Fundamentos del Positivismo y Utilitarismo: La Filosofía de John Stuart Mill

1. Ideas Principales del Positivismo

El positivismo se caracteriza por el romanticismo de la ciencia, la pretensión de atenerse a los hechos y la ciencia experimental como modelo de racionalidad. Rechaza como incognoscible todo lo que esté más allá de los hechos, adoptando un agnosticismo. Considera la ciencia como la única guía de la humanidad y confía en un progreso indefinido.

2. La Ley de los Tres Estados

En el estado teológico, la inteligencia humana se representa los fenómenos como el resultado de la acción directa y continua de agentes sobrenaturales, más o menos numerosos. La arbitraria intervención de estos agentes explica todas las anomalías aparentes del universo.

El estado metafísico es una simple modificación general del primero, donde los agentes sobrenaturales son sustituidos por fuerzas abstractas, verdaderas entidades.

En el estado positivo, la inteligencia humana, después de reconocer la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a averiguar el origen y el destino del universo, y a conocer las causas íntimas de los fenómenos. Se entrega únicamente a descubrir, mediante el uso bien combinado del razonamiento y la observación, sus leyes efectivas.

3. El Positivismo Moral y el Utilitarismo

Principio de Utilidad

El principio de utilidad establece la mayor felicidad para el mayor número como criterio supremo de la moralidad y de la política. El bien de la comunidad debe ser el criterio que guíe al legislador.

John Stuart Mill estableció la formulación más reflexiva y matizada del utilitarismo, la que sin duda se ha convertido en la referencia aún hoy vigente de lo que muchos consideran la filosofía de la democracia. Todo lo que los humanos deseamos está orientado a la consecución de la felicidad, y no hay más argumento para probar que la felicidad es deseable.

Antecesores de esta idea:

  • Jeremy Bentham
  • James Mill
  • John Stuart Mill

4. Criterio de Moralidad según el Utilitarismo: El Contenido de la Felicidad

Los problemas aparecen cuando la felicidad y la moral son asociadas con el placer. Mill sostiene que existe una jerarquía en los placeres y que hay que tener presente la calidad tanto o más que la cantidad. Desde un punto de vista cualitativo, existen placeres superiores (intelectuales) y placeres inferiores (corporales). Solo en caso de que estos últimos se subordinen a los primeros podremos aspirar a una felicidad digna de nuestra condición de seres humanos.

Mill incluye entre los placeres superiores los que provienen de contribuir a la felicidad colectiva. Además, afirma que el avance de la humanidad va acentuando la felicidad que obtenemos al incorporar a nuestros sentimientos el bien de los demás.

5. El Sentimiento Moral

Según Mill, existe en nosotros un sentimiento natural de pertenencia al colectivo social. Sobre este sentimiento, la educación debe construir el sentimiento moral. Para Mill, todo sentimiento moral es adquirido, pero el principio utilitarista tiene un fundamento en la sociabilidad natural humana.

Fomentar el sentimiento altruista, pues, no supone actuar contra la naturaleza, sino reforzar lo más noble de nosotros. Este sentimiento moral, una vez establecido, se convierte en una interiorización de la vigilancia, una sanción interna de la conducta. Aunque el sentimiento moral sea su validación última, la fuerza de cualquier norma tiene mucho que ver con la existencia de una sanción externa.

6. Asociación entre el Bien y el Placer

Mill hace suyas las tesis del asociacionismo, corriente según la cual las asociaciones de ideas pueden explicar los fenómenos de la mente. Desde esta perspectiva, insiste en la necesidad de establecer una asociación entre el bien y el placer. Al asociarlos, podemos constituir un vínculo entre virtud y felicidad.

De esta manera, la voluntad ya no actuará movida por el deseo, sino por la influencia del nuevo hábito que nos hace sentir bien cuando actuamos bien. Un siglo más tarde, los psicólogos conductistas hicieron suyas estas tesis.

7. La Libertad según Mill

Sin duda, la lucha por la igualdad y por el bien común es una de las pasiones de Mill. Él expone cómo la sociedad controla la conducta de sus miembros cuando la dirección interna no es suficiente, mediante la presión de la opinión pública y la fuerza de la ley.

El principio propuesto por Mill como límite a esta restricción de la libertad individual es claro: el colectivo solo puede limitar la libertad de un individuo para protegerse. La coacción social sobre una persona está exclusivamente legitimada para evitar daños a los demás. Solo en este caso es admisible la invasión de la libertad individual.

8. Mayorías, Igualdad y Élites

Mill nos dice que las mayorías pueden sucumbir al deseo de oprimir a las minorías. Esta opresión puede provenir, por un lado, de la acción del gobierno. Por eso, reivindica la necesidad que tiene toda democracia de limitar el poder de los gobernantes, por más que estos hayan surgido de la representación y obedezcan el dictado del partido más numeroso. No hay que confundir democracia con tiranía de la mayoría.

Nos resulta relevante que Mill reflexione también sobre la necesidad de protegerse de la tiranía y de las opiniones predominantes. Se trata de evitar que se acabe imponiendo a todos un pensamiento uniformizador, tanto en ideología, cultura o religión. La democracia que defiende Mill debe ser compatible con el respeto de las libertades individuales y los derechos de las minorías.

La individualidad sigue siendo una pieza clave, incluso pensando en el bien común. Mill defiende la igualdad, pero se trata de una igualdad que no homogeneiza, sino que potencia la libertad individual. Mill insiste en que hay que favorecer la diversidad de modos de vida. La afirmación individual es uno de los ingredientes básicos del progreso personal y social.

Mill reivindica el papel directivo, o al menos orientador, de las minorías con más aptitudes. Estas minorías, sin embargo, no han de buscar su perpetuación como élite, ni han de intentar reducir la presencia de la individualización, auténtica alma de la sociedad.

9. Diferencia entre Moralidad y Justicia. Relación entre Justicia y Utilidad

Un derecho en una persona, correlato de una obligación moral, constituye la diferencia entre la justicia y la beneficencia. La justicia implica algo que no solo es bueno hacer, y malo no hacer, sino que un individuo puede reclamar porque tiene un derecho moral. Donde hay un derecho, hay un caso de justicia, y no de beneficencia.

¿De dónde surge el sentimiento de justicia?

Surge del deseo de castigar a la persona que ha causado el daño y del conocimiento de que un individuo que ha de hacer el daño, es decir, identificar al individuo. Castigar al individuo surge del sentimiento de autodefensa y del sentimiento de simpatía.

Relación entre Justicia y Utilidad

Mill cree que la justicia está basada en la utilidad y es la parte más importante de la moralidad. La justicia es el nombre que reciben las reglas morales que tienen una relación más estrecha con la esencia del bienestar de los hombres y, por tanto, constituyen una obligación más absoluta que otras reglas de conducta en la vida. La esencia de la idea de justicia, la del derecho del individuo, implica estas obligaciones y, a la vez, es un testimonio.

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