Idiosincrasia Nietzsche

LA CRÍTICA DE Nietzsche A LOS FILÓSOFOS

Nietzsche critica todos los aspectos de la cultura occidental: la filosofía, la ciencia, el arte, la religión, la moral, lo alemán, el socialismo… Quiere destruir dicha cultura y sustituirla por otra de índole aristocrática, inspirada en la civilización presocrática que él tanto admiraba especialmente en sus primeros escritos.

Ahora bien, la crítica de Nietzsche a los filósofos es uno de los puntos centrales de su pensamiento, pues aclara que nuestra cultura es una cultura filosófica y que, si no se destruye la filosofía, nunca podremos superar nuestros valores, para dar paso a unos nuevos supervalores totalmente distintos.

Nietzsche expone que la filosofía deriva del tipo de personas que la han creado, es decir, de su idiosincrasia.
Por eso, él quiere desenmascarar a los filósofos occidentales, destapar lo oculto, es decir, los instintos más básicos que les han llevado a crear la decadente filosofía occidental.

Nietzsche señala dos idiosincrasias: 1) su odio al devenir (su falta de sentido histórico, su egipticismo, su momificación de la realidad en conceptos); 2) confundir lo último y lo primero (establecer dos mundos y creer que los conceptos –el humo de la realidad– son lo primero; que Dios –lo más vacío– es lo más real).

A) Primera idiosincrasia: el odio al devenir

Sostiene Nietzsche que la primera idiosincrasia de los filósofos es su odio al devenir. Los filósofos carecen de sentido histórico: no tienen capacidad de percibir la progresión en el tiempo, y creen  que están haciendo honor a una realidad, cuando la deshistorizan, cuando la convierten en algo eterno e intemporal. Metafóricamente lo expresa Nietzsche con la acusación de egipticismo: los filósofos momifican la realidad, la matan y fabrican sus conceptos rellenos de paja. Los filósofos se encuentran más cómodos con una realidad creada según su idiosincrasia, más simple y manejable.

En consecuencia, los filósofos han creado una oposición excluyente entre el ser y el devenir: “lo que es no deviene, lo que deviene no es”. Es la tradicional oposición entre el inmovilismo de Parménides y el “todo fluye” de Heráclito: la filosofía ha optado por Parménides; Nietzsche, por Heráclito. Los filósofos, viendo que encuentran objeciones y no pueden apoderarse de la realidad, buscan la causa del engaño, del error: la sensibilidad.

Los sentidos con el cuerpo son la causa del engaño, del error y de la inmoralidad. Por eso, los filósofos quieren deshacerse de ellos, de todo lo cambiante, de la historia, y, sobre todo, del cuerpo. En definitiva, niegan la realidad, o sea, la vida, que es dura, difícil, y exige energía, capacidad de adaptación ante lo nuevo.


B) Segunda idiosincrasia: confundir lo último con lo primero

La segunda idiosincrasia de los filósofos es “confundir lo último con lo primero”. Como sabemos, los filósofos han duplicado el mundo: además del mundo real han inventado el mundo de los conceptos. Y sucede que los filósofos confunden ambos mundos: piensan que lo real es su mundo de ideas. Pero, según Nietzsche, en verdad, los conceptos no son otra cosa que cadáveres de la realidad. Además, los filósofos no sólo han sustituido la vida por meros conceptos, sino que han idolatrado los conceptos, es decir, han puesto, pues, lo último como si fuese lo primero. Con esto, Nietzsche alude principalmente al desdoblamiento platónico de la realidad (mundo sensible y mundo inteligible).

Según Nietzsche, con Sócrates comenzó la decadencia de la cultura griega debido a que introdujo la razón que aprisiona la vida y triunfó el hombre teórico sobre el hombre trágico. Expresiones de esa degeneración son el cristianismo, defensor de otro mundo, el Cielo; y la filosofía de Kant, que defiende un orden racional de conceptos regulador del mundo sensible.

Pero aún hay más: los filósofos llevan hasta el extremo su idiosincrasia y sostienen que hay conceptos supremos, que son lo máximamente real (lo bueno, lo verdadero, lo perfecto). Todos están comprendidos, unificados, en el concepto de Dios (lo más vacío es puesto como lo primero).

La idiosincrasia de los filósofos los ha llevado a vengarse: la filosofía es el resultado de la venganza de los débiles que no son capaces de afrontar la vida , y se inventan “otra” vida “mejor”, una vida a su medida, adecuada a su debilidad.

Finalmente, Nietzsche niega la validez de los conceptos y niega la validez de Dios ,hundiendo todo el orden de valores que encontraba su último fundamento en Dios. Así, negada la filosofía, puede ofrecer su propuesta partiendo de cero: la vida es el único y supremo valor.

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