El Programa Filosófico de Ortega: Circunstancialismo y Perspectivismo

La publicación de Meditaciones del Quijote suele entenderse como el inicio del programa filosófico de Ortega, que gira en torno al descubrimiento de la circunstancialidad de lo humano. En 1916 publica El espectador, donde aparece su célebre frase: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo».

El Circunstancialismo: La Importancia de lo Nimio

Las circunstancias, que pueden ser mayúsculas y trascendentales (el pensamiento judeocristiano, la filosofía griega…) o minúsculas, a las que apenas prestamos atención, son las que confieren sentido a la realidad que nos rodea, con tanta o más fuerza que las mayores. Con ello, estamos ante la primera enseñanza del circunstancialismo orteguiano: no debe haber ningún dato de la realidad, por nimio que nos pueda parecer, que deba ser dejado de lado en la reflexión filosófica.

La circunstancia es la realidad que me rodea, ese conjunto de posibilidades y dificultades que encuentro en mi vida. El punto de partida de la reflexión filosófica será la reflexión sobre las cosas cotidianas y de ahí se elevará paulatinamente a las más lejanas.

El Perspectivismo: La Teoría del Punto de Vista

Este estar atento a las circunstancias más cercanas al hombre, obedecerlas y reflexionar sobre ellas, nos conduce a su teoría del perspectivismo o teoría del punto de vista, la teoría del conocimiento de Ortega, que niega al hombre el conocimiento de la verdad absoluta.

La Verdad Parcial y la Complementariedad

Según la perspectiva vital en la que nos hallemos situados, cada uno verá un aspecto distinto de la realidad, dependiendo de nuestra circunstancia y posición particular. Nuestro mundo, nuestras circunstancias, determinan nuestra visión sobre la vida.

Atendiendo a nuestras circunstancias, tenemos una perspectiva de la realidad, una visión, un conocimiento que siempre será parcial. Por ello, Ortega dirá que la verdad tiene una dimensión vital y que no es posible una verdad absoluta, sino, a lo sumo, verdades medias o parciales.

Para acercarnos a una mayor objetividad de la verdad, necesitamos la síntesis de varias perspectivas, la «complementariedad» de perspectivas, con la que se alcanzaría una mayor amplitud de visión de la realidad. Esto no significa renunciar a la búsqueda de una verdad objetiva, que solo se podrá conseguir con la suma de todas las perspectivas, pasadas, presentes y futuras, de todos los hombres habidos y por haber.

El Perspectivismo frente al Racionalismo y el Relativismo

Así, con el perspectivismo, Ortega quiere solucionar las lagunas generadas por los movimientos filosóficos más sobresalientes en la historia del pensamiento:

1. Crítica al Relativismo y el Escepticismo

• Según el relativismo (que desemboca en el escepticismo), habría que renunciar a la búsqueda de la verdad porque el mundo y las opiniones cambian, por lo que no existe una verdad y, con ello, todo vale.
• El escepticismo supone una renuncia a la filosofía en cuanto se renuncia a tener una relación con la verdad y nos lleva a la epojé (a la desorientación moral y a la renuncia del conocimiento científico).
• En cambio, para Ortega, filosofar es vital para el hombre: el hombre necesita filosofar en la vida, una vida en la que se ve obligado a ser libre, a elegir entre las posibilidades que se le brindan y a superar las dificultades con las que se encuentra, y para ello necesita de la teoría, de la filosofía.

2. Crítica al Racionalismo y el Dogmatismo

• Según el racionalismo (que se hunde en el dogmatismo), es posible llegar a la verdad absoluta, inmutable, más allá del tiempo y el espacio.
• El racionalismo es el intento de relacionar al hombre con la verdad, el intento de postular una única perspectiva posible sobre la realidad, perspectiva que será válida para todo hombre y para toda época por ser fruto de la razón.
• Ortega sostiene que esto es una utopía, pues no existe una razón pura: toda razón lo es de un hombre, que tiene una vida con unas circunstancias que están marcando su vivir. Es la razón vital, una filosofía en la que cada cual se realiza como proyecto desde su libertad.

Aplicación Social y Moral del Perspectivismo

Su teoría del perspectivismo tiene también una aplicación en el ámbito social y moral. El descubrimiento y la aceptación de que hay un amplio abanico de perspectivas posibles tan válidas como la mía, tiene como consecuencia aceptar que la del otro tiene un valor en sí, aunque no coincida con la propia.

Es decir, el valor del otro no radica en su acuerdo conmigo, sino en su desacuerdo, porque es signo de su autonomía. El único imperativo que se ha de mantener es el de la individualidad, el que nos ordena ser fieles a nuestros propios puntos de vista.

La Tolerancia como Síntesis de Perspectivas

Pero si esto es así, ¿cómo es posible organizar la convivencia? La solución está en la síntesis de perspectivas, la aceptación de la diversidad y el rechazo al racismo, la xenofobia y el etnocentrismo. Síntesis resumida con el término «tolerancia», que significa la aceptación de que las posiciones del otro tienen el mismo derecho a existir que las mías, porque unas y otras son parciales y complementarias.

Influencias y Confirmaciones

La huella de Nietzsche la encontramos en la concepción perspectivista de la realidad y en la reivindicación de la vida como eje del pensamiento. Nietzsche habla de una nueva tolerancia, y afirma desde su lúcida irracionalidad: «Todo lo que imagine un individuo deberá valer para los demás, por mucho que contraríen nuestros gustos, si el individuo realmente aumenta su propia vida, si difunde el amor a la vida en todas sus formas. En este punto se inaugura una nueva y gran tolerancia».

Finalmente, la confirmación y ejemplificación de la doctrina perspectivista la encuentra en los trabajos físicos de Albert Einstein, al que denomina el «nuevo mago, confidente de las estrellas». El trabajo de Einstein (la teoría relativista) se le antoja la ejemplificación en Física del perspectivismo.