La Democracia Ateniense y el Surgimiento de los Sofistas
En el siglo VI a.C., los griegos poseían un régimen que permitía la participación política de un gran número de ciudadanos. Sin embargo, tras las Guerras Médicas, el derecho a la participación política se extendió a la totalidad de los ciudadanos libres (excluyendo esclavos, mujeres y extranjeros).
La nobleza ateniense, incapaz de soportar con sus propias fuerzas el ataque del numeroso ejército persa, se vio obligada a solicitar la intervención de las clases populares. Esta expansión de la participación ciudadana propició la aparición de determinados pensadores especializados en la enseñanza de la retórica y la dialéctica: los Sofistas.
Con la democracia, la dirección de los asuntos del gobierno en Atenas descansaba de modo decisivo en las asambleas públicas, donde podían intervenir todos los ciudadanos. En esta situación, cobró una importancia esencial la oratoria política y los debates públicos.
En este sentido, los sofistas, más que enseñar a defender la verdad absoluta, enseñaban a desenvolverse en la vida política, a rebatir las opiniones del adversario y a hacer valer los propios puntos de vista, lo que los convirtió en figuras clave para la formación de los ciudadanos en la nueva Atenas democrática.
El Método Socrático: Diálogo y Búsqueda de la Verdad
Sócrates defendió el carácter innato del conocimiento. Para él, el verdadero conocimiento consistía en sacar a la luz esas ideas, es decir, en hacerlas conscientes. Sócrates no enseñaba nada directamente, sino que se limitaba a ayudar a sus discípulos a encontrar las verdades que previamente se hallaban en sí mismos, en el interior de su alma. Para Sócrates, conocer consistía en recordar.
El método adecuado para llevar a cabo esta tarea radicaba en un procedimiento inductivo en virtud del cual, mediante el diálogo, se iba avanzando en el proceso cognoscitivo. Así, se pasaba, poco a poco, de la pluralidad a la unidad, de los conocimientos aparentes, las creencias ingenuas y los prejuicios cotidianos al conocimiento exacto y preciso.
Mediante el concepto universal, que nos da la esencia común a todas las cosas de una misma especie, conseguimos conocer aquello que hace que las cosas sean lo que son.
Fases del Diálogo Socrático:
- Refutación: Consiste en hacer ver a los interlocutores que los conocimientos que ellos tenían por ciertos e indudables no son tales. Mediante ciertas preguntas precisas, Sócrates les hacía cobrar conciencia de su ignorancia, conduciendo a su interlocutor a una situación aporética (de perplejidad o callejón sin salida).
- Mayéutica: A través de este procedimiento, una vez eliminadas las falsas opiniones, los propios interlocutores, continuando con el diálogo, podían encontrar en sí mismos la verdad universal, es decir, la auténtica verdad.
El Intelectualismo Moral Socrático y sus Críticas
Entre todas las verdades y entre todos los conocimientos universales, los que más interesaban a Sócrates eran los morales, es decir, aquellos mediante los cuales podíamos ordenar nuestra conducta y averiguar nuestras obligaciones y nuestros derechos.
A este respecto, la posición de Sócrates puede resultarnos paradójica, pues según su opinión, «nadie hace el mal queriendo».
El intelectualismo moral socrático consiste en identificar el bien con el saber y el mal con la ignorancia; el bueno con el sabio y el ignorante con el malo. Según Sócrates, en lugar de castigar a quienes obran mal, lo que se debe hacer es educarlos, ya que identifica el saber con la virtud y el mal con la ignorancia.
Críticas al Intelectualismo Moral:
Sin embargo, esta postura ha recibido críticas significativas. El hecho de saber qué es el bien no siempre significa que actuemos conforme a él, porque existen muchas pasiones, ciertos egoísmos y algunas tendencias instintivas que pueden llevar a las personas a obrar en contra de su propio conocimiento. Aunque Sócrates tiene razón en que debemos saber en qué consiste el bien para que sea más fácil practicarlo, la voluntad y las emociones juegan un papel crucial en la conducta humana que su teoría no aborda completamente.
Contexto Filosófico: De los Presocráticos a Platón
En el primer período del pensamiento griego, los filósofos presocráticos trataron de determinar el ser de la naturaleza y el modo de conocerla. Esta pretensión fue criticada por otro grupo de pensadores, los sofistas, que sostenían que resultaba imposible conocer la naturaleza de forma absoluta, inclinándose hacia el relativismo y el escepticismo.
Platón reaccionó ante este escepticismo y sostuvo que era posible alcanzar la verdad. Para conseguirlo, argumentó que hay que ir más allá de los datos que nos ofrecen los sentidos, porque lo que percibimos a través de ellos son solo las apariencias. Según Platón, existe un Mundo de las Ideas más allá del nuestro, al que pertenece también nuestra alma y donde reina el Bien.
Para sostener esta tesis, Platón diseñó una metafísica donde se distingue entre el mundo inteligible o Mundo de las Ideas y el mundo sensible o mundo de las apariencias. A partir de esta distinción, elaboró una compleja teoría del conocimiento.
Finalmente, formuló una concepción del ser humano donde mantuvo que este está formado por un alma inmortal y un cuerpo mortal. De acuerdo con dichas teorías, desarrolló una doctrina ética fundamentada en la justicia, así como una concepción política en la que propuso una determinada forma de organización social ideal.