Teoría Política de Platón: Fundamentos y Propuestas
Introducción al Pensamiento Político Platónico
Platón es idealista y Marx, materialista; en ambos es común el intento de llevar a la práctica las ideas políticas. Entre las principales preocupaciones de Platón figuró la política. Intentó implantar su sistema político ideal en Sicilia, pero fracasó. En su análisis de la Atenas socrática, Platón encuentra dos defectos fundamentales: la incompetencia e ignorancia de los políticos y las luchas entre grupos de tendencias oligárquicas y democráticas que permitían que los intereses de grupo prevalecieran sobre las necesidades del Estado. Todos sus esfuerzos se dirigen a proyectar una reforma política. La pretensión de Platón será fundamentar la polis y sus instituciones en el “orden eterno del ser”. La base de la reforma platónica será la educación y la última justificación de sus gobernantes, el saber. Por ello, tras el fracaso de sus intentos de intervención política directa, Platón se dedicará a la preparación de la élite que debería gobernar.
Organización Social y Justicia en La República
El ser humano es un ser social por naturaleza. La virtud del Estado perfecto depende de la virtud del alma individual, y la virtud del alma individual depende de la virtud del Estado. En La República, Platón expone su concepción de la organización social y política ideal sobre la justicia. Partiendo de una definición de justicia, propone un análisis de qué sea “lo justo” en el hombre y en la ciudad. Se pregunta cuál es el origen de la ciudad.
Principales Tesis de la Teoría Política Platónica
Dos son las tesis principales de la teoría política platónica:
- El gobierno de la ciudad debe ser un arte basado en un conocimiento verdadero. La organización social tiene que ser de una ley universal.
- La sociedad es una mutua satisfacción de necesidades entre sus miembros, cuyas capacidades se complementan.
Estructura Social y Roles
Estas dos tesis llevan a Platón al planteamiento de una organización cerrada de la sociedad estructurada en:
- Productores.
- Guardianes-guerreros.
- Gobernantes-filósofos.
Como en cada hombre predomina una de las tres partes del alma, esto permite la distribución de los roles sociales de acuerdo con las características psicológicas de los individuos.
Virtudes y Funciones de cada Estamento
- La virtud de los gobernantes es la sabiduría o prudencia, y su función, gobernar conforme a las Ideas o modelos de la realidad.
- La virtud de los guardianes es el valor o la fortaleza, y su función, defender al Estado contra los enemigos.
- La virtud de los productores es la templanza. Se les permite la propiedad privada y la formación de familias estables para evitar que los gobernantes y guardianes confundan los intereses particulares con los intereses del Estado.
La perfecta organización del Estado es aquella en la que cada estamento cumple con su función. La justicia es el resultado de la armonía entre las partes y aparece como la reguladora de las relaciones entre los individuos en el Estado.
Las Formas de Organización del Estado
En los libros VIII y IX de La República se refiere Platón a la evolución de las formas del Estado:
- El Estado perfecto es el aristocrático, regido por quienes tienen la virtud de la inteligencia.
- La perversión de la aristocracia es la timocracia. Se produce cuando la clase de los gobernantes se alía con los guardianes contra la clase de los productores.
- El ansia de riqueza convierte la timocracia en oligarquía.
- Cuando la miseria llega a los ciudadanos explotados por los oligarcas, surge la rebelión contra los ricos, quienes son expulsados del gobierno; los pobres se reparten sus riquezas y aparece la democracia.
- La ausencia de orden y la excesiva liberalidad transformará la democracia en tiranía cuando el poder se entrega al tirano, quien gobierna prescindiendo de la ley.
Es probable que el estudio de las formas de gobierno recogiese la experiencia de juventud de Platón en Atenas. La desconfianza en los gobernantes hará proclamar a Platón la importancia de la ley como garantía de un gobierno justo.
La Educación de los Ciudadanos: Pilar del Estado Ideal
Para Platón, una ciudad justa y feliz es aquella en la que cada cual cumple su misión conforme al orden ideal. El gobierno corresponde a los mejores por sus capacidades naturales y su educación, sin distinción de sexo. La tarea del gobernante consiste en vigilar que este orden se mantenga. Corresponde al Estado educar a los ciudadanos y no a la familia, evitando el egoísmo. Se refiere de un modo fundamental en La República a la educación de los guardianes y de los filósofos o futuros gobernantes, ya que de ella dependerá el buen funcionamiento de la ciudad.
Régimen Especial para Guardianes y Gobernantes
Los guardianes deben tener un régimen especial de vida: se alojarán separados del resto de los ciudadanos; no poseerán riquezas propias, ni vivienda privada, ni familia. No teniendo nada propio, la clase de los guardianes estará en mejores condiciones para cumplir su papel de exclusivos servidores de los intereses de la República. Los gobernantes proceden de la clase de los guardianes. Su procedencia y selección ocupan el centro de sus preocupaciones, ya que para ser gobernante deben encontrarse entre los mejores.
Etapas de la Formación Filosófica
La educación comienza desde el nacimiento hasta los 20 años. Su objetivo es la formación física, intelectual y moral de los guardianes y gobernantes. Las disciplinas fundamentales son la gimnasia y la música. A los 20 años, aquellos que hayan destacado profundizarán en el estudio de estas disciplinas. Las matemáticas tienen gran importancia en la educación. A los 30 años, aquellos que manifiesten su capacidad intelectual, iniciarán la fase de la dialéctica. Esta es la fase de formación de los filósofos, que dura 5 años; se dedican al estudio de las formas inteligibles, de las Ideas. Acabada la educación dialéctica, desempeñarán durante 15 años algunos cargos públicos para que adquieran experiencia. Al final, habrá llegado el momento en el que deben contemplar el Bien absoluto, que es el modelo al que han de atenerse en la ordenación del Estado y de las vidas de los individuos.