La Naturaleza del Ser Humano: Perspectivas Filosóficas y su Profunda Definición

La Esencia del Ser Humano: Una Exploración Filosófica

Según la Filosofía, el ser humano, considerado como individuo, es una unidad indivisible, dotada de alma y espíritu, cuya mente funciona de manera racional. Posee conciencia de sí mismo, capacidad para reflexionar sobre su propia existencia —pasado, presente y futuro—, así como para discernir entre aquello que, en una escala de valores, se le presenta como lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, o lo justo y lo injusto.

El Hombre como Objeto de Estudio Filosófico

El hombre es, en filosofía, el objeto de estudio de la antropología filosófica. Incluso puede afirmarse, siguiendo las clásicas preguntas de Kant, que es el objeto mismo de la filosofía. La pregunta «¿Qué es el hombre?» compendia el sentido de las otras tres: «¿Qué puedo saber?, ¿Qué debo hacer?, ¿Qué puedo esperar?»

La definición clásica de hombre como «animal racional», que arranca de la antigüedad y que Aristóteles sanciona con la expresión griega «ser dotado de lenguaje» (ζῷον λόγον ἔχον), aunque siempre aceptada y parcialmente exacta, no expresa, por su estrechez, algunas de las características esenciales que la antropología filosófica atribuye al hombre: su historicidad, por ejemplo, y la percepción de que definir lo que es el hombre no puede hacerse cerrando su significado.

Perspectivas Históricas sobre la Definición del Ser Humano

A lo largo de la historia del pensamiento, diversas corrientes y filósofos han intentado definir al ser humano:

  • Para los presocráticos, el hombre en su aspecto subjetivo es el sujeto cognoscente, voluntario o moral, y en su aspecto objetivo, una porción del cosmos.
  • Platón lo definía, de forma jocosa, como un bípedo implume.
  • Para Aristóteles, el hombre es un animal político, un animal que habla.
  • Los estoicos y luego los escolásticos pensaban que el hombre es un animal razonable.
  • Para Rabelais, el hombre es un ser que ríe.
  • Para Descartes, un ser que piensa.
  • Para Kant, un ser que juzga.
  • Para Marx, un ser que trabaja.
  • Y para Bergson, un ser que crea.

La Complejidad de la Definición Humana

Estas definiciones son limitadas porque no logran abarcar la realidad humana con fidelidad ni con justicia, ya que el hombre no se puede definir por lo que hace, sino por lo que es.

Diderot intentó dar una definición del hombre, describiéndolo como alguien que siente, que puede reflexionar y pensar, que evidencia cierta superioridad con respecto a los demás animales que domina. Es un ser social, con capacidad para inventar el arte y las ciencias, que puede ser malo o bueno, que vive organizado, que tiene una cultura, leyes, normas, etc. Sin embargo, Diderot también reconoce que una definición no puede abarcar completamente lo que el hombre es.

Para conocer los derechos que tiene el hombre, se necesita un criterio específico que lo identifique, pero este no reside ni en sus logros ni en sus fracasos. El hombre es, ante todo, una especie animal: un mamífero que pertenece al orden de los primates, a la familia de los homínidos, al género Homo, a la especie sapiens, nacido de un varón y de una mujer, con derechos y obligaciones inherentes a su condición.

La Condición Humana: Valor, Virtud y Responsabilidad

El hombre es un hecho y una especie que puede convertirse en valor y en virtud. Montaigne decía que todo hombre tiene la forma entera de la condición humana, y ninguno carece de ella. El hombre nace hombre y se convierte en un ser humano; recibe su humanidad, no la crea, es algo natural más que cultural.

Si el hombre recibe su filiación por ser engendrado antes que por su esencia, la construcción de un ser humano de probeta, sin filiación, podría convertirlo en algo diferente, y modificar la especie humana sería perder al hombre. El hombre no es Dios, y solo será plenamente humano si acepta su condición para no ser su propia destrucción.

La humanidad es una especie animal, pero tiene ciertos valores, deberes y obligaciones con respecto a otros de su misma especie: una moral. El incumplimiento de estos derechos y obligaciones supone violencia, sometimiento, explotación, opresión, falta de libertad y dignidad humana.

La Preservación de la Humanidad

Séneca decía que el hombre es sagrado para el hombre, no porque sea Dios, sino porque es hombre, y eso es suficiente. El hombre no es causa de sí mismo; es el resultado de una historia personal que forma su voluntad.

Sartre decía que el hombre está condenado a inventarse a sí mismo, pero no desde la nada. El hombre, decía Spinoza, forma parte de la naturaleza y sigue su orden aunque parezca lo contrario; forma parte de la historia que él mismo construye y que lo hace a él; forma parte de una sociedad, de una época, de una civilización.

Es un animal que sabe que va a morir, que tiene impulsos, pasiones, fantasmas, iras, y tanta violencia, tanto miedo, tantos deseos que lo hacen peligroso para él mismo, para los demás y para el mundo. La humanidad es una especie que hay que preservar y valorar, porque también ha hecho posible la civilización, el desarrollo del espíritu, de las ciencias y de la historia.

De la humanidad depende, al menos, que el hombre sea humano, que se eleve por encima de sí mismo y que mantenga su dignidad, evitando naufragar en la indignidad.

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