Tradiciones geografía

POSITIVISMO

El pensamiento positivista, ha ejercido una importante influencia en el campo de las Ciencias Sociales y en el de su enseñanza, desde su aparición en el siglo XIX y hasta, práctica­mente, nuestros días.

El primer uso del término «Positivismo» parece que se hizo en la escuela saint-simoniana, de donde lo tomó A. Comte, que es considerado, de hecho, como el padre de esta corriente de pensamiento

El positivismo puede definirse segun Ferrater Mora (1971), como “«… una teoría del saber que se niega a admitir otra realidad que no sean los hechos y a investigar otra cosa que no sean las relaciones entre los hechos» .

De manera que la influencia del Positivismo en las Ciencias Sociales puede sintetizarse en tres puntos principales:

–>Unificación metodológica de las ciencias naturales y las ciencias sociales. El método empleado con fruto en las primeras debe ser empleado en las segundas. La legitimidad de esta unificación ha levantado muchas polémicas.

–>Desarrollo de la investigación empírica, ya que la experiencia es la única fuente del saber y cualquier propo­sición ha de estar de acuerdo con los hechos positivos.

–>Desarrollo de las técnicas cuantitativas aplicadas a este tipo de conocimiento, principalmente de la estadística y las matemáticas.

En Historia, el Positivismo se aprecia, básicamente, en la obra de los alemanes L. Ranke y T. Mommsen, el primero de ellos llega a manifestar que la finalidad de esta disciplina es «mostrar lo que realmente sucedió». En Geografía, el pensamiento positivista cristalizará en el determinismo geográfico, que, como principio fundamental, establece una relación de causa a efecto entre el medio y el hombre; como figuras representativas podemos citar al alemán Ratzel o al francés Le Play.



–ANTIPOSITIVISTA. MARXISMO.

El pensamiento socialista en general, y el marxista en particular, desarrollado en paralelo temporal al Positivismo, representa la otra gran tradición epistemológica cuya influencia es evidente en el campo de las Ciencias Sociales, y también en su enseñanza al tiempo que protagoniza una oposición frontal al pensamiento positivista.

La tradición socialista adquiere su máxima representación con la obra de K. Marx, seguida, criticada o interpretada divergentemente en las corrientes de pensamien­to posteriores. Marx plantea una teoría que, partiendo del hombre, tienda a transformar activamente la misma realidad; la acción, la «praxis» revoluciona­ria, forma parte integrante de esta teoría. En su opinión, los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transfor­marlo.

Además de esta idea básica del pensamiento marxista, hay otras que han influido de forma determinante en las Ciencias Sociales:

1º El análisis económico:considera a la economía como el fundamento de la historia y de la organización social, un cambio en la economía produciría un cambio en las mentalidades, en el estado, en la religión y en la ciencia.

2º La organización social:la lucha de clases constituye un concepto fundamen­tal en la tradición marxista. Engels formula tres formas de lucha de clases: Económica (reformas en los salarios, vivienda, lucha sindical, etc…), política (lucha por el poder, en el parlamento o en la calle), e ideológica (toma de conciencia por parte del proletariado).

3º La periodización histórica: se establece a partir de sucesivos «modos de producción»: El esclavista, el feudal, el capitalista, y el socialista.

En definitiva, la tradición marxista es fundamental en Ciencias Sociales, su influencia se manifestara, especialmente, ya entrado el siglo XX, y abarcará a todos los campos de estudio de la realidad social.

Así, el marxismo entiende que la Historia no sólo debe exponer datos sacados de los documentos, sino analizarlos, reflexionar y buscar soluciones para mejorar y cambiar el mundo.

–ANTIPOSITIVISTA, HISTORICISMO.

El Historicismo es otra corriente de pensamiento enfrentada la tradición positivista, aunque desde planteamientos muy distintos a los del Marxismo. Para Ferrater Mora (1971): «Suele darse este nombre -Historicismo- a un conjunto de corrientes de la más diversa índole que coinciden en subrayar el papel desempeñado por el carácter histórico -la llamada historicidad- del hombre y, en ocasiones, hasta de la naturaleza entera».

Abbagnano señala dos grandes rasgos distintivos del Historicismo,:

1º El historicismo supone que los objetos del conocimiento histórico tienen un carácter específico que los distingue de los del conocimiento natural. La diferencia entre historia y naturaleza es cosa natural para el mismo, que se desarrolla paralelamente a la fase positiva de las ciencias naturales».

2º El historicismo supone que los instrumentos del conocimiento histórico son, en su naturaleza o al menos en su modalidad, distintos de aquellos de los que se vale el conocimiento natural».

Entre los representantes más destacados de esta tradición podemos citar a G. Dilthey, M. Weber, O. Spengler, o A. Toynbee. Weber criticó por igual al Materialismo Histórico y al Positivismo, del primero manifiesta que sus tesis plantean de forma dogmática la relación que existe entre las formas de producción y de trabajo con las demás manifestaciones sociales; al Positivismo le critica los modelos de cientificidad que plantea provenientes del imperialismo de la Física.

Además de en la Historia, las corrientes antipositivistas podemos apreciarlas en la Geografía, en la que la reacción ante el determinismo geográfico tomó cuerpo en el Posibilismo y en el desarrollo de la corriente regionalista, como figuras destacadas podemos citar al francés Vidal de la Blache o al alemán Hettner.



TRADICIONES NEOPOSITIVISTAS

En las primeras décadas del siglo XX irrumpe con fuerza una corriente de pensamiento neopositivista que ejercerá una importante influencia en las Ciencias Sociales. Con el nombre de Neopositivismo se conoce el movimiento filosófico y científico que surgió alrededor del Círculo de Viena.

La tradición neopositivista ejerció una importante influencia en el conjunto de las Ciencias Sociales, estudiando fundamentalmente problemas metodológicos y esforzándose por desarrollar técnicas que permitan cuantificar los fenómenos sociales. Podríamos decir que es el Cuantitativismo la más clara manifestación del paradigma neopositivista en Ciencias Sociales, las tablas estadísticas y las gráficas sintetizadoras son frecuentes en los tratados de las diferentes Ciencias Sociales.

En Geografía apreciamos el enfoque teórico cuantitati­vo.

En el ámbito del aprendizaje, este modelo neopositivista sigue una línea conductista según la cual la mente del niño, al nacer, está vacía y su proceso de maduración es resultado de los conocimientos que va adquiriendo del mundo exterior. De acuerdo con estos supuestos, la didáctica se propone enseñar al alumnado un saber válido, fiable y aplicable y centra su interés en delimitar sus objetivos, acomodar la conducta del alumnado al objetivo pretendido y alcanzar con ello el aprendizaje deseado. Todo ello se basa en el convencimiento de que un buen proceso de enseñanza dará como resultado un buen producto, de aquí el interés de esta escuela en construir taxonomías o clasificaciones de capacidades (Bloom, 1979), o de objetivos a alcanzar y sistemas fiables de evaluación.

El papel de la profesora o profesor es esencial en este proceso porque es la persona que sabe y sabe hacer y que está capacitada para juzgar los resultados. La metodología que aplica deja poco espacio a la creatividad y a la improvisación, ya que los objetivos a alcanzar están bien delimitados, los programas de instrucción están cuidadosamente secuenciados, etc. El profesorado parte del supuesto de que los estudiantes no presentan diversidades y todos tienen que responder positivamente como consecuencia de la eficacia del sistema.

La corriente neopositivista propone a las Ciencias Sociales la utilización preferente del método científico o método hipotético-deductivo. Este método consiste en delimitar claramente el problema, formular una hipótesis de trabajo, buscar la información necesaria, analizar esta información mediante una análisis estadístico o cartográfico y llegar a comprobar o desestimar la hipótesis de partida (Benejam, P et al, 1997).

Método científico

  • Se plantea un problema surgido de la experiencia o de la observación.
  • Se formula una hipótesis de trabajo o una posible solución al problema.
  • Se establecen criterios sobre la información que se precisa para comprobar la veracidad de la hipótesis.
  • Se recoge la información necesaria (trabajo de campo)
  • Se procede al análisis estadístico o gráfico de la información obtenida.
  • Se consideran los resultados del análisis
  • Se acepta o se rechaza la hipótesis de partida


NUEVA TRADICIÓN ANTIPOSITIVISTA. LA TEORÍA CRÍTICA.

Coetáneamente a los planteamientos neopositivistas desarro­llados en torno al Círculo de Viena, se desarrolla una corriente de pensamiento neomarxista que tomará cuerpo, fundamentalmente, alrededor de la Escuela de Frankfurt, y que cristalizará en la Teoría Crítica.

Proponen una teoría crítica de la sociedad, bajo la aspiración de mejorar las condiciones de vida de la Humanidad. Los principios fundamentales de esta tradición crítica o radical los podemos resumir, siguiendo a Benejam (1997), en los siguientes puntos:

a) Crítica a la ciencia social neopositivista por limitarse, básicamente, a la descripción y cuantificación de los fenómenos sociales, dejando el mundo tal como es, sin entrar en la crítica profunda del sistema que lo sustenta.

b) El espacio y la sociedad no son neutros, son el resultado del proceso histórico a través del cual las personas y los grupos humanos lo han organizado y transformado.

c) La ciencia, el espacio y el tiempo, no son objetivos, son constructos sociales al servicio de los intereses de quienes detentan el poder.

Esta nueva reacción antipositivista afectará al conjunto de las Ciencias Sociales, generando nuevas corrientes de pensamiento que cristalizan en dos paradigmas: el humanista y el marxista, radical o crítico.

El paradigma humanista, que en educación recibe el nombre de hermenéutico, niega que exista un mundo exterior objetivo e independiente de la existencia del hombre. El objetivo de conocimiento ya no es la eficacia, sino la comprensión del mundo y niegan que el mundo social y cultural pueda conocerse únicamente por sus manifestaciones observables. Esta teoría considera que para la comprensión del mundo hay que tener en cuenta los significados, razones e intenciones subjetivas de los individuos que vivencian, observan, interpretan y asimilan. Por tanto no existe un mundo único y objetivo sino una pluralidad de mundos, tantos como intenciones del hombre.

Las teorías del aprendizaje que se inscriben en esta línea de pensamiento suponen que el desarrollo del niño es un proceso innato y el conocimiento una construcción personal. De acuerdo con estos principios, el desarrollo responde a la existencia genética de estructuras cognitivas que se desarrollan con la edad, por maduración, y que son independientes del aprendizaje. La enseñanza, por tanto, deberá ir a remolque de los procesos de maduración. En este caso, el esfuerzo didáctico se concreta en ver a qué edad o momento es posible proponer al alumno o alumna un determinado aprendizaje. De ahí la importancia que se da a Piaget y sus descripciones sobre las etapas evolutivas del niño.

De acuerdo con estos principios la enseñanza se basa en propuestas abiertas, flexibles, creativas y globalizadas que respondan a los intereses del alumnado para que éste quiera poner en funcionamiento sus propios mecanismos de aprendizaje. La intervención de los docentes va siempre encaminada a motivar la actividad mental del estudiante para que quiera pensar y asumir su responsabilidad en el aprendizaje.

La interacción es fundamental en el proceso y el profesorado ya no entiende la evaluación como cuantificación de los resultados sino como medio para mejorar y ajustar la ayuda del profesor o profesora a las necesidades del proceso que realiza el alumnado.

Método: Aprendizaje por descubrimiento.

  • Se pone al estudiante en contacto directo con la realidad y sin mediación.
  • Se le propone a los estudiantes que describan o narren lo observado, lo comparen y lo ordenen o clarifiquen. ¿Qué son las cosas? ¿cómo son?, etc.
  • Se les propone que expliquen las causas y los efectos del fenómeno observado para su comprensión, ¿por qué las cosas son de esta manera? ¿por qué sucedieron así?.
  • Se solicita la cuantificación de lo observado, su localización en el espacio y su situación en el tiempo, ¿dónde está? ¿cuándo ocurrió?
  • Se requiere la opinión de los estudiantes y la expresión de sus opiniones, preferencias y sentimientos ¿tu qué crees? ¿tu qué harías?

Esta teoría da una importancia capital a la comprensión del medio en el que vive el alumno o alumna y del cual ya tiene muchas vivencias.

La concepción radical o crítica. La escuela radical afirma que el espacio y la sociedad no son neutros porque son el resultado del proceso histórico a través del cual las personas y los grupos humanos lo han organizado y transformado. Paralelamente, en el campo de la pedagogía, se argumenta que la escuela tampoco es neutra, que cumple una función social y política, de manera que lo que la escuela enseña y los estudiantes aprenden responde a los intereses de las estructuras de poder.

La escuela crítica afirma que lo relevante para la enseñanza es que el estudiante sea cada vez más consciente de su propio sistema de valores. Propone introducir en la programación de los contenidos  de Ciencias Sociales problemas relevantes, socialmente importantes y urgentes como: el bienestar, el respeto y la conservación del medio físico, los derechos humanos, la desigualdad, la pobreza, la discriminación por razón de género o étnia, el interés por los problemas internacionales, los focos de tensión mundial, la guerra y la paz, etc. La didáctica de las Ciencias Sociales que trabaja en esta línea se propone descubrir la intencionalidad de los hechos y plantear posibles alternativas, lo que implica aceptar el conflicto y propiciar la argumentación entre varias opciones.



SITUACIÓN ACTUAL Y PROYECCIÓN DE FUTURO.

Después de revisar los diferentes planteamientos paradigmá­ticos seguidos por las Ciencias Sociales desde mediados del siglo XIX, y especialmente a lo largo de todo el siglo XX, podemos concluir que se ha pasado de las grandes generalizaciones sobre principios, métodos y estrategias, desde planteamientos empíri­cos, cuantitativos, que sólo verificaban cuestiones previamente elaboradas, a una situación caracterizada por la necesidad de desarrollar un enfoque más práctico, con trabajos globales y críticos que detectan síntomas y analizan causas para aportar soluciones parciales a problemas de la Humanidad.

En el momento actual, a esta situación hay que añadir la influencia o el impacto del pensamiento postmoderno, que defiende la relatividad del conocimiento, y el hecho de que cada paradigma no es más que una explicación del mundo entre otras explicaciones posibles: “todo conocimiento es relativo porque está condicionado por la interpretación del sujeto el cual, a su vez, está condicionado por su contexto cultural y social…”.  La Didáctica de las Ciencias Sociales reflexiona sobre el problema de la interpretación personal que los estudiantes hacen de sus experiencias, asume la importancia del contexto y estudia cómo influye la dimensión social, temporal y espacial en la formación del conocimiento, aceptando la interdisciplinariedad que ello supone. En los comienzos del siglo XXI las disciplinas sociales no sólo deben generar y acumular saber, sino aportar soluciones a los problemas planteados en la actual sociedad, propiciando la construcción de una realidad más humana, justa y solidaria. Para ello, las Ciencias Sociales no pueden dar la espalda a los rápidos cambios que se están produciendo en nuestro planeta como la progresiva conversión de los distintos sistemas económicos del mundo, al sistema de economía de mercado; el cambio geo-estratégico de zonas comerciales e indus­triales; la explosión demográfica y el crecimiento de grandes ciudades que ha provocado un aumento alarmante de la pobreza o el avance de las altas tecnologías y los problemas medio-ambientales.

«Ante esta realidad social que aumenta las desigualdades, la aportación específica de las Ciencias Sociales tendría que ser, la creación de nuevas soluciones para los nuevos problemas… La creación de este nuevo paradigma subraya como ejes la comunicación-diálogo, el fortalecimiento de la sociedad civil y la creación de una nueva ética.

Método para un debate.

  • Se plantea un problema
  • Se busca información y se juzga la credibilidad de las fuentes y la solidez de los argumentos.
  • Se adopta un punto de vista
  • Se dialoga y se debate para contrastar y poner a prueba los argumentos.
  • Se contextualiza el problema y se compara con otras situaciones
  • Se valora la solución adoptada y se consideran sus defectos, sus silencios y sus renuncias.
  • Se adopta una actitud consecuente en la acción


La interculturalidad en el currículo

La interculturalidad es un tema transversal vinculado a la educación para la paz. En opinión de Gimeno (1990), para lograr una enseñanza intercultural es necesario modificar algunas condiciones que caracterizan el actual currículo escolar.

1. El currículo selecciona, pondera y oculta: dista de representar todos los aspectos o variantes de la cultura en la que surge el sistema escolar.

2. La selección de contenidos que realizan los currículos oficiales es una propuesta de aculturación académica que no representa por igual las formas de pensamiento de los diferentes grupos sociales presentes en el sistema educativo.

3. La escuela dominante no es multicultural sino unicultural.

4. La cultura escolar impone no sólo formas de pensar, sino comportamientos dentro de los centros escolares, de acuerdo con ciertas normas éticas propias de una determinada cultura.

5. No sólo los contenidos son uniculturales, sino que las prácticas organizativas imponen una homogeneización de tratamientos pedagógicos con los alumnos.

La educación intercultural obliga a reformar la práctica educativa, tratando de responder a la diversidad cultural de las sociedades actuales, es un de los indicadores claves de la calidad educativa, y debe de contemplar los siguientes contenidos:

1. Introducir el pluralismo multicultural en todos los componentes del currículo. En esta dirección trabaja Lawton (1983) buscando las invariantes culturales en torno a los que agrupar los temas para construir un mapa representativo de una cultura universal.

2. Actitudes y valores democráticos por parte del personal docente.

3. Legitimación de la diversidad étnica y cultural.

4. Procedimientos de evaluación que favorezcan la igualdad.

5. El pluralismo lingüistico y la diversidad  deben ser valorados y promovidos.

6. El alumnado de los diferentes grupos culturales debe de disfrutar del mismo  status en la escuela.

7. Eliminación del racismo y entrenamiento en la resolución positiva de los conflictos.

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