El Origen del Pensamiento Filosófico: Del Mito al Logos
El origen de la filosofía se sitúa en zonas de la actual Grecia, Turquía y el sur de Italia. Su aparición fue gradual, marcada por el paso del mito (relatos inverosímiles que pretendían explicar el origen de los fenómenos del mundo) al logos, es decir, del pensamiento mítico al lógico. Este proceso incorporó nuevas formas de comprender la realidad en el mundo griego.
Los Poetas Fundamentales: Homero y Hesíodo
Han llegado hasta nosotros mitos escritos por los dos poetas más importantes de la antigüedad griega:
Homero (s. IX a.C.)
Autor de la Ilíada, que trata del asedio de Troya por los griegos, y la Odisea, sobre el regreso de Odiseo a su patria. En estas obras, Homero narra grandes acontecimientos adornados para ensalzarlos.
Características de los poemas homéricos:
- Hay un sentido de la armonía, proporción, límite y medida.
- Homero investiga la causa y el “por qué” de las cosas, aunque sea a nivel mítico-fantástico.
- Presentan la realidad en su integridad: dioses y hombres, el bien y el mal, el cielo y la tierra.
- Educan al pueblo griego con valores como la inteligencia, el valor y la emoción.
Hesíodo (s. VIII-VII a.C.)
Autor de Los trabajos y los días y de la Teogonía. La Teogonía cuenta el nacimiento de todos los dioses; dado que muchos coinciden con fenómenos cósmicos, esta obra se convierte en cosmología (explicación mítica del origen del universo).
Por el contrario, Los trabajos y los días relata el pesimismo del autor, convencido de que la humanidad ha ido evolucionando a peor. Por ejemplo, el mito de Pandora, acerca de una hermosa mujer que lleva consigo una vasija llena de desgracias que echa sobre la humanidad, pero cuando va a salir la esperanza, cierra la tapa. Esto no solo enseña los muchos males que abruman al hombre, sino también la desesperanza humana. Hesíodo también enseña que el esfuerzo y la moralidad dan dignidad y grandeza al hombre: no robar, no hacer daño, honrar a los padres en la vejez, etc.
Factores de la Crisis que Dieron Paso del Mito al Logos
La transición del pensamiento mítico al racional fue impulsada por diversas crisis y cambios sociales:
- Factores Religiosos: La religión politeísta griega, basada en la naturaleza, carecía de instituciones y era despersonalizada (no se preocupaba por el individuo). Por ello, en el siglo VI a.C., entró en Europa la religión órfica, proveniente de la India, que era más incisiva, propugnaba el dualismo (inexistente en el mundo griego) y ofrecía una promesa de salvación.
- Factores Socioeconómicos: El crecimiento de la población en Grecia generó crisis por la hambruna, ya que la sociedad era muy dependiente del campo. Muchos emigraron a las costas del Mediterráneo, fundando nuevas polis. Esto resultó en la pérdida de poder de la aristocracia y el paso a la democracia.
- Factores Culturales: La imposición de colonias trajo consigo el contacto con otras culturas, lo que llevó a los griegos a “abrir su mente”.
- Factores Políticos: La creación de ciudades-Estado propició la libertad del ciudadano. Además, la política ganó importancia por la aparición de espacios públicos de debate.
La Religión Pública y los Misterios Órficos
Para Homero y Hesíodo, todo es divino porque todo lo que sucede se explica en función de la intervención no accidental de los dioses (las guerras, las paces, etc.), vistos como fuerzas naturales personificadas a través de formas humanas idealizadas. Por ello, se considera que la religión pública de los griegos constituye una forma de naturalismo.
Sin embargo, la religión pública no fue completamente satisfactoria para los griegos, cuya crisis religiosa condujo a la adopción de la religión órfica.
Características del Orfismo:
- Es dualista: el cuerpo es mortal y el alma eterna.
- El alma es prisionera del cuerpo.
- El alma está condenada a tener que penar en el infierno y a sufrir nuevos renacimientos.
- La única salvación consiste en liberarse de las reencarnaciones y volver al estado anterior.
Mientras que la concepción griega tradicional afirmaba que el hombre era mortal y la muerte significaba el fin definitivo de su existencia, el orfismo proclama la inmortalidad del alma.
Conceptos Clave en la Filosofía Antigua
- Arjé: Significa principio, origen, fundamento. Es el principio a partir del cual se ha generado la totalidad y esencia de las cosas y de la naturaleza, es decir, el comienzo de ella.
- Logos: Significa razón, argumento, palabra. El principio es la razón porque hace tener sentido para el ser humano el funcionamiento de la Naturaleza.
Características del Principio/Razón (Logos):
- Da vida a los entes.
- Es común a la naturaleza y al ser humano.
- Es unificador.
- Es inmutable y eterno.
- Es comprensible, pero no perceptible a los sentidos.
- Es impersonal.
Concepción Cíclica de la Naturaleza
Para los griegos, la naturaleza es una unidad eterna que se separa con el nacimiento y regresa con la muerte; no existe una idea de creación.
Etapas y Periodos de la Historia de la Filosofía Antigua
La filosofía antigua comprende desde el siglo VI a.C. hasta el 529 d.C., cuando el emperador Justiniano cerró las escuelas paganas y ordenó la dispersión de sus seguidores.
- Periodo Naturalista (s. VII a.C. – s. V a.C.): Caracterizado por la preocupación de explicar la naturaleza y el mundo que nos rodea. Destacan escuelas como la jónica, pitagórica, eleática, etc.
- Periodo Humanista (s. V a.C.): Comienzan a definir la esencia del hombre. Destacan Sócrates y los sofistas.
- Periodo Clásico (s. IV a.C.): Caracterizado por las síntesis del pensamiento de Platón y de Aristóteles.
- Periodo Helenístico (s. IV a.C. – s. II d.C.): Escuelas de carácter ético preocupadas por la vida moral. Por ejemplo: el epicureísmo, el estoicismo, el escepticismo.
- Periodo Religioso (s. III d.C. – s. V d.C.): Caracterizado por el antiguo pensamiento pagano, que supone el nacimiento del neoplatonismo: la recuperación de la filosofía platónica, pero modificada.
- Pensamiento Cristiano.
Los Filósofos Presocráticos: La Búsqueda del Arjé
La Escuela de Mileto (Jonia)
Lo que Occidente ha entendido como filosofía nace en Mileto, una de las colonias griegas jónicas. Aquí se comenzó a indagar sobre el arjé.
Tales de Mileto
Considerado el primer filósofo de la historia. Lo que conocemos de Tales se debe a los escritos de Aristóteles, quien dijo que Tales fue el primero en determinar el término arjé como principio del que todo surge y del que todo se compone. Para él, este principio era el agua, pues la Tierra flota sobre el agua y esta puede presentarse en los tres estados (sólido, líquido y gaseoso), lo que demuestra su posibilidad de estar en todas las cosas. Su agua llega a coincidir con lo divino, porque es principio. Su mérito principal radica en buscar la profundidad de las cosas por medio de razonamientos, y no por medio de explicaciones míticas. Su máxima: “Todo es agua y el mundo está lleno de dioses”.
Anaximandro
Llega a la conclusión de que el arjé no puede ser un elemento que podamos conocer, y afirma que el elemento esencial de la naturaleza es el ápeiron (infinito), a partir del cual surgen los opuestos (como el frío y el calor). De esa lucha surgían los diversos fenómenos cósmicos. Su teoría permite explicar mejor la derivación de todas las cosas; además, al ser infinito, la generación y destrucción pueden ser continuas, en un proceso de eterno retorno.
Anaxímenes
Seguramente fue discípulo de Anaximandro. Para Anaxímenes, la esencia de la naturaleza (el arjé) es el aire, pues la respiración es lo que da vida al ser vivo. Sustituye el planteamiento de Tales (agua) por el aire, solo que Anaxímenes agrega una segunda precisión: los procesos de formación (rarefacción y condensación).
Conclusiones sobre los Pensadores Milesios:
- Se salen del pensamiento habitual de los griegos para explicar la naturaleza; ya no se recurre a deidades, sino que se limitan a las realidades dadas por la experiencia humana.
- Estos filósofos demuestran una gran capacidad de abstracción y de síntesis.
Heráclito de Éfeso: El Devenir Constante
Heráclito afirma que todo cambia y nada permanece, que el universo es un continuo cambio en el que la ley de identidad carece de valor, ya que todo está en continua transformación. Él dice: “Nadie se baña dos veces en el mismo río, pues siempre un agua distinta fluye a tu alrededor”.
La fuente de este cambio está en la lucha de contrarios, que se realiza conforme a un logos; es decir, no es un devenir irracional y caótico. Los contrarios constituyen una armonía, una armonía tensa. Entiende que el único criterio válido para determinar la verdad de algo es la experiencia; el problema es que las experiencias son muy distintas para cada uno. Constata que la esencia de la realidad es el cambio: yo soy lo que soy, pero pasan cosas en el medio que me hacen cambiar, por lo que nunca llego a tener unas características propias. Defiende un relativismo moral absoluto: no hay posibilidades de clasificar el bien o el mal porque también está en constante cambio. Para él, el arjé es el fuego, porque en él hay un movimiento continuo, una armonía.
Pitagóricos y Eleáticos: Número y Ser
El Número como Principio (Pitagóricos)
El principal representante de la escuela pitagórica es Pitágoras. A él se le atribuye la invención de la tabla de multiplicar y del teorema que lleva su nombre; sin embargo, resulta imposible distinguir sus contribuciones de las de su escuela porque no escribió nada.
Los pitagóricos siguen la línea de los primeros milesios, preguntándose por el principio de todas las cosas, y afirmando que no es otro que el número. Observaron que todo en la naturaleza se puede estructurar geométricamente, que los comportamientos de los seres reales pueden ser formulados matemáticamente, y que los intervalos musicales responden a proporciones numéricas.
Para los pitagóricos, los números proceden de dos elementos contrarios: lo par y lo impar. Así, adoptan una concepción dualista de la naturaleza. Además, el número uno no es par ni impar, es “parimpar”, puesto que de él proceden todos los números. Si el número es orden, y todo está determinado por el número, todo es orden. Y puesto que en griego “orden” se dice kosmos, llamaron “cosmos” al universo. Mientras que los jonios buscaban el principio del que todo emerge, los pitagóricos buscaban la estructura del cosmos.
El Alma en el Pitagorismo
La escuela pitagórica, al igual que el orfismo, defiende un dualismo según el cual el hombre estaría compuesto de dos realidades distintas: el alma, inmortal, y el cuerpo, terreno. El fin del alma es liberarse del cuerpo y llegar al cielo, no sin antes vagar de cuerpo en cuerpo hasta purificarse por completo. Este dualismo pasará de los pitagóricos a Platón, y de este al cristianismo.
La Escuela de Elea: Parménides y la Inmutabilidad del Ser
Parménides
Según Parménides, hay dos caminos para el conocimiento: la vía de la verdad, que coincide con el ser, y la vía de la opinión, que coincide con las apariencias. Parménides defiende el camino del ser porque solo existe lo que permanece y no está en cambio. Llega a esta concepción basándose en la razón abstracta, no en la experiencia. Rechaza el conocimiento sensible y busca el racional. Si nos fiamos de los sentidos, estos nos dan a conocer un mundo engañoso.
El arjé de Parménides es el Ser (eterno, inmutable, acabado). Si en la naturaleza todo cambia, nada permanece constante; si nada permanece constante, nada es; si nada es, nada existe.
Puntos Fundamentales de su Sistema:
- Existe el ser y solo el ser. Solo existe lo que es algo; lo que no es nada, no existe.
- Niega la posibilidad de cambio y de movimiento. Todo cuanto existe ahora, ya tiene que haber existido desde antes.
- El ser es único e indivisible. Se representa mediante la esfera, pues es la única figura igual y sin variedades.
- Pensar y ser son la misma cosa.
Los Físicos Pluralistas y Atomistas
Estos filósofos buscaron una solución al problema planteado por Parménides (la negación del cambio), formulando una nueva cuestión: ¿Por qué tiene que haber SOLO un arjé? Utilizan la analogía de las piezas de Lego: cada ficha no cambia, pero se puede modificar con otras y transformarse en otra cosa (una casa, un coche, etc.).
Empédocles de Agrigento
Al igual que para Parménides, para Empédocles el ser es y el no ser no es, y el ser no cambia. Pero nuestra experiencia sensible nos dice lo contrario. Encuentra respuesta en que el arjé está compuesto por elementos múltiples: el agua, tierra, fuego y aire. Es decir, cuatro elementos que al unirse dan origen a las cosas y al separarse dan origen a la corrupción. Así, Empédocles establece la diferencia entre elementos de la naturaleza (aquello que la constituye) y fuerzas de la naturaleza (aquello que afecta a su construcción o destrucción).
Anaxágoras de Clazomene
Plantea que los elementos esenciales de la realidad son múltiples, pero no cuatro, sino infinitos e ilimitados. Los llama spermata (germen en griego), es decir, gérmenes esenciales y cualitativamente distintos que conforman la realidad. Hay spermata con la cualidad de configurar sangre, otros huesos, otros piel, etc. Para Anaxágoras, predominan los spermata de piel.
Para explicar cómo se organizan, admite la existencia del Nous (Mente o Intelecto), una realidad externa a la materia que da sentido y estructura a esos spermata. Fue el primero en defender una doctrina espiritualista o finalista y aparece por primera vez la idea de un Dios como principio rector del universo.
Leucipo y Demócrito (Atomismo)
El atomismo es la filosofía cuyo principio de las cosas se encuentra en partículas indivisibles e invisibles: los átomos. Estos son iguales en cualidad (cualitativamente iguales que los spermata), pero diferenciados por su figura, orden, posición y tamaño. Se combinan por puro azar, de donde se deduce que la organización del cosmos es un resultado aleatorio.
El principal representante del atomismo fue Demócrito, quien articula que tres realidades conforman la naturaleza:
- Lo lleno: Entidades materiales constituidas por un aglomerado de átomos.
- El vacío: Espacio sin átomos que permite que se puedan desplazar y combinarse al azar.
- El movimiento: Provoca las diversas agrupaciones de átomos, dando origen a todas las cosas.
El modelo mecanicista quedará como un modelo que, tras un periodo de oscuridad, volverá a resurgir tras la Edad Media.