Fase expositiva del método científico

En consecuencia, Kant se ve obligado a tener que refutar en concreto tales ciencias de los racionalistas. Esta es la tarea fundamental que lleva a cabo en la dialéctica transcendental. Respecto al mundo, Kant establece cuatro antinomias. Demostrado que las tres ideas de la razón no responden a objetos reales, ni hay, por tanto, ciencia alguna sobre ellas, Kant plantea si tienen algún sentido esas ideas. En definitiva, se trata de responder a por qué la razón humana tiene tales ideas. » Kant sostiene que «todo nuestro conocimiento comienza por los sentidos, pasa de éstos al entendimiento, y termina en la razón. Ciertamente los tres objetos de la metaphysica specialis de los racionalistas no son cognoscibles, pero sí pensables. Además, y esto es más importante, la razón teórica no demuestra que tales objetos sean imposibles o inexistentes, sino que podrían existir y, además, pensarlos es una exigencia de la razón pura. El problema justamente es que no hay intuiciones de tales objetos y, por tanto, caen fuera de nuestro conocimiento. Ahora bien, eso deja abierta la puerta a la posibilidad de que tales objetos sean realmente cognoscibles, si aparecen nuevos facta, de los cuales sean su condición. Sería repetir la investigación realizada en la analítica transcendental, donde a partir del factum de la ciencia pudimos establecer apodícticamente sus condiciones, las categorías, a pesar de que no tengamos intuición sensible de ellas. La razón práctica es la que mira a qué debo hacer. También la razón práctica tiene sus juicios sintéticos a priori, pero de carácter práctico. Por tanto, también tendremos que investigar sus condiciones, tal como hicimos para los juicios teóricos. Dicho de otro modo, si hay moral, necesariamente somos libres, nuestra alma es inmortal y existe Dios. Y además, la razón teórica no había negado que Dios o el alma existieran, sino simplemente afirmado que no eran cognoscibles por la razón teórica, porque de ellos no hay intuición. Este nuevo conocimiento práctico de Dios es lo que Kant llama teología moral, distinto de la teología revelada y de la teología especulativa de los racionalistas. 


a) Metafísica y ciencia. La formación filosófica y cultural que recibíó Kant de su época es el punto de partida de su especulación crítica. Por un lado, en la Universidad, se había formado en el Racionalismo, con su peculiar concepción de la metafísica.
Y, por otro, el triunfo del pensamiento científico, especialmente el de Newton, le llevará a tomar la física como el paradigma del conocimiento científico. En la segunda parte del periodo precrítico, a partir de 1760, Kant trabaja en la fundamentación metafísica de la física. El fracaso de esta tarea, le muestra la incompatibilidad entre la metafísica racionalista y la física empírica de Newton. Además, la lectura de Hume y Crusius le hacen abandonar las posiciones racionalistas, o sea, después de leerlos, Kant considera que la metafísica está mal construida. Es lo que llama el factum –el hecho incuestionable– de la ciencia. Kant considera que los intentos hechos hasta el momento habían fracasado. Las dos soluciones de su época, el Racionalismo y el Empirismo no habían sido suficientes. Por el contrario, Kant pensaba que la física de Newton ya estaba constituida en ciencia y, por tanto, hacía juicios de causalidad, universales y necesarios. El método crítico consiste en investigar las condiciones del conocimiento y de la ciencia. Es decir, establecer las condiciones de la ciencia. Este análisis es posible, porque ya tenemos la física constituida en ciencia. De este modo, si conocemos sus condiciones, podremos saber si la metafísica puede cumplirlas y, si es así, constituir a la metafísica en ciencia. Cuando ha realizado esta tarea crítica, o sea, cuando ha escrito la Crítica de la razón pura, Kant se da cuenta de que ha conseguido un saber propedéutico a toda ciencia. Es decir, Kant se da cuenta que no toda la metafísica, sino sólo la general, puede convertirse –y se ha convertido– en ciencia gracias a su obra. Y por eso mismo, cuando quiere aclarar el sentido de su obra, que no habían entendido, escribe los Prolegómenos a toda metafísica futura. Esos prolegómenos o atrio o pórtico, como Kant los llama, son su crítica, o sea, su metafísica propedéÚtica científica. « Este resultado consiste en que, con dicha capacidad, jamás podemos traspasar la frontera de la experiencia posible, cosa que constituye la tarea más esencial de esa ciencia» . 


B) Experiencia y conocimiento a priori


La metafísica racionalista, que Kant había recibido en la Universidad e intentado utilizar en vano para fundamentar la física, había entrado, para él, en crisis tras sus lecturas de Hume y Crusius. En una palabra, la metafísica tal como estaba en ese momento no era ciencia, no era auténtico conocimiento. Juicios de experiencia. Kant concluye entonces que el juicio científico tiene que ser sintético, pues es el único que aporta nuevos conocimientos, pero, dado que la necesidad no puede en absoluto proceder de la experiencia, no hay más remedio que establecer que procede del entendimiento, o sea, es anterior a toda experiencia, es a priori. De este modo, Kant llama a los juicios científicos juicios sintéticos a priori. Los objetos ya no son, pues, meramente externos, pero tampoco son puramente internos, sino resultado de la uníón de experiencia y a priori, de algo que procede de fuera del sujeto y de algo puesto por el sujeto . Kant llama a esa experiencia intuición empírica. Ahora bien, «aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia». Eso que no procede de la experiencia es puesto por el sujeto, es a priori. Se trata de un elemento estructurante de nuestro conocimiento, es la forma que conforma y ordena la materia bruta. Por eso, Kant llama a lo puesto por el sujeto formas a priori. La gran tarea a que se enfrenta Kant ahora es determinar qué es lo que procede de la experiencia y qué es lo que pone el sujeto , y cómo se realiza la síntesis judicativa o construcción de objetos. Nótese que en la mayoría de los juicios encontraremos, en total unidad, la experiencia y lo a priori y, por tanto, será una tarea difícil separar un aspecto de otro. » Por ejemplo, la proposición «todo cambio tiene su causa» es a priori pero no pura, ya que el cambio es un concepto que sólo puede extraerse de la experiencia». En resumen, forma y materia, a priori y a posteriori , son los dos elementos constitutivos de los objetos de conocimiento y de los juicios científicos.

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