Conformados a su imagen

1.1 El mundo como un todo ilimitado.
Los pueblos primitivos propusieron explicaciones mítico-religiosas sobre el
origen y la estructura del universo.
Estas cosmogonías solían ser teogonías y

explicaban la constitución del mundo mediante sucesivas generaciones de
divinidades.
• El sistema geocéntrico.
La primera teoría racional sobre la forma, el origen y la naturaleza del mundo
fue la concepción geocéntrica griega, vigente hasta el final de la Edad Media.
Esta teoría estaba configurada, en el aspecto astronómico, por el sistema de
Ptolomeo, y en el aspecto físico, por la filosofía de la naturaleza de Aristóteles.
Comprendía el mundo como una estructura metafísica en la que distinguía dos
ámbitos:
1) Un mundo sublunar, formado por los cuatros elementos (tierra, agua,
aire y fuego), de forma esférica, en cuyo centro está situada la tierra.
2) Un mundo supralunar, poblado de cuerpos luminosos esféricos,
perfectos e incorruptibles, hechos de una quintaesencia (el éter) y
animados de movimiento perfecto: circular y uniforme. Un primer motor
inmóvil, luego identificado con Dios, era, al mismo tiempo, la causa
actuante y la finalidad de este cosmos tan armónicamente configurado,
en el que el ser humano tenía una posición privilegiada como centro del
universo.


• El sistema heliocéntrico.
Esta plástica y sencilla imagen fue destruida en la Edad Moderna, en sus dos
aspectos: el astronómico fue superado por Copérnico y el físico por la nueva
ciencia de Galileo, eliminó esa división entre cielo y tierra. Se impulso, así, la
imagen de un mundo finito, aunque de dimensiones mucho mayores que las
del mundo ptolemaico. Su centro era el sol, rodeado de una esfera de estrellas
fijas.

Galileo sentó las bases de una nueva imagen del mundo en su mecánica, y su
condena en 1633 constituyó el intento de la Iglesia por conservar la
insostenible hegemonía de la cosmovisión medieval, fundada en la Biblia y en
los sabios griegos.
Galileo y Newton se atuvieron a la descripción matemática de los movimientos
de los cuerpos, tanto celestes como terrestres, sin pronunciarse nunca sobre
las últimas causas de tipo metafísico. La física se limitaba a un conocimiento
mecánico del mundo, y diseño, así, un cosmos al modo de una máquina que
funciona automáticamente una vez puesta en marcha.
Se prescindíó de la pregunta metafísica por el sentido y la finalidad de este
mundo. El mundo se regula automáticamente por la mutua atracción de masas
y en virtud de las leyes de la gravedad y de la inercia.
La ley de la gravedad es la fuerza que mueve todo el universo. Por ello, para
Newton, el mundo carece de un único centro y es finito, se puede describir sin
necesidad de la hipótesis metafísica de Dios ni de la pregunta por su finalidad
última.


1.2 Un universo en continua expansión.
En el Siglo XX, nuestro conocimiento del mundo avanzó mucho. Tenemos
nuevas herramientas matemáticas y sofisticados instrumentos y técnicas que
han permitido descubrir que nuestra galaxia no es la única, sino una entre
miles de millones.
En 1929, el astrónomo norteamericano Edwin Hubble descubríó que todas las
galaxias se alejaban de la nuestra y que cuanto más distantes estaban de
nosotros con mayor velocidad se alejaban, lo que significaba que el universo se
expande. Einstein aceptó esta teoría y abandonó la idea de un universo
estático.
El universo está poblado no solo de estrellas, planetas, sátelites y asteroides,
sino también de quásares, pulsares y agujeros negros.
La teoría del Big Bang, apoyada también por las ecuaciones de Einstein, explica
que esta expansión continua del universo a partir del modo como se originó.
Afirma que toda la materia contenida en el universo actual estaba
originalmente concentrada en un solo punto, cuya explosión (el Bing Bang)

Dio


origen al universo,

Nuestro universo está constituido por innumerables galaxias pobladas de
estrellas luminosas y cuerpos opacos distribuidos de manera uniforme. La
uniformidad del universo se refiere a que lo convierte en homogéneo (el
mismo en todas partes) e isotrópico (el mismo en cualquier dirección), y, en
segundo lugar, que las leyes que rigen en cualesquiera regiones del universo,
son semejantes a las que se cumplen en la tierra.
No hay acuerdo sobre si el universo es finito o infinito. Según la teoría de la
relatividad de Einstein, en cuyo caso sería finito. Einstein lo concibe como un
espacio que, de forma análoga a la superficie de una esfera, es finito, pero
ilimitado.


1.3 Física y filosofía.
A partir del Siglo XIX, se eliminó cualquier hipótesis metafísica o teológica de
las explicaciones sobre el mundo y la naturaleza, por lo que la física y la
filosofía siguieron caminos divergentes. Desde entonces, las teorías científicas
no están influidas por ninguna idea metafísica. A pesar de ello, las
Investigaciones Científicas ofrecen constantemente motivos de reflexión sobre
problemas filosóficos planteados por la física y sus continuos avances.
Hubble confirmó la teoría de un universo en continua expansión. De ahí se
concluyó que si el universo se expande, entonces no es eterno, sino que ha
tenido un comienzo. Este es claramente un problema no exclusivamente
científico, sino también filosófico, e incluso teológico, porque plantea el
problema de si, al haber tenido un comienzo, es un universo creado que
supone la existencia de un creador.La física cuántica obliga a una revisión paralela de las nociones de causa y
efecto, y abre las perspectivas del indeterminismo (principio de
indeterminación de Heisenberg). La teoría del caos se opone al modelo mecanicista del universo.
El matemático y meteorólogo Edward N. Lorenz fue uno de los primeros en
diseñar lo que se ha conocido como la teoría del caos. Según dicha teoría, el
universo no es un mecanismo que funciona con total regularidad y exactitud,
sino que en él se producen fenómenos aparentemente aleatorios e
impredictibles. Pese a la supuesta impredictibilidad de ciertos fenómenos, por ejemplo, en la
meteorología, se pueden desarrollar ecuaciones y modelos matemáticos que
permiten explicar por qué se produce una cierta repetición de patrones.
Además, Lorenz acuñó el concepto de “efecto mariposa”. Mediante esta
expresión hace referencia a la disparidad entre causa y efecto: un pequeño
acontecimiento puede desencadenar un efecto imprevisto de una gran
envergadura. Contra la creencia del sentido común es la proporcionalidad y la
contigüidad entre causa y efecto (una causa pequeña produce un efecto
pequeño cerca de ella), la teoría del caos defiende la posible desproporción
entre una y otro.
de todo esto se deriva que el avance de la física ha ido creando una filosofía de
la naturaleza y según el filósofo Martín Heidegger, “la ciencia, no piensa, no
puede pensar”, porque actualmente está al servicio de la técnica y de la
tecnificación del mundo. La ciencia se limita a aplicar sus métodos sin
plantearse la cuestión del sentido y de las implicaciones humanas.


2.1 Materia, vida, espíritu.
▪ La materia.
la materia alude comúnmente a lo inerte e informe. Por ejemplo, al barro del
que un artesano hace una vasija. Los filósofos han pensado la materia durante
muchos siglos, como el constituyente último de la naturaleza, una sustancia
que subsiste a través de los cambios. Actualmente, la física moderna estudia
las partículas elementales que componen los átomos y da una imagen cada vez
más abstracta de la materia.
Para la física moderna, las propiedades esenciales de la materia eran la
extensión en el espacio, la duración en el tiempo y la masa. Hoy en día, el
concepto de materia ha quedado reducido al de densidad de campo. Según
Einstein, al haberse reconocido la equivalencia entre masa y energía, la
distinción entre materia y campo no tiene sentido. La materia no es más que
una cierta concentración de energía en un espacio relativamente limitado.

▪ La vida.
La noción de vida designa lo que es animado y se desarrolla. Un ser vivo es un
ser organizado, o sea, formado de partes heterogéneas que funcionan
coordinadamente en un beneficio del conjunto. Esa organización surge de su
interior a partir de un germen o de una semilla. Algunos biólogos
contemporáneos definen la vida como la propiedad de los seres dotados de un
proyecto de morfogénesis autónoma.
En la antigüedad, observación de que los cuerpos muertos están privados de
calor y de movimiento llevó a pensar que el alma era la responsable de la
vitalidad de los cuerpos, de su calor y de su movimiento. Se formuló así la
teoría de un “alma del mundo” como responsable de la vida en general. Frente
a esta concepción los materialistas sosténían que la organización de la materia
viva se explica tan solo por el funcionamiento de las leyes fisicoquímicas y los
vitalistas defendieron que la materia viva estaba necesariamente impulsada
por una fuerza metafísica, a la que consideraban la fuerza o actividad interna
mediante la que actúa el ser que la posee.
▪ El espíritu.
La noción de espíritu se identifica, para unos, con el alma y, para otros, con la
actividad superior de los seres humanos. En la teología cristiana, nombra las
entidades totalmente incorpóreas, Dios y los ángeles, espíritus puros. A su vez,
defendía que el espíritu en el hombre es lo contrario de la carne, de la
naturaleza, fuente de corrupción y de pecado. Para Descartes, designa la
facultad de pensar, que se opone a lo corpóreo y a la sensibilidad. Como
facultad de pensar también se distingue del alma, que es la fuerza que anima al
cuerpo.
La biología contemporánea reconoce que la vida organizada tal vez no incluye
un espíritu, pero sí una organización. Lo qué distingue la materia inanimada de
la materia viva, constituidas por los mismos elementos fisicoquímicos, es una
organización de esos elementos que determina relaciones específicas entre
ellos. No existe, pues, en el universo un elemento químico misterioso
responsable de la aparición de la vida. Por ello, siguen planteándose los
interrogantes acerca del abismo que separa la materia inerte de la materia
viva, así como sobre la diferencia entre la materia viva no consciente y la
materia viva consciente, o sea, el ser humano.


2.3 Teorías filosóficas sobre la vida.
 El hilozoísmo.
La materia y la vida son inseparables porque la materia tiene propiedades
vitales o porque la vida tiene su origen en la materia. Los filósofos griegos de la
escuela de Mileto fueron hilozoístas.
 El mecanicismo.
Esta teoría se caracteriza por reducir las leyes biológicas a leyes fisicoquímicas.
Su propósito es incluir lo viviente en el nivel de lo físico, sin hacer de los
viviente una excepción de la naturaleza.
A partir de su distinción entre sustancia pensante y sustancia extensa,
Descartes negó la existencia de alma en los animales, a los que consideraba
meras máquinas. Tenía una idea del cuerpo vivo como autómata y con
finalidad de la vida. Esta finalidad puede explicarse mecánicamente, in
recurrirá la hipótesis metafísica de un propósito o intención.
 El organicismo.
Es la doctrina que interpreta el fenómeno de la vida a partir de la idea de
organismo. Comprende el cuerpo viviente como la estructura en la que cada
parte se subordina y colabora en el funcionamiento del todo.
Los organicistas niegan el reduccionismo mecanicista que explica el fenómeno
vital a partir de las propiedades físico químicas o bioquímicas de la misma
materia.
El organismo vivo se caracteriza por tener un finalismo intrínseco, un
organismo no posee solo la fuerza motriz de una máquina, sino que tiene
también una fuerza formadora que se comunica a las materias que no la tienen
dándoles una organización.
Esta fuerza formadora, no puede ser explicada por el solo mecanismo del
movimiento, por ello, los filósofos concebían la naturaleza como un gran ser
vivo dinamizado por un elemento espiritual. Aristóteles y Santo Tomás De
Aquino.

 El vitalismo.
Es la teoría que explica la vida por la acción de una fuerza específica interna
que impulsa una determinada clase de materia. Los filósofos vitalistas se
preguntan la cuestión de qué lugar ocupa el ser humano en el mundo: y
constituye una excepción en el mundo animal o si es un animal más en todos
los aspectos. Ortega y Gasset.


3.1 Religión, teología y filosofía.
La palabra “religión” procede del verbo latino religare, qué significa “vincular”,
“ligar”.
En la religión cabe distinguir dos aspectos relacionados, pero que no se
confunden:
I) Como credo, o sea, como conjunto de verdades trascendentes e
indemostrables, la religión remite a la fe.
II) Como práctica social y cultural, la religión remite a cultos, ritos y
ceremonias de carácter público.
También en lo que respecta a la fe hay dos aspectos:
1) Por un lado, su contenido interno, o sea, las creencias.
2) Por otro, un conjunto de signos, símbolos, rituales e ideas.
La filosofía y las ciencias de la religión tienen por objeto el estudio e
interpretación de la dimensión manifiesta del hecho religioso. La teología, Por
su parte, estudia los contenidos de la fe, basándose en sus textos sagrados o
en la revelación.
La filosofía de la religión no se ocupa ya de demostrar la existencia de Dios.
Antes del Siglo XVIII no hay, en realidad, filosofía de la religión, sino doctrinas
filosóficas sobre Dios. El teocentrismo medieval fue siendo desplazado por el
antropocentrismo moderno, se supone el protagonismo del sujeto y el proceso
de secularización, el interés de la reflexión se dirige ya no tanto hacia Dios
como a la influencia de la idea de lo divino en los seres humanos y en su
cultura. Hume, Kant o Hegel.


3.2 El “Dios” de los filósofos
Para los filósofos medievales, el problema de Dios consistíó, en gran medida,
en analizar racionalmente la posibilidad misma del ser que es objeto de fe.
Kant redujo estas vías de demostración a 3 tipos, poniendo de manifiesto la
ausencia de conclusión de cada una de ellas.
→ Prueba ontológica.
La existencia forma parte de los predicados necesarios del ser Supremo,
principio de toda realidad. Esto fue formulado por primera vez por Anselmo de
Canterbury.
Para Kant, de puros conceptos que no tienen relación con la existencia en acto
no se puede deducir una existencia real. Hay una flagrante desproporción
entre el antecedente y la conclusión de este razonamiento, debida a que se
confunde aquí las condiciones del pensamiento con las condiciones de la
realidad.
→ Prueba cosmológica.
Según esta prueba, si algo existe, es preciso que exista también un ser
absolutamente necesario como causa primera, a la cual se la identifica con
Dios.
Kant Pulsera idea de ser necesario como si fuese obligatorio o imperativo.
Incluso admitiendo la existencia de un ser necesario, lo sería solo en el nivel
del pensamiento lógico, no como existencia real. El argumento cosmológico
cae, pues, en el mismo fallo que en el argumento ontológico.
→ Prueba físico-teológica.
Según esta prueba, de la unidad, de la belleza, del orden y de la finalidad de los
objetos de nuestra experiencia se concluye la existencia de una inteligencia
suprema, causa la única del universo, que es Dios.
Según Kant, la finalidad en las cosas del mundo es indemostrable. Pero incluso
admitiendo en las cosas un orden intencional, de ahí solo se deduciría la
existencia de un arquitecto del mundo, pero no necesariamente la perfección
absoluta de Dios creador.
Para pasar de la idea de finalidad en el mundo a la de la existencia de Dios, es
preciso suponer que la causa de esta finalidad es un ser necesario, con lo que se recae una vez más en el argumento ontológico. No se puede deducir de la
simple idea de algo su existencia real.


3.3 La experiencia religiosa.
Dios no es objeto posible para un conocimiento racional.
1. El salto por la fe: se afirma que Dios solo se revela en la fe y en la
experiencia religiosa. Es la posición de filósofos como Jacobi,
Kierkegaard y Unamuno.
2. El ateísmo: niega la existencia de Dios, ya que no la podemos demostrar.
Feuerbach, Marx, Schopenhauer, Nietzsche, Sartre, Freud, etc.
La fe es una vivencia prerracional, interior e intersubjetiva no susceptible de
demostración ni de verificación, y que solo con dificultad se puede transcribir
completamente al lenguaje de los conceptos.
Para los creyentes, la realidad está, pues, dividida en dos planos yuxtapuestos:
1. Lo natural: todo lo que es humano.
2. Lo sobrenatural: todo lo que está más allá de nuestro conocimiento.


3. 4 El problema del mal.

La realidad del mal supone un grave problema para la coherencia doctrinal de
las religiones monoteístas, en las que se afirma que Dios es bueno y
todopoderoso.
Hume expresa el problema del mal como sigue: “Si el mal en el mundo
proviene de la voluntad de Dios, entonces no es bueno. Si el mal en el mundo
es contrario a su voluntad, entonces no es omnipotente.
El problema del mal consiste en negar que el mal sea real. Leibniz sosténía que,
puesto que Dios es bueno y todopoderoso, cualquier mundo que él haya hecho
debe ser el mejor de todos los mundos posibles.
El mal, como lo opuesto al bien, incluye en su concepto todo lo que impide al
ser humano realizarse y ser perfecto. Es, pues, necesario distinguir entre el mal
físico, que incluye la enfermedad, el dolor, la desgracia, etc., y no depende de
la voluntad humana, y el mal moral (la crueldad, el asesinato, la tortura, etc.),
es imputable al ser humano.
¿Puede mantenerse que la crueldad, la tortura, el hambre o el asesinato no
existen realmente?

Otra explicación, es que el mal es solo privación del bien. La defendieron
Plotino, Agustín de Hipona y Maimónides.
Aún tendríamos que preguntarnos por qué razón suceden estas terribles
privaciones del bien.
La explicación que relaciona el mal con la libertad humana es el
reconocimiento de la libertad en el ser humano que explica el mal moral, pero
dejan sin explicar el resto de los males como las inundaciones, el hambre o las
enfermedades. No tenemos libertad para elegir estas cosas, ni siquiera para
hacer con ellas el mal a otros.


3.5 El ateísmo.
El ateísmo es la negación de la existencia de Dios. Desde la filosofía del
lenguaje se expresa diciendo que la palabra “Dios” es un concepto carente de
sentido.
Han sido ateos todos los sistemas materialistas, como el atomismo de
Demócrito y el epicureísmo, en la antigüedad. En la filosofía moderna, los
hegelianos de izquierda, como Feuerbach y Marx, creador del materialismo
dialéctico. En la filosofía contemporánea, Camus y Sartre, influidos por
Nietzsche, el psicoanálisis y la mayoría de las corrientes de filosofía crítica de la
cultura.
La fe religiosa y la racionalidad, se refieren a una experiencia que tratan de
hacer concreta y transmisible como verdad. Pero hay una importante
diferencia:
– La racionalidad científica solo admite la realidad observable,
reproducible y que puede ser formulada mediante hipótesis racionales y
leyes universales válidas.
– Obviamente, la religión y la teología entienden por realidad algo que se
expresa con criterios diferentes a los utilizados convencionalmente por
la ciencia.
Filósofos cristianos demuestran que la idea de Dios no es incompatible con el
reconocimiento de los límites de la racionalidad humana y que la afirmación de
la realidad de lo trascendente es una exigencia ineludible para comprender la
existencia y las vicisitudes del ser humano en esta vida.

Por otro lado, sostienen un ateísmo práctico, además de teórico, aquellos
sistemas filosóficos que propugnan una visión del mundo de la que se excluye
positivamente la idea de Dios:
♦ Nietzsche, que proclama una moral, cuyo punto de partida es que “Dios
ha muerto”.
♦ El existencialismo, del que salte afirma que es la consecuencia coherente
de la inexistencia de Dios.
♦ El marxismo, aquí para el que la crítica a la religión es la condición previa
de toda crítica.
♦ El psicoanálisis, que considera la religión la ilusión que mantiene a los
individuos en la edad infantil y les impide comportarse de acuerdo con el
principio de realidad.

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