Introducción a los Presocráticos
Conceptos Clave: Arjé y Logos
Los conceptos más tratados en el pensamiento filosófico presocrático fueron el de “arjé” (principio) y “logos” (razón, palabra).
Arjé significa comienzo, y también el poder para hacer posible la generación de las cosas, así como el principio que mantiene en su ser la totalidad de las cosas.
Logos es la consecuencia del principio, de manera que por él se mantienen comprensibles los seres y el funcionamiento de la Naturaleza.
Principales Filósofos Presocráticos
4. Tales de Mileto
Tales de Mileto consideró que el arjé consistía en el agua. Aunque se basa en los mitos de Océano, padre del mar, y Tetis, hija de las olas, para Tales el agua tiene un sentido metafísico como fuente de la propia vida. Tal vez para sostener esto se basó en los beneficios que el agua proporciona tras haber observado las inundaciones del Nilo.
5. Anaximandro de Mileto
Anaximandro sostendrá que el arjé consiste en un principio infinito e indeterminado (ápeiron). El complejo cósmico no se desequilibra porque ocupa el centro de una esfera, recurriéndose a la relación matemática para explicar la armonía. El nacimiento es una separación de la Naturaleza en la que los seres entran en conflicto entre sí, pagando el precio de esta separación y volviendo a la unidad originaria tras la muerte.
6. Anaxímenes de Mileto
Para Anaxímenes el principio de las cosas es el aire, porque para él todos los procesos naturales derivan de la condensación y la rarefacción, y no por un proceso de separación de la unidad originaria.
Heráclito de Éfeso
Para Heráclito el “arjé” es el fuego, pero entendido como una metáfora simbólica que expresa un “logos” o inteligencia impersonal armonizadora de los cambios que se producen por la oposición de elementos contrarios (vida/muerte, caliente/frío, día/noche, movimiento/reposo, etc.) que expresan una tensión dinámica permanente.
El logos no es perceptible por los sentidos, es una verdad que habita en la interioridad del alma, a través de la reflexión y meditación. Por tanto, conviene alejarse de las convicciones comunes de la experiencia sensible.
Se suele decir que Heráclito es un defensor del cambio, frente a Parménides, que negaba la posibilidad del cambio. Pero para Heráclito el logos armonizador es una realidad permanente e inmutable. No es exacto, pues, decir que defiende el cambio permanente.
8. Pitágoras de Samos
Pitágoras fundó una comunidad en la que se sostenían los principios básicos siguientes:
- La armonía del cosmos. La Naturaleza es una gran esfera con un fuego sagrado en el centro, donde estaba el trono de Zeus, y alrededor del cual giran las esferas celestes distanciadas con exactitud geométrica.
- La conjunción de todos los seres del universo configura una unidad perfecta a la que llaman el Uno. La referencia matemática constituye el arjé fundamental, que explica la estructura armónica del cosmos.
- El alma es entendida como la armonía entre las partes del cuerpo. Es inmortal, dado que la inteligencia no puede depender de la materia.
- La práctica educativa debe orientarse al entrenamiento de la voluntad, la disciplina y el ascetismo, con el examen de conciencia y la utilización de la música con fines terapéuticos y las matemáticas como ciencia.
9. Parménides de Elea
Conocemos el pensamiento de Parménides por su *Poema* en el que plantea la oposición entre dos vías de conocimiento: el conocimiento racional, que conduce a la verdad, y el conocimiento sensible, que solo aporta opinión y error.
- La vía de la verdad nos lleva por el camino del **Ser**, algo que pertenece al pensamiento, porque siempre que pensamos, pensamos en algo. De esta afirmación básica se entiende que, al pertenecer todas las cosas al **Ser**, las cosas en el fondo no pueden diferenciarse entre sí. Situarse fuera del **Ser** supondría decir que las cosas pueden proceder de la nada, lo cual es imposible. Esta unidad del **Ser** negará el movimiento, por expresar diferencias con los cambios.
- La vía de la opinión nos lleva a todas las cosas cambiantes y variadas sin preguntarse por la realidad unitaria de la que derivan. Para Parménides, sin embargo, nada se crea ni se destruye; las cosas se descomponen, pero no llegan a ser aniquiladas. Por eso el **No Ser** no puede ser ni existente ni pensado. La nada no puede pensarse; luego, no existe. La consistencia del mundo percibido por los sentidos es frágil e incompleta.
Zenón de Elea fue otro representante de esta corriente, el eleatismo, que se hizo célebre por sus argumentos sobre la imposibilidad del movimiento.