El ser social es lo que determina la conciencia

El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social, es lo que determina su conciencia.
Al llegar a una determinada fase de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.

1. Explique el sentido del texto y analice los términos subrayados

La Contribución a la crítica de la economía política es principalmente una crítica directa al capitalismo, pero también una defensa del materialismo histórico, tal y como se aprecia en el mismo prólogo. El fragmento propuesto pertenece al prólogo de la obra, en el que Marx resume sus ideas más importantes. La idea central desarrolla el argumento del materialismo económico: el ser humano no es una esencia, un ser predeterminado y libre, sino que en cierta manera es construido por el lugar que ocupa dentro del sistema económico en el que vive. Por eso dice Marx: “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social, es lo que determina su conciencia”. O lo que es lo mismo: cada uno piensa, actúa decide y vive no de una forma autónoma, sino en relación directa con el contexto económico y social en el que vive. Sólo cambiando ese suelo económico es posible transformar al ser humano. A este respecto serán las propias contradicciones internas del sistema capitalista las que le conducirán al colapso. La desigualdad y la injusticia de la base económica son, a este respecto, los motores del cambio económico y social, responsables de los cambios que pueden ocurrir en el terreno cultural e ideológico. Una vez contextualizado el fragmento, pasemos a analizar los términos subrayados:

Conciencia:

en la filosofía marxista sería el conjunto de representaciones mentales e ideas que guardan relación con la clase social a la que pertenece el individuo. No es una racionalidad pura en el terreno del conocimiento, sino más bien una construcción económica y social. Por eso, no hay conciencia anterior a la sociedad, sino que aquella deriva, en cierta manera, de esta.

Ser social:

es el conjunto de actividades y relaciones que establece el ser humano en función del lugar que ocupa en el modo de producción y, por tanto, de su clase social. El ser social del hombre consiste en la forma de comportarse y convivir junto a otros seres humanos, y la forma en la que el trabajo afecta a ambos factores.

Fuerzas productivas:

es uno de los elementos explicativos y definitorios de cualquier modo de producción. Consiste en el conjunto de elementos implicados en el proceso de producción y en el sistema capitalista estaría formado por el trabajo que aportan los proletarios y los medios de producción aportados por los burgueses.

Relaciones de producción:

es el sistema organizado de relaciones humanas que se produce dentro de cada modo de producción y que termina configurando no sólo la organización fundamental de la sociedad a nivel económico, sino también el tipo de relaciones que se establecen entre las diferentes clases sociales al margen de la producción misma.

Superestructura:

es el conjunto de producciones culturales, jurídicas, políticas y religiosas generadas por la infraestructura y que tienen como misión justificarla, explicarla y legitimarla. Además, pueden desempeñar un papel ideológico, ocultando el conflicto de clases sociales que se encuentra en la base económica de la sociedad.

 Tomando como referencia este cambio en la concepción del ser humano, Marx reforma también otro concepto heredado de Hegel y de Feuerbach: la alienación. Podríamos definirlo como aquel proceso o situación social por la cual el hombre se convierte en algo distinto, ajeno o extraño a lo que debería ser, a lo que le corresponde. Marx entiende que esta alienación se da precisamente en el trabajo: aquello que debería realizar al hombre (no olvidemos que éste es actividad) es precisamente lo que le termina cosificando, lo que le esclaviza, lo que le convierte en algo inhumano, por tanto en algo distinto de lo que el hombre es. En la medida en que el trabajo no humanice al ser humano, se tratará de un trabajo alienante, y estará en el punto de mira de la crítica marxista. En concreto, Marx afirma que esta alienación que se produce por medio del trabajo tiene 4 dimensiones:

Respecto a la naturaleza:

ésta deja de ser un patrimonio común sobre el que cualquier ser humano puede disponer para trabajar, y se convierte en la propiedad de otro, en materia prima que se puede comprar y vender, enajenada respecto a su original propiedad común.

Respecto al trabajo mismo

Éste no le pertenece al proletario sino al burgués que le emplea, y que aprovecha la situación de superioridad que esto genera. Además es un tipo de actividad que no es elegida, libre ni creativa, sino que a menudo consiste en una mecanización del ser humano. El proletario no elige su trabajo y se ve obligado a venderse a sí mismo como trabajo, lo que le hace sentirse extraño, insatisfecho, explotado. “Está en lo suyo cuando no trabaja, y cuando trabaja no está en lo suyo”, llegará a decir Marx para el que la libertad del proletariado queda limitada “a sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y el atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal.”Respecto al producto de su trabajo:
tampoco éste le pertenece, sino que es la mercancía, el capital que será vendido para beneficio exclusivo del burgués, dueño de los medios de producción. Esto aumenta aún más el abismo de desigualdad que existe entre la burguésía y el proletariado. El producto final termina esclavizando a su productor, que no ejerce ningún tipo de poder sobre él.

Respecto a la sociedad:

la alienación del trabajo es el origen de las clases sociales. El lugar del trabajo es sinónimo del lugar que se ocupa en la sociedad, lo que determina todas las posibles relaciones sociales. Además, el trabajo propio del capitalismo genera competencia y desigualdad: el otro no es visto como un compañero, como otro ser humano, sino como un rival con el que competir, contra el que luchar. El trabajo capitalista genera egoísmo y destruye toda posibilidad de unas relaciones sociales basadas en la justicia y la igualdad.Para Marx hay una relación directa entre esta alienación del trabajador y la propiedad privada. Por eso, desde esta primera época en que perfila el concepto de alienación, abogará por una supresión del capital, que tendrá como consecuencia la desaparición de la alienación del hombre. El ansia de tener, de dominar las cosas, de vencer sobre los demás se verá sustituido por una nueva relación con la naturaleza basada en sentimientos como el amor o la confianza.

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