K es alienación social

MARX



HOMBRE

Karl Marx vive en el siglo XIX, una época de grandes transformaciones sociales, como la revolución industrial; culturales, como el romanticismo, y filosóficas. En sus estudios de Filosofía, a diferencia de Hegel, el cual decía que el origen de todo es el espíritu, Marx dirá que el origen de todo es la materia, para él, el espíritu es la expresión de la materia. La realidad es una síntesis de opuestos en contradicción (tesis y antítesis), cuya contraposición, tensión, mantiene la realidad en constante dinamismo hacia un estado final de síntesis. Todo lo que existe es materia o fruto de la materia, por lo tanto se trata de un materialismo que acepta la existencia de lo inmaterial siempre que este sea producto de la materia (la explicación de Hegel estaba invertida, era un “misticismo”). Es influido a través de Feuerbach por la izquierda hegeliana, que aboga por la praxis del idealismo hegeliano: no hay que interpretar la realidad como habían hecho hasta ahora los filósofos, sino transformarla.
Será influido así mismo por los socialismos previos, como el anarquismo o los socialismos utópicos. Pueden considerarse influencias de su pensamiento también, el evolucionismo y el materialismo que cobran especial relevancia en la época.  El hombre es un ser natural (material), en el cual el espíritu no es más que una extensión de la materia, pero gracias a él, tiene la capacidad de transformar la realidad. Lo que diferencia al hombre del resto de seres es su actividad práctico-productiva (praxis, trabajo), que constituye su esencia. Para Marx, el auténtico conocimiento es la praxis (trabajo): la actividad teórico-práctica a través de la cual el hombre transforma la realidad. La praxis sigue un proceso dialéctico, el cual comienza en el espíritu y se expresa en la materia: requiere utilizar el entendimiento, actividad teórica, para transformar racionalmente la realidad en la mente y utilizar la sensibilidad activa, actividad práctica, que transforma empíricamente la realidad en algo racional de forma concreta. De esta forma, sólo se podrá afirmar la verdad de lo pensado cuando el hombre lo haya realizado en el mundo. Toda teoría únicamente especulativa (abstracta) de la realidad es falsa.Por ello, según Marx, el hombre se realiza como tal al transformar la realidad y humanizarla, realizando su praxis, puesto que el trabajo es antropogénico. Y esta realidad externa, por tanto, existe como forma social producida por el trabajo humano y no como algo natural. En el objeto de su trabajo, de su transformación de la naturaleza, se objetiva la esencia del trabajador (el hombre niega y supera con su trabajo la naturaleza, la síntesis de esta relación es la esencia del hombre), pues toma lo meramente material y lo sintetiza con lo espiritual.La esencia del hombre es cambiante, histórica (se desarrolla en la historia, los frutos del trabajo del hombre evolucionan, progresan, mejoran, por lo cual, hemos de considerar que el mismo hombre, su esencia, varía a lo largo de la historia), y al mismo tiempo, social, genérica (el trabajo se da dentro de un grupo social, se produce en sociedad). Más que hombres individuales, existe la humanidad, pues el trabajo se realiza en cooperación, no individualmente. Además, Marx afirma que las relaciones sociales son relaciones existenciales, posibilitan y condicionan concretamente la existencia de cada individuo y de ellas depende cómo será su vida: una sociedad será justa si permite al ser humano cumplir libremente esta praxis desarrollando con ello su racionalidad.Cuando el producto del trabajo (que es la esencia del hombre) no es propiedad del trabajador, sino del amo, señor o patrón, se produce la alienación (la enajenación, el extrañamiento): el hombre queda desgarrado, escindido de una parte de sí mismo.Junto a la alienación, al separar al trabajador del fruto de su trabajo, eso que es efecto de su trabajo pierde su carácter de producto de trabajo humano y pasa a ser una cosa más entre las materiales, por lo tanto, el trabajador es reducido a mera cosa natural, a mercancía.
Al encontrarse el sujeto productor en el producto, también el hombre es reificado, cosificado y convertido en mercancía.

SOCIEDAD

Karl Marx vive en el siglo XIX, una época de grandes transformaciones sociales, como la revolución industrial; culturales, como el romanticismo, y filosóficas. En sus estudios de Filosofía, a diferencia de Hegel, el cual decía que el origen de todo es el espíritu, Marx dirá que el origen de todo es la materia, para él, el espíritu es la expresión de la materia. La realidad es una síntesis de opuestos en contradicción (tesis y antítesis), cuya contraposición, tensión, mantiene la realidad en constante dinamismo hacia un estado final de síntesis. Todo lo que existe es materia o fruto de la materia, por lo tanto se trata de un materialismo que acepta la existencia de lo inmaterial siempre que este sea producto de la materia (la explicación de Hegel estaba invertida, era un “misticismo”). Es influido a través de Feuerbach por la izquierda hegeliana, que aboga por la praxis del idealismo hegeliano: no hay que interpretar la realidad como habían hecho hasta ahora los filósofos, sino transformarla.
Será influido así mismo por los socialismos previos, como el anarquismo o los socialismos utópicos. Pueden considerarse influencias de su pensamiento también, el evolucionismo y el materialismo que cobran especial relevancia en la época.La sociedad humana, al igual que toda la realidad, viene configurada por la materia y los aspectos materiales. El elemento material configurador de la sociedad son los medios de producción y las fuerzas productivas. La propiedad de estos medios determina la existencia de dos clases sociales.
Entre estas dos clases tienen lugar unas determinadas relaciones de producción (amo-esclavo, señor-siervo, capital-proletario). Aquí encontramos un segundo tipo de alienación, la alienación social (la humanidad, que es un todo, está desgarrada en clases, no se posee totalmente a sí misma).En conjunto, todo esto constituye un modo de producción.
Las fuerzas y medios de producción hacen al hombre ser lo que es en cada época. Se puede hablar de cinco modos:

comunismo primitivo (sin propiedad privada y sin clases);

El sistema esclavista

El sistema feudal;
El burgués moderno o capitalista y el socialismo o dictadura del proletariado que desembocaría en el comunismo.
Todo esto conforma la estructura económica de la sociedad o infraestructura (lo material, la base económica, el modo en que se organiza la producción material).Sobre esta base se levanta la superestructura, la expresión de una infraestructura.
Determinados modos de producir van a producir ciertas relaciones: las relaciones de producción, que se desarrollan y adaptan para un mayor beneficio. Estas relaciones, dan lugar, en un primer nivel, a las leyes e instituciones políticas.
En segundo lugar, al arte, filosofía y religión.
Según esta visión, los elementos culturales, espirituales, no son más que la consecuencia de los elementos económicos, materiales. No es la consciencia del hombre la que determina su ser social, sino a la inversa: la realidad social, el modo de producción, determina su consciencia, sus ideas, califica por esto de utópicos a los socialismos.La relación entre esta base económica y la superestructura es dialéctica, influyéndose mutuamente. Por supuesto, la base económica de un momento histórico concreto no es eterna sino que en su propio seno germinan las contradicciones que, alcanzado un determinado nivel, harán que entre en crisis. Estas contradicciones son una negatividad surgida del sistema y se traducen en condiciones necesarias para su transformación (la revolución). Estas condiciones son tanto condiciones objetivas, elementos dentro del sistema de producción, como condiciones subjetivas, por las que un grupo humano debe tomar conciencia de las contradicciones e injusticias del sistema vigente y realizar la revolución.Precisamente, frente a esta toma de conciencia, la superestructura genera un mecanismo de defensa que es la Ideología. La Ideología es una falsa conciencia, un conjunto de ideas, que justifica y mantiene la realidad tal y como es haciendo que los individuos se formen falsas ideas sobre sí mismos y sobre el mundo, justifica la explotación. Los aspectos legislativo y político son instrumentos de dominio de la clase explotadora. Los planos artístico, religioso y filosófico son justificaciones de la situación del momento como si fuera definitiva, no evolutiva (conservador).La religión merece una especial crítica por parte de Marx que, apoyado en las ideas de Feuerbach considerará la idea de Dios como una alienación, la más radial de todas: la atribución a un ser “inventado”, creado por el hombre, de las características que corresponden, en realidad, a la humanidad. La religión predica la resignación y la renuncia a la lucha a cambio de la esperanza en un más allá, el cielo, donde se alcanzará la compensación por los sufridos presentes. La religión es ideología porque es un consuelo que justifica y mantiene la irracionalidad de la realidad concreta, impidiendo tomar conciencia de su posible transformación, prometiendo la racionalidad en “otro mundo” ya realizado, funcionando así como una droga que adormece a la clase dominada, es “el opio del pueblo”.El motor de la historia es la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción: la lucha de clases. La historia sigue un curso necesario que el hombre no puede modificar (determinismo histórico)
. Lo único que cabe es propiciar la “toma de conciencia” de manera que se acelere el proceso de la historia. Dado que la realidad es un proceso dialéctico regido por la necesidad, un devenir ajeno a la libertad, carece de sentido plantearse la bondad o maldad de los actos humanos, la moralidad. Marx no quiere predicar la “justicia”, sino descubrir las leyes científicas que rigen el movimiento de la historia.Para Marx, por tanto, la tarea de la filosofía será analizar la realidad social concreta y por ello pasará a estudiar la forma social actual, el Capitalismo, afirmando que en él el ser humano no puede desarrollar libremente su praxis y por tanto llevar una vida digna y feliz. La sociedad capitalista se divide en clases sociales y Marx señala que surge una contradicción fundamental entre las dos principales: burguesía y proletariado.
La burguesía tiene la propiedad privada de los medios de producción y el proletariado sólo posee su fuerza de trabajo, su praxis, que tiene que vender a la propia burguesía para sobrevivir. Por tanto, la sociedad capitalista se caracteriza por su tendencia a convertir todo en mercancía. El valor de cambio de la mercancía depende del coste de su producción. También la fuerza de trabajo de cada trabajador se convierte en mercancía, valorada como cualquier otra, entonces se da la alienación en el trabajo.Así, la praxis del trabajador, y con ella él mismo, es considerada como un “medio” para conseguir un beneficio para el capitalista, la plusvalía, diferencia entre el valor que produce el trabajador y el valor que cuesta el trabajador, y no para crear un mundo más humano y libre. Cuanto mejor sea la organización del trabajo y más explotado esté el trabajador, mayor será la plusvalía. La Alienación se produce, pues, cuando el obrero ve que su capacidad de transformación del mundo, su praxis, no sirve para humanizar el mundo y hacer de él un lugar mejor sino para crear más capitalismo que le siga oprimiendo. Por ello, es necesario la superación del capitalismo y el final de la sociedad de clases:
Es necesaria la Revolución.
El propio sistema capitalista conduce a su superación.
La competencia hace que el pequeño artesano pase a ser asalariado. Pero poco a poco, también los pequeños propietarios pasan a ser asalariados, proletarios, por su imposibilidad para competir. Todo esto es un proceso que conduce a una concentración de capital en muy pocas manos. Esta situación conducirá, de hecho, a la revolución ya mencionada de la enorme masa proletaria contra la pequeñísima clase capitalista. El interés del proletariado es, por tanto, universal porque si se libera él, también libera a todos, pues implica el final de la sociedad de clases y la explotación humana. Para esta revolución, el proletariado deberá adquirir una conciencia de clase que le haga comprender que debe hacer la Revolución para emanciparse, superando de esta forma la ideología. Se establecerá así la dictadura del proletariado con el objetivo de eliminar la propiedad privada de medios de producción, que tienen que pasar a ser de propiedad social, de los trabajadores. Así se suprimirá la alienación económica y con, ella, todas las demás. La prehistoria de la sociedad humana termina con el capitalismo burgués. La verdadera historia humana empezará con el comunismo:
Una sociedad sin propiedad privada, sin clases sociales, sin división del trabajo, sin organización política ni religión: el hombre será lo supremo para el hombre, y  los sujetos podrán desarrollarse libremente.

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