Immanuel Kant: Razón, Ilustración y Libertad en la Filosofía Moderna

Introducción al Pensamiento Kantiano

Immanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo alemán fundamental en la historia del pensamiento occidental. Se sitúa al final de la Edad Moderna y marca la transición hacia la filosofía contemporánea. Su proyecto filosófico busca superar el enfrentamiento entre el racionalismo (Descartes, Leibniz) y el empirismo (Locke, Hume), proponiendo una nueva forma de entender el conocimiento, la moral y la libertad.

Kant y la Ilustración

El texto ¿Qué es la Ilustración?, publicado en 1784, está íntimamente relacionado con el movimiento ilustrado, que defendía la razón, la ciencia y la autonomía del pensamiento frente al dogmatismo, la superstición y la obediencia ciega a la autoridad.

Kant define la Ilustración como “la salida del hombre de su culpable minoría de edad”, entendida como la incapacidad de pensar por uno mismo. Es “culpable” porque no se debe a una falta de inteligencia, sino al miedo y la comodidad que impiden el uso autónomo de la razón. La frase clave que resume este espíritu es “¡Sapere aude!” (“Atrévete a saber”), que Kant convierte en el lema de la Ilustración. Según él, muchas personas prefieren que otros piensen por ellas (doctores, sacerdotes, gobernantes) debido a la pereza y la cobardía. Además, los que están en el poder tienen interés en mantener esa dependencia.

Kant distingue entre dos usos de la razón:

  • El uso privado: limitado a funciones dentro de un cargo o institución, donde se deben seguir normas.
  • El uso público: libre y crítico, especialmente en temas religiosos, políticos o morales.

Solo con libertad en el uso público de la razón puede la humanidad avanzar hacia su emancipación intelectual y moral.

La Revolución Copernicana en el Conocimiento

En su obra más influyente, Crítica de la razón pura (1781), Kant propone una revolución en la forma de entender el conocimiento, conocida como “revolución copernicana”. Hasta entonces, se creía que el conocimiento debía ajustarse al objeto; Kant invierte esta idea y afirma que es el objeto el que debe ajustarse a las condiciones del sujeto. Para que haya conocimiento, se necesitan dos elementos:

  1. La materia: los datos provenientes de los sentidos (la experiencia).
  2. La forma: las estructuras impuestas por el sujeto (espacio, tiempo y categorías del entendimiento).

Así, solo podemos conocer los fenómenos, es decir, lo que se nos aparece, pero no los noúmenos, la “cosa en sí”, que está fuera de nuestra experiencia. Esto implica que la razón tiene límites: no podemos conocer el alma, Dios o el mundo como totalidad. Pero dentro de esos límites, la razón puede operar con seguridad y construir conocimiento científico.

Tipos de Juicio según Kant

Kant también analiza los tipos de juicio, fundamentales para entender cómo funciona el conocimiento. Según su relación con la experiencia, distingue entre:

  • Juicios a priori: no dependen de la experiencia y son universales y necesarios (como “2 + 2 = 4”).
  • Juicios a posteriori: sí dependen de la experiencia (como “El cielo está nublado”).

Según la relación entre sujeto y predicado, distingue entre:

  • Juicios analíticos: el predicado está contenido en el sujeto y no amplían el conocimiento (como “Un triángulo tiene tres lados”).
  • Juicios sintéticos: el predicado añade información al sujeto y sí aportan nuevo conocimiento (como “La mesa es roja”).

El gran hallazgo de Kant son los juicios sintéticos a priori, que no proceden de la experiencia pero amplían el conocimiento, como en matemáticas o física (por ejemplo, “La recta es la distancia más corta entre dos puntos”). Son fundamentales para el conocimiento científico universal y objetivo.

Ética Kantiana y el Imperativo Categórico

La Ilustración, para Kant, no es solo un proyecto intelectual, sino también moral y político. El ser humano debe ser libre y autónomo, guiando su conducta por la razón práctica, es decir, por principios morales surgidos de su propia conciencia racional. Kant formula su ley moral universal como el imperativo categórico: “Obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal.” Esto significa actuar por deber y no por interés. La verdadera libertad no es hacer lo que uno quiere, sino obedecer a la razón. Por ello, la Ilustración es también una llamada a la madurez moral: pensar y actuar con principios que podamos querer para todos.

El Legado de Kant: Razón, Autonomía y Libertad

Kant es uno de los grandes pensadores de la libertad. Su propuesta en ¿Qué es la Ilustración? no se limita a una época, sino que define una actitud vital y filosófica: el valor de pensar por uno mismo, de usar la razón de forma libre y crítica, reconociendo sus límites pero también su dignidad. Su filosofía abarca el conocimiento (Crítica de la razón pura), la moral (Crítica de la razón práctica) y la estética (Crítica del juicio), pero todo gira en torno a un ideal: el ser humano como ser racional, autónomo y libre, capaz de construir una sociedad ilustrada, justa y moralmente madura.

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