Lacan y Descartes

LOCKE – EL LIBERALISMO POLÍTICO/Para Locke, el origen y la legitimación del estado también son fruto de un pacto entre los individuos que forman una sociedad. De hecho, la convivencia en sociedad no se entiende si no hay un consentimiento por parte de sus miembros. Ahora bien, este contrato, mediante el cual se legitima el Estado, no comporta la renuncia a los derechos personales ni la justificación del absolutismo. /Con su teoría del contrato, Locke pretende justificar la legitimidad de derechos personales como el derecho a la subsistencia o a la propiedad privada. Según Locke, la sumisión al poder político en ningún caso puede significar una renuncia a los derechos individuales.El Estado, desde una perspectiva liberal, se subordina a los intereses individuales. /En Locke, el contrato social se concreta de esta manera:

El estado de naturaleza

Para Locke, en este estado, además de disfrutar de la libertad y de la igualdad, los hombres poseen derechos naturales: derecho a la subsistencia, a la propiedad, a la integridad física… Ahora  bien, tener derecho a todo esto no quiere decir que en la realidad todos estos derechos se respeten. Es más, hay que tener en cuenta que, en el estado de naturaleza, no hay ninguna fuerza que tenga suficiente poder como para obligar a que se cumplan. Siempre existe el riesgo de que haya individuos que no respeten los derechos naturales de los demás. 

El pacto


Con la intención de asegurar el cumplimiento de estos derechos, los hombres libres pactan su incorporación a la sociedad y la creación de la autoridad. Según Locke, cuando los hombres se deciden a constituir la sociedad, no renuncian a sus derechos transfiriéndolos al soberano; en realidad, lo que hacen es, precisamente, otorgar a los gobernantes el poder necesario para que los protejan. Por tanto, tras el pacto las personas mantienen todos los derechos que les corresponden por naturaleza, pero ahora los ciudadanos se comprometen a reconocer el poder político, cuya función principal es garantizar tales derechos, sancionando a aquellos que los incumplan. 


El Estado liberal


De este pacto surge el Estado. Pero, al contrario de lo que sucede según Hobbes, el poder del Estado no pasa a ser absoluto, sino representativo. En otras palabras, los gobernantes están al servicio de los individuos, ya que estos renuncian a parte de su libertad para que la autoridad proteja sus derechos. En el caso de que el soberano no cumpla esta función el pueblo tiene derecho a la insurrección y a la anulación del pacto. Así pues, nadie se encuentra por encima ni queda al margen de la ley. No obstante, Locke mantiene para el monarca, en el caso de producirse una situación excepcional, el derecho de prerrogativa: el rey puede incumplir una ley si advierte que de ello se va a derivar un mayor beneficio para el pueblo./La diferencia más evidente entre el planteamiento político de Hobbes y el de Locke es que en el primero la teoría del contrato social sirve para legitimar el absolutismo político, mientras que en el segundo es una defensa del liberalismo y un ataque frontal y explícito al autoritarismo real. /Uno de los puntos clave para evitar el absolutismo real es, según Locke, la división de poderes. El poder no puede concentrarse en unas únicas manos, porque este sería el camino más rápido hacia el abuso y la corrupción. Locke sostiene que en cualquier sistema político pueden distinguirse tres tipos de poderes:

Poder legislativo

El Parlamento elabora las leyes./Poder ejecutivo.
El monarca aplica las leyes y sanciona su incumplimiento./Poder federativo.
Se establecen las alianzas y rupturas con otros estados.///Descartes probó la existencia de Dios con tres tipos de argumentos: del yo, que es finito, no puede surgir la idea de Dios, que es infinito, porque de lo inferior no puede proceder lo superior. Dios también es causa de mi existencia, ya que soy pensamiento y espíritu, y de lo material no puede nacer lo inmaterial; yo tampoco puedo ser causa de mi existencia, pues si me hubiera dado el ser a mi mismo, me hubiese hecho perfecto e inmortal. El tercer argumento es el ontológico, en el que se pasa a la evidencia de que es mas perfecto existir en el pensamiento en la realidad y en el pensamiento que solo en el pensamiento, por lo que es necesario que Dios exista también en la realidad.


Siguiendo las reglas del método, el filósofo concluyó que hay tres ideas que podemos aceptar con certeza: la idea de yo, la idea de Dios y la idea de mundo. Aseguró que estas tres ideas se corresponden con sustancias. Las sustancias respectivas son: res cogitans, res infinita y res extensa. En un sentido estricto, solo es sustancia Dios, porque es el único que no necesita de otro para existir ya que todo depende de él; pero el yo y el mundo, a excepción de Dios, no necesitan ninguna otra cosa distinta de ellas mismas, por lo que pueden denominarse sustancias./En la filosofía cartesiana, el ser humano es el resultado de la composición entre dos sustancias: la pensante y la extensa, es decir, entre res cogitans y res extensa. Afirma que estas sustancias son completamente distintas e independientes, sosteniendo un dualismo antropológico.El pensamiento cartesiano se encuentra en la línea de Parménides y Platón, ya que ambos concuerdan en que los sentidos no son fiables y dan pie al engaño. Parménides, a diferencia de Descartes, afirmó que el movimiento y la multiplicidad son simple apariencia. Platón divide la realidad en dos mundos, el inteligible y el sensible. Se podría decir que Aristóteles y Descartes tienen posturas opuestas, pues Aristóteles teoriza partiendo de los sentidos mientras que Descartes, al ser racionalista, desprecia los sentidos y confía en la razón para llegar a la verdad. Se podría decir lo mismo de los empiristas, que piensan que el conocimiento sensible es la única fuente válida de conocimiento y niegan el
innatismo, algo que los racionalistas como Descartes admiten.

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