Lacan y Descartes

Descartes es un filósofo del SXVIII, y es considerado el padre de la filosofía moderna.

La época histórica de Descartes es un tiempo de incertidumbre y desarraigo debido a las transformaciones en la sociedad europea. Es una época de ruptura a niveles católicos, científico, político y cultural. En el SXVII entramos en la Edad Moderna. Culturalmente es el siglo del Barroco, donde predomina el pesimismo, el movimiento y la profusión de detalles. En el ámbito escritor destacan Shakespeare o Cervantes; y entre los pintores Velázquez o Murillo. La invención de la imprenta posibilitó la expansión de la cultura, haciendo que el latín dejase de ser una lengua culta y exclusiva. En el SXVII las teorías como el geocentrismo, el aristotelismo y el tomismo se enseñaban en las universidades. Descartes estudió en «La Fleche, en Francia, donde se formó en la escolástica aristotélico-tomista.

La filosofía moderna pretende emprender un camino seguro y progresivo del conocimiento, queriendo así alcanzar la seguridad matemática. La filosofía del SXVII está dominada por el Racionalismo, una corriente filosófica que se desarrolla en el continente europeo y que se opone al Empirismo británico. Los filósofos más destacados son Descartes, Spinoza y Leibniz. El Racionalismo y el Empirismo se centran en reflexionar sobre el origen y la validez del conocimiento humano. Los racionalistas afirman que la razón es la vía correcta para alcanzar el verdadero conocimiento. Los empiristas sostienen que todo conocimiento comienza por los sentidos. Los racionalistas parten de la idea de ideas innatas al entendimiento, los empiristas la rechazan. El modelo de saber racionalista es el deductivo de la matemática y los empiristas se apoyan en el método inductivo.

El surgimiento de la filosofía moderna se inicia con Descartes, está conectada con el triunfo de l ciencia moderna. Copérnico, Kepler y Galileo asentaron los pilares de una nueva ciencia que Newton culminaría.


El Empirismo constituye una reacción contra el Racionalismo. Los filósofos empiristas + destacados son Locke y Hume. El Empirismo se caracteriza por rechazar el innatismo, no existen ideas ni principios innatos al entendimiento. Para los empiristas todo el conocimiento procede de la experiencia. Los sentidos son la fuente y el límite el conocimiento. La mayor preocupación de Descartes en «El Discurso del Método» había sido gnoseológica. Hume se interésó en lo mismo que Descartes: fuente y límite del conocimiento, llegando a conclusiones opuestas.

Para Hume el criterio de la verdad para reconocer la verdad o falsedad de las ideas son las impresiones. Si se puede señalar la impresión de la que procede la idea es verdadera, si no es falsa. Sin embargo, Descartes tiene un criterio distinto: una idea es verdadera al presentarse a la mente clara y distante con evidencia.

Locke justificó la existencia de la realidad exterior apoyándose en una deducción casual: la realidad extramental es la causa de nuestras impresiones. Pero esto se invalida frente al juicio de Hume, ya que no va de una impresión a otra, sino de las impresiones de una pretendida realidad que está más allá de ellas y de la cual no tenemos impresión o exp. Esto va contra el planteamiento de Descartes, que puso metódicamente en duda la existencia del mundo para posteriormente demostrar su existencia en el momento sintético del método tras haber demostrado la existencia de Dios. Descartes recurríó al argumento de la casualidad para demostrar la existencia de Dios. A juicio de Hume esto está injustificado, ya que argumentos casuales no se aplican a Dios. En cuanto al yo, la existencia es indudable para Descartes y Locke. La crítica de Hume alcanza tbn la realidad del yo como sustancia. El yo es algo inevitable, para Descartes el «pienso, luego existo» es una verdad evidente, presentada a la mente de un modo claro y distinto


sólo podemos aceptar como verdadero aquello que se nos presente con absoluta evidencia, es decir, aquello de lo que no quepa la posibilidad de dudar. Por eso, Descartes adopta la duda como método, como camino para alcanzar una verdad absolutamente evidente de la que nadie pueda dudar. Descartes con la duda sólo busca «encontrar la verdad». Aplicando la regla de la evidencia, nos vemos obligados a poner entre paréntesis todas nuestras creencias, incluso aquellas más sólidas y cotidianas. Todo lo dudable no puede ser más que un débil fundamento para la metafísica buscada. Por todo ello, Descartes extiende la duda de un modo gradual: Primero dudamos de nuestros sentidos, segundo dudamos de nuestra razón y por último llevamos la duda hasta el límite.


Sobre el cogito cartesiano debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

El pensamiento es para Descartes todo aquello que ocurre en nosotros, todo acto consciente del espíritu. De lo que se trata es, por tanto, de la conciencia. En la filosofía cartesiana el mundo queda encerrado dentro de la conciencia, y como veremos más adelante, habrá muchas dificultades para volver a contactar con la realidad. La verdad del cogito no deriva de ningún tipo de deducción, sino que es una intuición pura, inmediata y evidente de la conciencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *