniones, sino en la intolerancia alentada por los jefes de la Iglesia.

Indica las ideas principales:

Los conflictos en el seno del cristianismo no han surgido por la diversidad de opiniones, sino por la intolerancia. Los jefes de la Iglesia, por avaricia y ansia de poder, han utilzzado a las ambiciosas autoridades políticas y a las masas supersticiosas y los han convencido de que a los herejes y a los cismáticos hay que destruirlos. De esta manera, se han confundido Iglesia y Estado, dos realidades que deben ser separadas.

Muestra las relaciones entre ellas:

Este texto parte de un hecho, para Locke, constatable: que las guerras de religión vividas en Europa son fruto de la intolerancia, no de la existencia de varias religiones. El origen de esta intolerancia está en la actitud de las autoridades eclesiásticas, que se aprovechan tanto de la ambición de los políticos como de la superstición de las masas. Todo ello revela la confusión entre Iglesia y Estado, instituciones diferentes que no deben mezclarse.

Explícalas

La Carta sobre la tolerancia es una de las obras de mayor influencia en defensa de la tolerancia. En ella, Locke presenta varios argumentos a favor de la libertad de conciencia. Este texto recoge uno de ellos.
locke, consciente de las numerosas guerras que han asolado Europa durante el último siglo, subraya que no ha sido existencia de diferenctes creencias lo que ha producido estas guerras, sino la intolerancia. Para él, la causa de esas intolerancia está en el comportamiento de los pontífices de la Iglesia, a quienes califica de avaros con enormes ansias de poder. Estos han utilizado a los políticis ambiciosos y a las masas crédulas y supersticiosas, convencíéndolos de lo que hay que destruir a quienes mantienen otras creencias. Es, por tanto, la jerarquía eclesiástica la responsable del fanatismo que ha asolado Europa. Locke se refiere a la Iglesia católica, que, para él, es la más intolerante y peligrosa de todas, la única, junto a los ateos, que debe ser excluida de los beneficios de la tolerancia. Según Locke, el problema radica en que los jefes de la Iglesia se han adueñado de un poder de coerción que solo es propio de las autoridades civiles, cuando la única medida disciplinaria de cualquier Iglesia ha de ser la excomunión. Asimismo, indica que toda persecución es anticristiana, pues el principio fundamental del cristianismo es el amor, no el odio, por lo que los intolerantes van contra el Evangelio y contra la caridad. En consecuencia, la libertad de religión exige una tajante distinción entre la esfera civil, que representa el Estado, y la que gira en torno a las creencias religiosas; es decir, la Iglesia. Ambas son comunidades diferentes con fines distintos. El Estado tiene como meta asegurar la libertad y defender la propiedad privada de los individuos. La Iglesia busca la salvación eterna y lleva a cabo el culto público de Dios. Para garantizar el respeto a la libertad de los individuos, Iglesia y Estado deben permanecer separados: ni los gobernantes deben intervenir en los asuntos de la fe ni los eclesiásticos en los temas civiles. Como se dice al final del texto, la confusión de ambos ámbitos ha hecho triunfar la intolerancia en Europa.

Vigencia

La raíz de las guerras y los conflictos religosos no está en la coexistencia de distintas creencias en un mismo país. Solo la intolerancia genera violencia, tanto por parte de quien, desde el poder, quiere imponer una religión como por parte de quien se resiste a esa imposición. Así, por ejemplo, en la guerra de la antigua Yugoslavia, al margen de importantes tensiones políticas, la intolerancia desempeñó un papel determinante a la hora de desencadenarse el conflicto y los acontecimientos que generó. A menudo, los conflictos religiosos encubren enfrentamientos económicos, políticos, culturales, etc. En todo caso, la tolerancia y el diálogo son los medios más adecuados para promover la convivencia pacífica entre diferentes religiones, grupos étnicos, ideologías políticas, etc. Por lo que respecta a las relaciones Iglesia-estado, las democracias actuales, herederas de los principios que triunfaron con la Ilustración y que Locke expone en el texto, se basan en la separación entre ambos ámbitos. La mayoría de los Estados de nuestro entorno, y nuestro propio país, son aconfesionales; es decir, admiten las más diverass creencias y consideran que los asuntos de religión son propios de la conciencia individual, en la que solo ha de intervenir el propio sujeto, a menos que suponga un riesgo para el resto de ls sociedad. No obstante, en nuestra sociedad, la influencia de la religión cristiana -y en nuestro país de la Iglesia católica en particular. Es muy superior a la de otras religiones, y sus opiniones tienen un importante peso en la opinión pública.

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