El Debate sobre el Fin de la Filosofía: Positivismo vs. Metafísica
El fin de la filosofía fue anunciado por Comte y los positivistas del siglo XIX. El anuncio fue renovado por el neopositivismo del siglo XX. Curiosamente, este anuncio se ha hecho desde posturas filosóficas, dando la razón a Aristóteles: «Hasta para dejar de filosofar es necesaria la filosofía». A continuación, examinaremos qué fundamentos tiene ese anuncio.
1. Más allá de la ciencia: La crisis del Positivismo
El positivismo del siglo XIX defendió que la ciencia sustituyera a la filosofía, basándose en la idea del progreso del espíritu humano. El positivismo recogía la idea clave de David Hume: el conocimiento de la realidad solo puede ser conocimiento de hechos.
El Neopositivismo y el Monismo Físico
Los neopositivistas del siglo XX llevaron esta postura más lejos, afirmando: «No hay sino una clase de objetos: los acontecimientos físicos». Su lema era: «¡Atengámonos a los hechos! ¡Solo la ciencia!». Para ellos, la metafísica correspondía solo a una etapa adolescente de la humanidad.
La Crisis de la Ciencia y la Crítica Filosófica
A principios del siglo XX, el positivismo y la ciencia entraron en crisis. A finales del XIX, Mach y Hertz ya habían reconocido límites a la ciencia, abriendo más terreno para la filosofía. Las nuevas teorías, como la relatividad y la cuántica, hicieron temblar los sólidos cimientos de la ciencia clásica.
Un ataque muy furibundo contra el positivismo provino del filósofo Edmund Husserl, quien hizo ver sus contradicciones y peligros. Husserl argumentaba que el positivismo «nos roba el mundo de la vida» y lo sustituye por el abstracto de la ciencia. Al no tener en cuenta sino los hechos, ignora lo que más importa al hombre.
La Vigencia de las Cuestiones Supremas
Actualmente, superado el positivismo, los científicos no pretenden poseer la verdad y menos aún «toda la verdad». Quedan esas cuestiones que «desbordan el mundo en cuanto universo de los meros hechos», es decir, las cuestiones supremas y últimas.
Estas cuestiones no son sin sentido; solo carecen de sentido para la ciencia, pero no para el hombre. La ciencia exige, pues, una reflexión que vaya más allá de la misma ciencia. Sin embargo, esto no quiere decir que la filosofía actual pueda volver a sus orígenes y reconstruir alegremente la metafísica. Las críticas fundamentales de Hume, Kant y el positivismo no pueden ser ignoradas.