Desarrollo del pensamiento filosófico

Marco histórico

Hume nace en 1711 en Edimburgo (Escocia). Es la época del Antiguo Régimen, en la que los distintos Estados de Europa están constituidos como monarquías absolutas, en las que el poder está en manos del monarca y de la nobleza tradicional que, poco a poco, irá perdiendo protagonismo ante el ascenso de la burguésía. También la Iglesia continúa con su influencia política y sus privilegios sociales y económicos, que irán disminuyendo pero muy lentamente.

Inglaterra, tras la revolución de 1688, inició un camino hacia el constitucionalismo que la convirtió, durante el Siglo XVIII, en el modelo a seguir por los ilustrados del resto de los países. El parlamento era la institución política más importante. Ocupado principalmente por los nobles, sin embargo, admitía y respetaba el principio de que la soberanía radica en el pueblo, que la cede temporalmente a los parlamentarios. El parlamentarismo británico permitíó desarrollar una legislación en la que los derechos ciudadanos y las libertades políticas, religiosas y económicas quedaban garantizados en mayor medida que en el resto de Europa. Mientras que en el continente, el poder fundamental era el ejecutivo, centralizado en el monarca absoluto, en Gran Bretaña era el legislativo, que estaba sujeto a límites.

Cuando Hume nacíó reinaba en Inglaterra, Escocia e Irlanda Ana I, primera reina de Gran Bretaña. Durante su reinado se consolidó el bipartidismo parlamentario (tories y whigs) en el que se enfrentaban los intereses de la nobleza tradicional y la burguésía liberal-ilustrada. Al final de su reinado se firmó el Tratado de Utrecht, en virtud del cual Gran Bretaña obtuvo varios territorios españoles, entre otros, Gibraltar.

Marco sociocultural

La sociedad continuaba manteniendo sus notables diferencias sociales, aunque en Gran Bretaña había algunas particularidades que no se daban en la Europa continental. El ascenso de la burguésía fue allí más rápido, lo que favorecíó la consolidación del capitalismo y preparó la llegada de la Revolución Industrial. Además allí las relaciones agrarias no tenían ya carácter feudal, pues los nobles alquilaban sus tierras a la burguésía rural. En gran medida, el mercado mundial dependía de la economía de este país que adquiere así un protagonismo decisivo. A lo largo del Siglo XVIII, Gran Bretaña y Francia mantendrán una rivalidad constante buscando ambos la hegemonía mundial. El triunfo será para Gran Bretaña que desarrollará un Estado moderno, una burocracia ágil y eficiente y una política exterior subordinada siempre a sus intereses económicos.

La tolerancia política, el desarrollo económico y la relativa estabilidad social hicieron posibles los avances culturales. Destaca de manera especial el espectacular desarrollo científico de la época, cuya figura más emblemática fue Newton, quien establecíó las bases de la mecánica clásica. Otros científicos destacados fueron Volta, que desarrolló la pila eléctrica, Lamarck, naturalista que defendíó de la primera teoría evolucionista, Fahrenheit, que diseñó termómetros de agua y de Mercurio o Coulom, que descubríó las leyes de la electricidad. Muchas investigaciones científicas tuvieron una decisiva aplicación técnica que, a su vez, favorecíó el desarrollo de la industria y del comercio. Por ejemplo, las máquinas de hilar y tejer, la máquina de vapor, el pararrayos…

En el terreno artístico, durante el Siglo XVIII entran en lucha dos estilos diferentes: el arte rococó y el arte neoclásico. Ambos estilos representan dos modos incompatibles de comprender el mundo y la belleza. El arte rococó, vinculado a la monarquía y a la aristocracia tradicional, es refinado, sensual, preciosista e intrascendente. El neoclásico, ligado a la burguésía, es un arte racional, severo y moralizante. El ascenso imparable de la burguésía favorecerá el triunfo del neoclasicismo y el declive del estilo rococó.


Marco filosófico

El Empirismo comparte con el Racionalismo el deseo de elaborar una filosofía nueva, asentada en una razón crítica y autónoma. La obra de Newton ejercerá una decisiva influencia en Locke y, sobre todo, en Hume, quien intentó elaborar una ciencia de la naturaleza humana utilizando el método experimental de la física newtoniana. La observación directa de hechos y la experimentación o comprobación empírica se convierten en el eje de la filosofía empirista, que pretende así oponerse al dogmatismo religioso y a la filosofía especulativa o metafísica.

Hume vive el esplendor del movimiento enciclopedista
: Montesquieau, Voltaire, Rousseau… Es el momento en el que los filósofos pretenden orientar al hombre hacia las luces de la razón. Una constante será la crítica a la religión y a los fenómenos a ella vinculados: dogmatismo, fanatismo, superstición etc…Los filósofos del Siglo XVIII llevan a cabo un tránsito del teísmo al deísmo
. Se admite la existencia de un ser supremo, creador del mundo, que una vez concluida su obra creadora se habría desligado de ella. Se rechaza la idea de un Dios personal, providente, que exigiese a los hombres cultos y sacrificios. El deísmo constituye pues una especie de religión natural basada en la razón, incompatible con las revelaciones de las religiones positivas, en especial, el cristianismo. Hume, como se observa en sus Diálogos sobre la religión natural, fue un firme defensor del deísmo ilustrado.

En el ámbito del pensamiento político es el momento del liberalismo, doctrina especialmente presente en la sociedad británica de la época. Se apuesta decididamente por la separación de poderes, la tolerancia, la libertad, el respeto a la propiedad privada y a la iniciativa individual etc… El Estado tiene una única función: proporcionar paz y seguridad al pueblo. Por su parte, los ciudadanos deben respetar la autoridad política por el propio interés, por el beneficio o utilidad que se obtiene de ello. Se plasma así una visión radicalmente pragmática de la política.

Por último, cabe destacar los nuevos ámbitos de desarrollo del pensamiento filosófico. El Siglo XVIII es el siglo de los salones, de la fundación de numerosas sociedades científicas, de la aparición de revistas y colecciones de libros en los que se exponen las teorías científicas y filosóficas del momento. La filosofía deja de estar recluida en instituciones religiosas y universidades para irrumpir, de mano de la burguésía, en la vida social e intelectual convirtiéndose así en un importante factor de modernización y desarrollo del pensamiento en su conjunto (gnoseológico, ético-político, estético…) orientado siempre al progreso de la humanidad.

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