Lacan y Descartes

El primer paso es: si sé con certeza que soy una cosa que piensa, no sé también lo quo se requiere para estar cierto de algo? Con esto Descartes está introduciendo el problema del criterio de certeza Reflexionando sobre el modo en que se le presenta la primera ve dad que obtiene, concluye que, como regla general, son verdaderas todas las cosas que percibimos con gran claridad y distinción. La claridad de una idea hace referencia a su contenido, que debe ser diáfano y estar presente en el entendimiento en el momento en que se tiene la percepción. La distinción exige que idea en cuestión se nos presente perfectamente separada de las otras ideas con las que pudiera tener alguna relación. Como ya hemos indicado antes, ambos caracteres son propios del estilo de pensar por identidad y diferencia. • La nota fundamental de este criterio de certeza es que el objeto que se conoce esté presente al entendimiento. Se pregunta Descartes a continuación por el ámbito de aplicación del criterio de certeza Parece claro que para el yo pienso, luego existo es válido, dado que lo ha descubierto reflexionar sobre esta idea. Pero, ¿qué ocurre con las cosas percibidas por los sentidos, q antes admitía como ciertas y de las que luego ha dudado, como el cielo, la tierra, etc.? Postura de Descartes es la de admitir que tales ideas están en la mente, reconociera que se engaña al creer que tales ideas proceden de cosas que están en el exterior. De e último no tiene evidencia. Parece, pues, que la evidencia tiene unos límites más allá de cuales no se puede ir con garantía. Descartes quiere situarse ante la idea de Dios Para ello expresa la realidad objetiva de las ideas de la siguiente manera: debe haber por lo menos tanta realidad en la causa como en su efecto, porque toda la realidad de éste debe proceder de la causa. No se concibe que pueda venir de otra instancia. De la nada no se produce nada (recuérdese el concepto griego de creación y su contraposición con el concepto cristiano) y lo más perfecto no puede proceder de lo menos perfecto. Esto es válido tanto en las entidades con realidad formal, como en las que poseen realidad objetiva, como es el caso de las ideas. La realidad objetiva de una idea debe haberla recibido de alguna causa que contenga al menos tanta realidad formal, actual, como realidad objetiva contiene la idea. Es propio de las ideas poseer una realidad objetiva, mientras que las causas deben tener una realidad formal, actual. Aunque una idea pueda nacer de otra idea y ésta, a su vez, de otra, no se puede seguir en este proceso hasta el infinito, sino que habrá que llegar necesariamente a una idea primera 


Para Descartes, hay dos sustancias creadas diferentes, el cuerpo y el alma (a la que también denomina ‘mente). La esencia del cuerpo es la extensión; mientras la del alma o mente es el pensamiento. El cuerpo es espacial, el alma no tiene extensión. El cuerpo es un mecanismo que puede ejecutar muchas acciones sobre sí mismo sin la intervención del alma; el alma es pura sustancia pensante que puede, pero no siempre, regular el cuerpo.
Descartes había planteado la cuestión de las relaciones de la mente con el cerebro y el sistema nervioso. Pero al mismo tiempo, al trazar una radical distinción ontológica entre el cuerpo como extensión y la mente como puro pensamiento, Descartes, en búsqueda de la certidumbre, había creado, paradójicamente, un caos intelectual. Las primeras maniobras de esta clase, como las de Malebranche, Spinoza, Leibniz y los materialistas franceses La Mettrie y Cabanis, fueron formuladas en el contexto de la metafísica, como respuesta directa al dualismo cartesiano. Tal vez el primer intento importante de tratar esta contradicción en la obra de Descartes es lo que se conoce como ocasionalismo. Malebranche argumentó que las dos sustancias de Descartes, mente y cuerpo, no tenían relación causal. Dios era la única causa verdadera. No solo no hay influencia de la mente sobre el cuerpo o del cuerpo sobre la mente, sino que no hay causalidad operativa alguna excepto cuando Dios, la única causa verdadera, interviene para producir las regularidades que ocurren en la experiencia.
Spinoza abandonó las dos sustancias de Descartes a favor de la que ha llegado a ser llamada teoría del aspecto dual. Las teorías del aspecto dual están basadas en la noción de que lo mental y lo físico son símplemente diferentes aspectos de una única y la misma sustancia. Para Spinoza, la única sustancia era Dios. Aunque estaba de acuerdo con Descartes en que el mundo de la conciencia y el de la extensión estaban cualitativamente separados, Spinoza rechaza el punto de vista cartesiano de que la conciencia y la extensión son dos sustancias finitas a favor de la noción de que son atributos de una única sustancia infinita. Esta sustancia, Dios, es la esencia universa o naturaleza de todo lo que existe. Leibniz presenta la famosa descripción del paralelismo psicofísico en la que adopta una metáfora ocasionalista para sostener el punto de vista de que el alma y el cuerpo existen en una armónía preestablecida. Comparando el alma y el cuerpo con dos relojes que están en perfecto acuerdo, Leibniz argumenta que hay solo tres posibles fuentes para su concordancia. Leibniz rechaza el interaccionismo porque es imposible concebir partículas materiales pasando de una sustancia a otra y el ocasionalismo por invocar la intervención de un Deus ex machina en la serie natural de los fenómenos. Lo que permanece es el paralelismo -la noción de que la mente y el cuerpo existen en una armónía que ha sido preestablecida por Dios desde el momento de la creación.


delinear los rasgos principales del Empirismo habría que señalar: Negación de cualquier tipo de ideas innatas: no hay conocimientos independientes de la experiencia sensible. Para los empiristas, el entendimiento humano es como una tabla rasa, como un papel en blanco, en el que nada hay escrito antes de que la experiencia empiece a actuar en él. Establecimiento de la evidencia sensible como criterio de ver dad: sólo el conocimiento sensible nos puede poner en contacto con lo real y sólo la evidencia sensible nos permite distinguir entre lo verdadero y lo falso. Negación de la posibilidad de un conocimiento de validez universal y necesario: todo juicio es un juicio provisional, susceptible de posteriores correcciones. La experiencia será la originaria de todo el conocimiento debiendo el *pensamiento racional depender de ella. La experiencia es todo hecho, interno o externo, que pueda ser observado y explica do con una cierta legalidad. La construcción de la ciencia de la naturaleza humana: preocuparse por el alcance y validez de nuestro conocimiento antes de intentar conocer las cosas mismas. Pero esta ciencia del hombre debe construirse con un fundamento enteramente nuevo para introducir el método experimental de razonar en los temas morales». El sentido de la expresión «temas morales» es muy amplio, para Hume: incluye tanto las indagaciones filosóficas acerca de la naturaleza y límites del entendimiento, del sentimiento y de las pasiones, como aquellas que se refieren a los principios de la conducta. El método propuesto consiste en aplicar el usado por Newton… Para la astronomía, a la ciencia del hombre. Hume busca ser considerado como el Newton de las ciencias morales, no hay otra fundamentación sólida que podamos dar a la ciencia del hombre si no es la experiencia y la observación. El ámbito del conocimiento humano debe quedar limitado, en última instancia, al ámbito de la experiencia humana y que, en consecuencia, «toda hipótesis que pretenda descubrir las últimas cualidades originarias de la naturaleza humana deberá rechazarse. Una percepción es cualquier hecho de conciencia que experimentamos, una modificación interna de nuestra mente. Todos los contenidos de la experiencia serán percepciones, que puede ser de dos clases impresiones e ideas. La única diferencia entre ambos tipos de percepciones es el grado de fuerza y vivacidad. Las impresiones son percepciones que penetran en mí con gran fuerza y vivacidad (comprenden nuestras sensaciones y también nuestras pasiones o emociones). Las ideas son representaciones internas más débiles y menos vivas que afectan a los sentidos internos (memoria, imaginación) y al entendimiento. Son imágenes débiles» de las impresiones, que son, pues, anteriores a las. Ideas y causas de las mismas. El paso de las ideas simples a las complejas tiene lugar, según Hume, en base a dos factores: uno natural o espontáneo, que consiste en las leyes de asociación (la de semejanza, la de contigüidad espacio temporal y la relación causa-efecto), y otro factor arbitrario

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